Algunas ideas erróneas sobre el sueño infantil

El sueño de los peques a veces supone un quebradero de cabeza para sus padres, sin embargo, antes de considerar las dificultades que vuestros hijos presentan (en apariencia) es importante tener en cuenta que en otras culturas diferentes a la occidental, no existe conflicto de intereses entre las necesidades de bebés o niños, y las del adulto, ¿por qué en la nuestra sí?

Como afirmaba María Berrozpe, la sociedad actual impone condiciones de sueño poco acordes con su naturaleza, puesto que los bebés son secundariamente altriciales, mamíferos y primates. ¿Nos paramos a pensar en las consecuencias de intentar que se adapten a un ritmo de vida que se aleja de su propia biología? No es la primera vez que hablamos sobre sueño infantil, pero he querido desmitificar algunas ideas erróneas, que se dan por válidas.

La llamada “arquitectura” del sueño, evoluciona desde el nacimiento, pero es una gran desconocida, incluso para muchos de los profesionales que se dedican a la infancia: no duerme igual un bebé que un adolescente…

Cuando obligamos a que duerman solos, contradecimos su desarrollo cerebral, y anteponemos un estilo de vida en el que puede que no creamos, a las necesidades del bebé, igual ocurre cuando nos negamos a que duerman en brazos, pues se sabe que necesitan estar en contacto continuo con la madre, o con la cuidadora de referencia. Otra cosa es que se desaconseja que el bebé y el adulto se duerman uno a brazos del otro mientras reposan en la butaca (¡se te puede resbalar del regazo!).

Algunas de las ideas erróneas se nos han transmitido sobre el sueño infantil.

Los hermanos no deberían dormir juntos.

Desconozco qué tipo de fundamento sostiene tal afirmación, pero es de sentido común que si ellos quieren compartir espacio, no hay nada de malo en que sea así. Además así pueden reforzar su unión, compartir anécdotas del día, reír o leerse cuentos entre ellos.

No dejes que duerman siesta porque no tendrán sueño por la noche.

A partir de una edad el bebé / niño, ya no va a querer dormir la siesta tras la comida, pero antes… ¿por qué deberíamos impedir que caigan dormidos? Otra cosa es intentar que las siestas tengan una duración concreta, siempre que se procure un despertar agradable. Claro está que si solo hay un par de horas entre el despertar y la hora de dormir, puede que cueste conciliar el sueño, aunque para eso están las rutinas.

A dormir delante de la televisión, que eso relaja.

Y quién dice la tv, dice la tablet: no es posible conciliar bien el sueño con ese estímulo, ya que incita a la actividad cerebral y no ayuda a crear un ambiente tranquilo, que es de lo que se trata.

El colecho es perjudicial.

En realidad no lo es, aunque puede que no desees colechar por algún motivo, pero en ese caso, deberías asegurarte de atender al bebé o niño si te reclama en sus despertares. Ten en cuenta que los métodos de “adiestramiento” consistentes en dejar llorar para que se acostumbren, son crueles y están desaconsejados.

Dormir solos y a oscuras.

No sé… cada familia tiene sus costumbres, pero piensa en los niños, y piensa en que quizás tú has pasado buena parte de tu vida durmiendo en compañía (padres, hermanos, amigas, novios, primas, tu actual pareja,…). Respecto a la oscuridad total, una luz muy intensa y directa no ayuda al sueño, eso está claro, pero hay otras fórmulas.


Que se cansen, así dormirán mejor.

O llegarán a la hora de marcharse a la cama en estado de hiper excitabilidad, que será lo más probable. Los peques tienen que jugar (mucho a poder ser), pero los ritmos biológicos también incitan al descanso cuando hay poca luz, quizás es el momento de proponerles actividades más tranquilas.

¿Adolescentes en casa? ¡A las 9 a la cama que mañana hay clase!

Eso no funciona así, en este post lo explicábamos, pero resumiendo os diré que la arquitectura del sueño en estas edades se construye a partir de cambios hormonales que provocan una serie de modificaciones. Puede que tu hija de 14 no tenga sueño a las 10 de la noche, no lo hace por rebeldía, es normal a esa edad, otra cosa es que para que se entretengan, permitamos el uso de dispositivos a ciertas horas. Forzar el sueño es tan absurdo como querer impedir que un bebé no haga siesta.

Mencionar por último que “educar” en el sueño es erróneo, ya que el sueño es un proceso que forma parte de nuestra biología, todas y todos acabamos aprendiendo solitos a dormir, aunque nadie nos enseñara. Quizás las familias nos debamos enfocar más en las condiciones de sueño, en permanecer junto a los niños (leyéndoles, haciéndoles un rato de compañía, etc.) en evitar interferencias, …


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