Carta a los estudiantes que han suspendido alguna asignatura

Seguramente, muchos de vosotros hayáis visto ya el video «motivador» de un profesor de Lengua y Literatura de Secundaria que se ha hecho muy famoso por las redes sociales y el mundo de Internet. El discurso del docente va dirigido a los estudiantes que han suspendido alguna asignatura y que ha causado multitud de opiniones: hay personas que han aplaudido su forma de pensar y otras en cambio, han demostrado su mayor descontento e impotencia.

A través del blog Madres Hoy, he podido expresar mi opinión acerca del no tan motivador (para mí) discurso que el profesor manda a los alumnos que han sacado menos de un cinco en alguna materia y se ha visto reflejado en el boletín de notas. Obviamente, no tengo la verdad absoluta y la siguiente carta es solo un fragmento de mis pensamientos y de mi manera de ver la educación (ni mucho menos intento aleccionar ni dar consejos a nadie).

Queridos estudiantes,

Tenéis que saber una cosa: el sistema educativo que tenemos en España es injusto y obsoleto. Posiblemente, algunos de vosotros os levantéis cada día sin ganas de ir al instituto y lo hagáis por obligación. Posiblemente, sintáis que no estáis aprendiendo nada, que algunos de vuestros profesores únicamente se dedican a leer los libros de texto, a mandar deberes y no os inspiran ni emocionan en absoluto.

Sé que ir a clase os puede resultar repetitivo y rutinario. Y entiendo perfectamente que tengáis esa sensación de frustración, decepción y confusión. No son tiempos fáciles para la educación (dicen los expertos que está en fase de cambio aunque yo todavía no he visto nada significativo). Muchos docentes han sido despedidos de su trabajo por los recortes y los que han seguido en los centros intentan enseñar a más de veinticinco estudiantes a la vez. Es algo complicado, sí.

Os explico esto para que podáis poneros en el lugar de vuestros profesores. Para que los comprendáis un poco mejor cada día y para que valoréis la responsabilidad que tienen y su trabajo. Quizás estéis pensando que lo que os digo suena a «excusa barata» y que los docentes pueden enseñar de forma diferente y tener más cercanía con vosotros los estudiantes. No os falta razón en lo segundo: sí, hay profesores que no deberían estar en las aulas y sin embargo, ahí están.

No sé si habréis suspendido alguna asignatura o no. Pero si es el caso, me gustaría deciros una cosa que en su día me transmitió mi madre: «no os olvidéis nunca de que sois personas antes que números». ¿Qué quiero decir con esto? Que un suspenso no es el fin del mundo. No es algo devastador. Pero desgraciadamente, hay padres y profesores que se obsesionan con las calificaciones que finalmente os ponen en el boletín de notas.

Habéis suspendido, vale. Pero no creo que todos los estudiantes que habéis sacado menos de un cuatro sea por falta de ganas, esfuerzo o compromiso. ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué estudiáis? ¿Por qué vais al instituto todos los días si casi siempre hacéis lo mismo? Siento deciros que no tengo una respuesta a vuestras preguntas. Lo que sí os puedo decir es que la cultura y el conocimiento no se adquiere únicamente en el instituto.

La cultura y el conocimiento se pueden adquirir de cualquier parte: del cine, del teatro, de los libros, de vuestros padres, de vuestros abuelos, de Internet e incluso del conductor de un autobús. Por eso, y me lanzo a la piscina para daros un consejo: no os quedéis nunca solo con lo que transmite el profesor. No penséis que sus apuntes son más que suficientes para aprobar. Tenéis que ir más allá. Y lo tenéis que hacer porque algunos profesores no lo harán por vosotros.

Investigad, preguntad, curiosead, iniciad un debate con vuestras familias o amigos sobre algo que habéis leído en un libro o sobre un hecho histórico que habéis visto en Internet. Convertiros en los protagonistas de vuestro propio aprendizaje y asimilad todo lo que hayáis leído, todo lo que hayáis hablado y todo lo que hayáis investigado. Eso es conocimiento. No os limitéis a estudiar de memoria todos los folios que os han pasado los profesores. Leedlos y luego empezad vuestra propia aventura hacia el aprendizaje.


Para mí, el fin de la educación es hacer libre a las personas. La educación debería fomentar la capacidad de análisis, el pensamiento crítico, las ideas, la creatividad y el debate. Pero sí, queridos estudiantes, como os podéis imaginar no siempre lo hace. Por eso, tenéis que ser vosotros los que desarrolléis por vuestra cuenta esos conceptos. No os quedéis con lo fácil y lo sencillo. Esforzaros por aprender cosas nuevas cada día y no os dejéis vencer por el desánimo de un sistema educativo que no quiere ampliar horizontes.

Sé que os queda poco para volver a las aulas. Y os voy a pedir un pequeño favor: no os quedéis callados si algo os parece mal (incluso si lo dice el profesor). Hablad siempre con respeto pero no agachéis la cabeza, no os quedéis con los brazos cruzados, no os quedéis con vuestras ideas en la cabeza por miedo a que os castiguen. No forméis parte del ya famoso «rebaño de ovejas» que caracteriza a una parte de la sociedad. No tengáis miedo a decir lo que pensáis, estudiantes.

Trabajad, esforzaros y aprended. Pero no para agradar a vuestros profesores y padres sino a vosotros mismos. Para sentiros orgullosos, para demostraros lo capaces que sois, lo mucho que valéis y el potencial que teníais oculto. Algunos de vosotros habréis suspendido, sí. Pero yo también lo hice en secundaria, en bachillerato y en la universidad. Y aquí estoy, no se ha acabado el mundo ni soy peor estudiante por eso. Así que… coged fuerzas y adelante, estudiantes. Vosotros sois los que vais a cambiar el mundo.


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