El efecto Pigmalión y las consecuencias en los niños

desnudez familia

Efecto Pigmalión (profecía autocumplida) ocurre normalmente en la vida de muchas personas, y muchas de ellas ni se dan ni cuenta. También ocure en la vida de los niños… y es que parece que los padres no son conscientes de cómo las profecías autocomplidas pueden hacer daño a los hijos. Las expectativas de los adultos pueden causar graves consecuencias en el desarrollo de los pequeños, tanto a corto como a medio o largo plazo.

Quizá nunca te habías parado a pensar cómo las expectativas que tienes hacia tus hijos les pueden afectar tanto positiva como negativamente. En muchas ocasiones esas expectativas son bastante inconscientes por lo que quizá es hora de verlo diferente.

Si tienes un hijo que nunca ha sido bueno en matemáticas y siempre le has dejado claro que no tiene muchas cualidades en éste ámbito, de forma involuntaria le estarás influyendo de forma directa en el rendimiento de tu hijo en matemáticas -o en cualquier otro ámbito-. El Efecto Pigmalión son las profecías autocumplidas, cuando piensas algo y esto, se cumple. Esto puede ser beneficioso o no para tus hijos, pero, ¿cómo afecta realmente a los hijos esto?

Las consecuencias negativas

Los padres es posible que no sepan la gravedad de decirle a los hijos cosas como:

  • Eres muy tímido y por eso no tienes amigos
  • Eres tonto, ¿cómo no te das cuenta de eso?
  • Calla, pesado
  • No hagas eso, eres un niño muy malo
  • Sacas malas notas porque eres un vago

Son palabras que se van marcando en el interior de los niños y les dicta cómo deben ser, porque los adultos les están diciendo claramente cómo son… aunque no sean así. Con esto queremos decir que con estas profecías autocumplidas, un niño que le llaman ‘malo’ se comportará de esa manera porque las personas que más quiere en este mundo le están diciendo que es así: sus padres o adultos de referencia.

Problemas familiares Muchos adolescentes y preadolescentes sufren estrés debido a problemas familiares, como divorcio o separación de sus padres, pérdida de un ser querido, padres en paro o discusiones entre los miembros de la familia, por mencionar algunos.  En estos casos es importante que hables con tu hijos, que le expliques lo que ocurre y que le ayudes a expresar sus sentimientos. Tu hijo debe sentirse querido y seguro a pesar de las circunstancias. Por otra parte, no dudes en acudir a un psicólogo o terapeuta si observas que tu hijo no encaja bien las situaciones familiares. 

Lo que se piensa y lo que se dice afecta directamente a los niños aunque en ocasiones, los padres no sean plenamente conscientes de que están juzgando y etiquetando a los hijos cada día. Cuando esto ocurre se está condicionando el comportamiento de los niños y también, se está dejando una mancha oscura en su corazón que puede doler durante muchos años.

Cuando los padres o adultos de referencia de los niños pronuncian expectativas o prejuicios durante las comunicaciones con los niños sin tener en cuenta los sentimientos que les puede generar en su interior. Esos sentimientos siempre generarán un comportamiento que puede ser positivo o negativo dependiendo de la emoción que se haya despertado en el interior del niño. Si llamas a un niño ‘pesado’, ‘tonto’, ‘gordo’… ¿crees que los sentimientos que esté generando serán positivos? Exacto, nosotros tampoco lo creemos, porque somos lo que pensamos.

Prestar atención a la forma de expresarnos

Resulta de primordial importancia que los adultos empecemos a tomar conciencia de esto y que no solo nos fijemos en lo que decimos sino también en cómo lo decimos. Tanto si tienes hijos pequeños o adolescentes, es muy importante que midas la forma en la que te expresas cuando estás hablando con ellos y quieres transmitir tus ideas, sobre todo cuando quieres hablar sobre cosas que afectan a su propia forma de ser, actuar o de pensar.

Los niños y adolescentes están en pleno desarrollo y son muy vulnerables al entorno y lo que se les dice les influencia directamente, tanto que puede formar parte de su personalidad. Las palabras que les dicen pueden formar o desformar su confianza o autoestima. El poder de las palabras y de las expectativas en el desarrollo de los niños es mucho más fuerte de lo que te puedas imaginar, sobre todo en estas etapas donde los niños están en pleno desarrollo psico-emocional y físico.


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La importancia del entorno en el desarrollo

No podemos olvidar que una persona empieza a desarrollar un concepto de sí mismo en función de lo que los demás piensan de él o ella, y para que se forma con mayor fuerza en la infancia ya que es cuando los niños se están desarrollando y son más vulnerables a los pensamientos de los otros. Un niño irá formando su autoconcepto dependiendo de las valoraciones que reciben de sus padres o adultos de referencia. 

Si desde pequeño le consideran incapaz de hacer las cosas por sí mismo, no sentirá la necesidad de esforzarse por conseguirlo. Si le dicen que es un niño malo, ¿por qué tendría que comportarse bien si la atención la recibe siendo ‘malo’? Esto no significa que un niño no tenga capacidad de hacer las cosas bien, sino que ha aprendido a creer que no es capaz de hacerlo, y no es necesario ni que lo intente.

Cómo usar el Efecto Pigmalión en beneficio de los hijos

Pero no todo tiene negativo con el Efecto Pigmalión y es que también puedes utilizarlo a favor de tus hijos. En lugar de pensar que tu hijo no es capaz de hacer algo, ayúdale a superarse a sí mismo. Hazle descubrir sus potenciales y sus habilidades en lugar de enseñarle la parte negativa de sus habilidades. Procura que tenga más confianza en sí mismo/a y verás cómo tanto su rendimiento y autoestima aumentará. 

Recuerda que no se trata de decir cosas que no son o de mentirle acerca de sus capacidades expresando que es capaz de hacer más cosas de las que en realidad puede (esto le causaría frustración), Lo que es importante es crear un ambiente de motivación y superación para potenciar el esfuerzo en mejorarse a uno mismo. Deberás prestar atención a sus avances para que sea capaz de ver sus logros y de que es capaz de superarse si realmente quiere hacerlo y se esfuerza -en cualquier ámbito, tanto emocional como académico-.

Si crees en tu hijo, él también creerá en sí mismo. Y las cosas que puede conseguir y cómo puede mejorar su comportamiento puede ser increíble. Acepta y respeta a tu hijo tal y cómo es, reconoce sus posibilidades pero también sus limitaciones. 


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