¿Quién protege a las niñas (y a los niños) que son víctimas de abusos sexuales?

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“La infancia es casi invisible” y muchos de los problemas que sufren niñas y niños lo son por completo, como es el caso de algunos tipos de maltrato. Los abusos emocionales y sexuales (ASI) son con frecuencia ninguneados por una sociedad adultocéntrica. Si hablamos de los ASI, se sabe por diferentes estudios en España (Félix López / Ministerio de Asuntos Sociales 1994), Europa, Estados Unidos y Canadá, que porcentajes oscilando entre 20 / 25 % para las niñas y 10 / 15 por ciento para los niños, pueden sufrir abuso sexual antes de la mayoría de edad.

Además de esto, un 80 % de los casos serán perpetrados por una persona cercana a la menor (o al menor): familiares, profesores, vecinos, monitores, amigos de la madre o del padre, etc. Desgraciadamente las cifras de las víctimas no cambian con el tiempo aunque todos nos escandalizamos cuando escuchamos una noticia en los informativos, o la leemos en el diario al que estamos suscritos. Y las víctimas sufren las consecuencias de un entorno que puede negar los hechos, los simplifica o les quita importancia; y de una sociedad que no está preparada para aceptar que sí, un padre puede abusar de su hija, y sí, un docente puede someter a abusos a un alumno.

Por no hablar de la doble o la triple victimización que se sufre (hablamos más abajo de ello). Y no, todos los adultos que rodean a las niñas y a los niños son monstruos, pero nos olvidamos de que es una posibilidad (cercana o lejana), y cuando sucede podemos llegar a achacar esos cambios de humor, esa negación a ver a tal o cual persona, esa enuresis que sobreviene a los 10 años… a cualquier cosa menos a una sospecha que nos ronda por la cabeza pero nuestro cerebro esconde debido a los miedos procedentes de la educación recibida.

Ahora os voy a contar el caso de una niña de tan solo 9 años que lleva 2 años denunciando ser víctima de abusos, siendo el agresor su padre. El perito que la examinó creyó que la pequeña fantaseaba y archivó el caso. Tras el paso del tiempo, disputas (y más) entre los progenitores que están separados y alguna que otra prueba física de que lo que contaba era cierto, María (nombre inventado) quiso demostrar la veracidad de sus palabras.

Protección (real) a la infancia versus Doble Victimización.

Para demostrarlo se escogió una grabadora en el calcetín, y registró varias horas de conversación con el padre y los abuelos. En la charla el progenitor insiste en que solo era un juego, el abuelo pretende desviar el interés, y la abuela escurre el bulto y da por terminada la discusión. Pero la pequeña insistía en que su cuerpo es suyo y nadie tiene derecho a tocarlo. También contó con detalles en su día a un perito psicólogo que “su padre la tocaba por debajo de las bragas”, y el profesional informó que la narración “carecía de estructura lógica y detalles”; ¿en serio? ¿queremos que una niña de 7 años muestre aptitudes de oratoria para creerla?

Un detalle que merece mi atención es que la madre al revisar el vídeo de la exploración observa interrupciones en la exploración e insistencia agobiante a la pequeña; francamente, dudo de que en esas condiciones se puedan obtener conclusiones que dignifiquen al menor. A continuación os pongo un vídeo que relata la victimización de que son objeto, y una situación similar a la relatada por la progenitora.

Muchas veces no hay pruebas físicas, pero si indicadores, y en ellos se deberían fijar los especialistas que hagan examen a niños víctimas. Lo peor (si cabe) es leer comentarios a la noticia en la que me baso, pues se alude a una supuesta manipulación de la madre sobre la niña, basándose en un Síndrome de Alineación Parental, síndrome controvertido y discutido, tanto que hoy no voy a entrar al trapo. Por mi parte apuntar que:

  • Un niño puede mentir o tener mucha fantasía, pero casi nunca acerca de un abuso sexual infantil: no inventan lo que no han vivido. A ver si se nos mete en la cabeza que el cerebro infantil funciona como el de los mayores.
  • Para peritar un caso de este tipo, se debe estar muy bien preparado y formado, ¡no todos los trabajadores sociales, educadores, psicólogos, jueces, etc. saben detectar ASI! ¿a qué esperan las administraciones para formarlos? Un buen peritaje puede descartar abusos sexuales, insisto: un BUEN peritaje. El porcentaje de falsas denuncias se estima que es de entre un 2 y un 8 %. A mi me parece que el resto es una cantidad lo suficientemente importante como para que prestemos atención.

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Niñas, abusos sexuales y doble victimización.

Cuatro de cada cinco víctimas son niñas, y además de la vejación del abuso sufren la vergüenza, el miedo y los intentos de ocultación por parte del agresor. Una inocencia perdida, arrebatada más bien, por parte de alguien a quien en principio se le atribuye la obligación de amar y proteger. Muy pocas víctimas lo cuentan, y no me extraña, porque aparte de las emociones generadas, las peques se ven obligadas a callar en una especie de pacto de silencio decidido unilateralmente por quien las ha acariciado, tocado, obligado a ver porno, etc.


Cuando el abuso ‘sale a la luz’ empieza la segunda parte de la pesadilla: no se las cree, no existe un correcto tratamiento por parte de las instituciones, son tratadas como adultas, tienen que repetir la historia varias veces seguidas a personas que no siempre son amables, ¡y aún pretendemos que recuerden al dedillo lo ocurrido, que se muestren serenas, y que no titubeen al explicar!

¿Quién protege a los niños?

Es habitual que en los casos en los que los progenitores están separados o divorciados, haya quien acuse a una de las partes de inducir un Síndrome de Alineación Parental. Esta teoría fue desarrollada por un psiquiatra llamado Gardner, y venía a referirse al ‘lavado de cerebro’ en casos de litigio por tutela del menor. Como he mencionado, este síndrome ha sido cuestionado y puesto en duda muchas veces, en cualquier caso sería muy pobre que el profesional definitivo (después de varios) que dictamine se amparara únicamente en un SAP y no en un examen minucioso a la víctima.

Yo creo que las niñas y los niños son lo más precioso que tiene esta sociedad; en mi opinión que una criatura deba recurrir a una grabación para que crean que un familiar la toca es muy, pero que muy grave. El intervencionismo que busca proteger es necesario, la espiral de abuso de poder en forma de entrevistas, preguntas amenazantes y sin apoyo para la víctima, ya se sabe que protege más al agresor que a la víctima. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Vía — Cadena Ser
Imagen — Tammra McCauley


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