Un niño feliz juega… ¡y hace ruido!

nenes jugando

Son muchos los padres que quieren que sus hijos estén callados y quietos, sentados en sus sillas sin hacer ruido… parece que el silencio es sinónimo de buena educación y que si un niño hace ruido los padres están fracasando en su paternidad. Grave error. Un niño que se queda quieto y sentado en una silla por temor y miedo a las represalias de sus padres, no estará desarrollándose correctamente y lo que es peor… estará creciendo dentro de un ambiente hostil y autoritario. 

Que un niño se mueva y haga ruido es lo más normal del mundo… cuando no lo hace, es cuando deberás empezar a preocuparte e incluso, llevarle al médico si es necesario. Que un niño no juegue, no se mueva o no haga ruido no es en absoluto, algo normal. Un pequeño cuando está alegre estará revoltoso.

Hace no mucho en Madres Hoy os hablamos sobre la niñofobia, o lo que es lo mismo… cuando el adulto (normalmente sin hijos) no entiende qué es la infancia exactamente y piensan que un niño es molesto y cuanto menos estén delante de ellos más cómodos se encontrarán. Pero esto es porque no entienden realmente qué es la infancia y qué es lo que necesitan para un buen desarrollo.

Los niños necesitan sentirse conectados

La forma más segura para promover el bienestar emocional en la vida de los niños es ayudar a que se sientan conectados con otros miembros de la familia, amigos, vecinos, educadores, animales domésticos, amigos… Esta conexión les aporta seguridad y protección, algo imprescindible para promover el pensamiento positivo y la felicidad.

beneficios del sol en los niños

Esta conexión tiene que ver con ser amado, comprendido, querido y reconocido -todo esto es el mayor protector contra el estrés emocional, pensamientos suicidas y conductas de alto riesgo en el futuro-. Y para que todo esto sea posible es necesario que los niños sean respetados… que no vivan infundados por el miedo o por una crianza autoritaria donde el castigo y las normas estrictas están a la orden del día.

Los niños necesitan ser niños y para eso deben ser respetados por el adulto. El adulto debe entender cuáles son las fases de desarrollo de sus hijos en cada etapa para poder respetarle y sobretodo, para entender qué es lo que necesitan en cada momento evolutivo.

Un amor incondicional

Para mostrar este respeto a los niños, para que entiendan que sabemos lo que necesitan y que es lo que debe ser… simplemente tendremos que mostrar nuestro amor incondicional por ellos y sobre todo, ser flexibles en las circunstancias de cada día. Si bien es cierto que las normas y los límites deben existir, también es verdad que deben existir dentro de una disciplina positiva y también dentro de un marco donde la educación emocional sea la protagonista en cada momento.

Cuando un niño grita o se pone muy nervioso, es necesario responder con empatía, ellos necesitan que les leas cuentos por las noches, que comáis juntos cada día, que os abracéis en el sofá mientras veis un programa de televisión que os gusta, que juguéis juntos, que pintéis, que os riáis juntos cada día, necesita que le abraces y le digas cuanto le quieres dos y tres veces al día… ¿te das cuenta? Son cosas tan fáciles que se pueden hacer sin esfuerzo, ¿verdad?

nene y nena jugando

Para que tu hijo sea feliz, además de hacer ruido también deberás proporcionarle oportunidades para que formes conexiones amorosas con ellos. Las relaciones sociales son el factor más importante que contribuye a la felicidad de los seres humanos. Para que una relación entre personas de cualquier edad funcione y sea de calidad, siempre se necesitará el respeto por el otro… también entre los adultos hacia los niños, y no solo a la inversa. 


Los niños no molestan

Los niños no molestan, es la percepción del adulto que está distorsionada. Es cierto que los niños deben aprender cierto saber estar en lugares públicos, pero también es cierto que el mundo adulto es demasiado intolerante a veces. La flexibilidad es una garantía para conseguir que las cosas funcionen bien, para ello el mundo adulto debe relajarse y dejar ese estrés emocional a niveles demasiado altos, para darse cuenta de que en la vida estamos de paso y que los niños… son también nuestro futuro.

Los niños para que se desarrollen sanos y felices, fuertes y capaces de imaginar, crear y disfrutar del momento… debemos permitirles que lo hagan cuando deben hacerlo: siendo niños. Porque cuando crezcan, serán adultos exitosos.

La mentalidad del niño crece y la del adulto, debe cambiar

Es así de sencillo. La mente del niño debe crecer y la mente del adulto debe darse cuenta de que existen otras perspectivas necesarias de explorar para entender a la infancia. El adulto debe ser más empáticos y tener más respeto hacia los padres y los niños en lugares públicos. Es curioso como aquellos adultos que son padres sí empatizan rápidamente -normalmente- pero los que no tienen hijos tienden a criticar a los padres… y a pensar cosas como: ‘Esto no me pasaría a mí’. Obviamente el tiempo le ayudará a que estas personas entiendan si son padres algún día que también les pasará y que eso no significa que no sean buenos padres.

evitar caídas

Ya está bien de que hayan adultos que prohíban la entrada a los niños en algunos eventos -y también a los padres-. ¿Hasta qué punto está llegando esta sociedad? Aunque igual que un niño debe ser respetado, el derecho a la tranquilidad de estas personas también… debemos reflexionar y entender al mismo tiempo que los adultos somos el ejemplo de los niños, ¿qué sentirán cuando no se les permita entrar a los sitios o acudir a eventos con sus padres solo porque son niños?

Los niños desean tocarlo todo, experimentar, jugar, reír y gritar… y es algo que debemos respetar. Si les obligamos a callar, a hablar bajito, a que no se muevan de su sitio, a ponerles la tele para que estén quietos… tendrás un hijo con miedos, inseguridades, conformista… Las emociones no deben censurarse ni tampoco las ganas de explorar el mundo. La infancia es ruidosa y es sinónimo de niños felices y buenos padres… recordemos pues, que la flexibilidad y el respeto son imprescindibles en ambas direcciones.


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