Malestar durante el primer trimestre de embarazo: es lo natural

Molestias embarazo

No me gusta hablar sobre las ‘molestias’ del embarazo en estos términos, porque considero que es una etapa muy bonita de la vida que deberíamos vivir plenamente, puesto tan solo dura nueve meses, y por largos que se te hagan, una vez tienes al bebé en brazos ya pasó. Prefiero referirme a determinados síntomas como malestares, naturales en tanto la mujer está gestando, lo cual implica muchos cambios a nivel celular y corporal; es decir, la mayoría de ellos son debidos a las hormonas.

Los malestares más frecuentes durante el primer trimestre, son náuseas, mareos, somnolencia, dolor en los pechos, hinchazón, aumento en la salivación, y molestias uterinas. En cierta forma algunos de ellos se podrían confundir con el síndrome premenstrual, al menos hasta que se tiene la confirmación del embarazo; aunque hay mujeres a las que no les hace falta ningún test, pues intuyen certeramente que un bebé ‘está de camino’. Sabes que si estás intentando quedarte embarazada, comprarás un test de la farmacia ante la primera falta, sin embargo, conviene tener paciencia, especialmente si tus reglas no son regulares. Probablemente antes de saberlo cierto, te surjan dudas pues esos dolores en el bajo vientre te hagan sospechar de la menstruación, relájate y – sobre todo – empieza a cuidarte muy en serio.

Otras sensaciones o síntomas que puedes sentir son congestión nasal, dolores de cabeza, más apetito, o cambios de humor

Cansancio y somnolencia

Entre la semana 0 y las semana 12 de un embarazo, se suceden tantos cambios corporales y divisiones celulares, además de la formación del bebé, que resultaría extraño que todo ello no repercutiera en una sensación evidente de fatiga. Es uno de los síntomas que no desaparecerá conforme progrese el embarazo, puesto que meses más tarde, el aumento del volumen de la barriga de mamá, y los movimientos del bebé, también provocan cierta sensación de fatiga.

Si tu cuerpo te pide descansar, hazle caso, seguro que encuentras muchas oportunidades para tumbarte en el sillón, e incluso dormir una breve siesta. Piensa, además, que si eres primeriza, hay muchas probabilidades de que tras el parto te sea casi imposible dormir como venías haciéndolo antes de quedarte embarazada, así que busca oportunidades para descansar.

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Náuseas y vómitos

No todas las embarazadas los sufren, y tampoco todas las que se enfrentan a las náuseas, las tienen con la misma intensidad. Puede suceder a cualquier hora del día, aunque son más frecuentes por la mañana. He leído que la mitad de las embarazadas tiene náuseas, convertidas muchas veces en vómitos. Nuevamente la responsabilidad es de las hormonas, porque se atribuye a la elevación progesterona y gonadotropina coriónica, este tipo de malestares.

Si te ocurre deberás fraccionar las comidas, y comer con más frecuencia, sin aumentar las cantidades; sirve también beber mucha agua y evitar alimentos muy grasos, condimentados o fritos. Durante el embarazo, la alimentación deberá ser muy equilibrada, aumentando el aporte de frutas y verduras frescas para mejorar tu energía; y procura aportar a tu organismo carbohidratos simples a fin de combatir estas náuseas. Si se presentan mientras aun estás en la cama por la mañana, puedes tener a mano alguna galleta, e ingiérela masticando bien mientras te desperezas sentada en la cama.

Dolor en los pechos e hinchazón

Además del dolor, podrás acusar mucha sensibilidad en los pechos, debido a las glándulas mamarias y (nuevamente) a las hormonas. El organismo se prepara para la llegada del bebé, y los pechos también experimentan cambios, puesto que de forma natural, serán los responsables de alimentar al recién nacido. Su aspecto también cambia: más suaves, con la areola más oscura y cubierta de granitos,..

Los pechos se hinchan, y en general otras partes del cuerpo también, y no sólo porque te crecerá la tripa conforme se distienda el útero, sino que estos estiramientos musculares provocan congestión de líquidos corporales. Es lógico pensar que necesitarás alguna talla más de ropa, así como – probablemente – sujetadores más grandes y cómodos.


El embarazo no es una enfermedad, y debes ver todos estos cambios como naturales, aunque para quedarte más tranquila, puedes consultar a tu matrona. No tienes que hacer nada respecto de tus cambios de humor, más que ser consciente; y si te notas muy congestionada, puedes higienizar las fosas nasales con suero fisiológico. Recuerda cuidarte mucho y no recurrir a medicamentos en ninguna presentación, excepto por prescripción del médico.

Para finalizar, debo resaltar que si te acabas de quedar embarazada y manifiestas alguno de los malestares que te he mencionado, no te debes preocupar en absoluto, imagino que en esto coincidirás conmigo, porque el deseo de conocer a tu bebé, convierte las molestias en simples sensaciones diferentes. Aunque también es posible que apenas notes ningún cambio, en ese caso te podrás permitir disfrutar quizás un poquito más de tu estado.


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