Exceso de deberes: niños estresados y familias preocupadas ¿qué podemos hacer?

Unhappy caucasian schoolgirl at her desk, near a stack of books

El exceso de deberes es una realidad de la que se quejan cada vez más familias. Hace cuatro meses, y solo a modo de ejemplo, una madre alcanzó cerca de 100.000 firmas en su petición a través de la plataforma «Change. org». Su mensaje era claro y rotundo: los niños y niñas de entre 6 y 12 años no deberían tener deberes para llevarse a casa. Durante las horas lectivas ya se llevan a cabo las suficientes tareas como para que tener que alargar aún más sus jornadas.

Si lo pensamos bien, nuestros hijos tienen ya horarios de «adulto». Son incapaces de desconectar de las tareas del aula, se limita su tiempo de ocio, los deberes erosionan su infancia ante una presión excesiva que les obliga a llegar con el tiempo justo a la cama, sin haber disfrutado de unas horas de ocio, o simple descanso. Se «olvidan» de ser niños para ser personas afectadas por el «multitasking» o el multiprocesamiento, una dimensión cuyos efectos tiene sus graves consecuencias en el cerebro infantil. Te hablamos sobre ello en «Madres Hoy».

Deberes en exceso, cuando cruzamos el límite de lo pedagógico

Parece que hemos llegado a un punto en que a muchas instituciones escolares se les olvida un aspecto vital: los niños necesitan jugar para crecer. Ahora bien, a día de hoy la mayoría de centros y sus maestros conciben el estudio y el trabajo escolar como una prioridad que debe alargarse más allá de las horas lectivas.

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El problema actual que viven muchos niños sería, a grandes rasgos, los siguientes.

  • No sienten una desconexión entre el aula y el hogar. Los dos escenarios se convierten en espacios donde alcanzar unos objetivos, cumplir unas tareas y sentir la ansiedad de que muchas veces, no pueden cumplir lo que se les pide.
  • La agenda de los niños apenas se diferencia mucho de la de un adulto. En ocasiones, muchos padres y madres se sorprenden ante el hecho de que todas las asignaturas establecen un número determinado de deberes.
  • No existe un consenso y un acuerdo entre diferentes áreas curriculares a la hora de regular o de dar prioridad a un tipo de deberes en concreto. El área de música pauta sus deberes, al igual que la de plástica, sociales, lengua e informática.
  • Acabar las clases supone para muchos niños, iniciar otras actividades extraescolares. Si a ello le sumamos el tema de los deberes, el nivel de estrés al que pueden llegar a caer es preocupante.
  • Las familias se convierten en ese apoyo indispensable a la hora de realizar los deberes. Supervisan, atienden y ayudan. Es pues «una obligación» que en muchos puede llegar a sobrepasarnos. De hecho, el estrés familiar a causa del exceso de deberes es algo muy común en nuestra sociedad.

Consecuencias para el niño de los deberes en exceso

Francesco Tonucci, uno de los psicopedagogos más interesantes de nuestra actualidad, lo tiene claro: los deberes son una equivocación pedagógica y un abuso. ¿La razón? La realidad es que no siempre se consiguen los objetivos que buscan.

  • Los deberes serían útiles para aquellos alumnos con problemas de aprendizaje o que necesitan reforzar las áreas instrumentales. Ahora bien, en muchos casos este alumnado también necesita ayuda en casa para cumplirlos, y no todas las familias disponen de tiempo o no son capaces de ofrecer el apoyo que el niño necesita. 
  • Los niños que sufren exceso de deberes a lo largo de Primaria, pierden su infancia. Nuestros hijos necesitan el juego para aprender y crecer, más allá de las horas lectivas un niño debería tener como deberes «acumular experiencias, sensaciones y emociones positivas».
  • En la actualidad, lo único que sus cerebros integran es el estrés de alcanzar unos objetivos: hacer esos problemas, esas multiplicaciones, hacer esa redacción, hacer los esquemas de sociales y responder las preguntas de naturales… Tras esto, solo le quedará tiempo para cenar, y en muchos casos, dormir mal porque no han podido responderlo todo.
  • Hemos de tener en cuenta que las estructuras neuronales de los niños están madurando en estas primeras etapas tan importantes. Permitir que un niño crezca con la misma presión que un adulto, genera problemas de ansiedad, falta de atención y problemas de gestión emocional. Hay que tenerlo en cuenta.

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¿Deberes sí o deberes no?

Los deberes son convenientes pero siempre en su justa medida y orientados a un fin: a reforzar las áreas de aprendizaje, en especial las instrumentales, pero sin vetar los instantes de ocio y crecimiento del niño fuera del aula.

En el 2012 la OCDE (Organización Europea para la Cooperación Económica) realizó un interesante estudio sobre el tema de los deberes llegando a estas conclusiones:


  • España, después de Rusia y Polonia, son los países que más deberes ponen a los alumnos de entre 6 y 12 años (más de 6,5 horas a la semana en muchos casos).
  • A mayor carga de deberes, mayor rechazo por parte de los niños. A ello, se le suma el apoyo de los padres y madres que lidian ante el cansancio y -hastío- de los niños para que cumplan sus tareas. Poco a poco se cae en un círculo de estrés y malestar.
  • La Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (Ceapa), está en contra de los deberes y denuncia que se han convertido «en una prolongación de la jornada escolar».

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Posibles soluciones

Necesitamos por encima de todo, un consenso entre los organismos educativos donde maestros, profesores, psicólogos y las asociaciones de madres y padres lleguen a un acuerdo lógico y ante todo, pedagógico.

Los ejes sobre los que deberíamos reflexionar serían los siguientes:

  • Los deberes no deben ser un sustituto de las tareas de clase, sino un complemento para reforzar lo aprendido enfocado de otra forma más lúdica, más interesante.
  • Cuando un niño ve su agenda llena de deberes automáticamente se estresa y decae la motivación y el interés. Los deberes no deberían ser nunca una fuente de estrés o angustia.
  • Los deberes deberían tener como finalidad reforzar lo aprendido, ayudar al niño a entrenarse en el esfuerzo, la organización y la planificación del tiempo. Ahora bien, todo ello se puede lograr siempre y cuando las tareas sean ATRACTIVAS Y MOTIVANTES.
  • Una idea a tener en cuenta, y que ya realizan otros países europeos, es hacer uso de los «proyectos de investigación» como forma de deber. Se le plantea al niño la investigación de un tema. Ese tema puede integrar todas las áreas del currículum. Algo así puede hacer que aumente su interés, que sea autónomo a la hora de buscar información y que se vea a sí mismo como AGENTE ACTIVO de su aprendizaje.

Los deberes que traen nuestros niños hoy en día lo único que generan es dependencia de la familia para realizarlos, frustración, baja autoestima y un alto nivel de estrés. Es necesario que reformulemos este aspecto. El exceso de deberes no es pedagógico, sino que afecta a la propia salud del niño ( y a sus familias).


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