Por el derecho de los padres trabajadores a cuidar de sus hijos en el hospital

Acompañamiento en el hospital

“Derecho a estar acompañado de sus padres o de la persona que los sustituya el máximo de tiempo posible durante su permanencia en el hospital, no como espectadores pasivos sino como elementos activos de la vida hospitalaria, sin que eso comporte costes adicionales; el ejercicio de este derecho no debe perjudicar en modo alguno ni obstaculizar la aplicación de los tratamientos a los que hay que someter al menor”. Este es uno de los derechos recogidos en la Carta Europea de Derechos del Niño Hospitalizado. Pero ¿qué ocurre cuándo ambos progenitores trabajan fuera de casa? ¿qué posibilidades tienen de acompañar a su hija o hijo durante la permanencia en el hospital?

Hace 2 meses Elena Fernández inició una petición pública al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, y de las 7.000 firmas que se solicitaban, quedan menos de 1.300 para poder enviarlas. Se demanda que las madres y los padres trabajadores tengan derecho a estar con sus hijos mientras están ingresados. En la actualidad, y dependiendo del convenio sectorial (o propio) al que se acoge tu empresa, si ingresan a uno de tus peques, tienes 2 o 3 días para estar con él.

Parece una broma pero no lo es… Porque claro, según la enfermedad o accidente que sufra, el proceso se puede alargar; ¿es normal que tratándose de menores de edad tengan que renunciar a la protección de sus progenitores y a sus cuidados?. Bueno, normal parece que si que es, otra cosa es que no lo considero en absoluto natural.

Un 8,5 % de las hospitalizaciones en nuestro país son de personas menores de 14 años

Cuidados parentales en el hospital: la cura del amor.

Pensamos que – no sólo porque haya un documento comunitario que vela por los derechos de los niños hospitalizados – es obligación de papá, mamá (o ambos) custodiar al peque que se encuentra ingresado en el hospital. La sociedad en la que vivimos parece tan deshumanizada, que a veces nos olvidamos cuando pronunciamos “hijo o hija”, de las implicaciones que esas palabras tienen, de que son nuestros cachorros. Por mucho que confíe yo en el personal sanitario, si uno de mis hijos estuviera en el hospital por un período de tiempo, mi instinto me llevaría a su lado.

Nuestro papel es muy destacado, e insustituible: hay muchas necesidades no médicas que podemos prestar. Por ejemplo ante el dolor el médico prescribirá tratamiento y la enfermera lo dispensará, pero mamá (mayoritariamente según las estadísticas) y papá (es indiscutible que en la medida de lo posible la presencia debería ser equilibrada) tranquilizan a los pequeños. No dudo de que otros familiares también puedan acompañar las emociones y aliviar la angustia de los niños, pero estos a quien quieren es a los padres.

Además de tranquilizar, se observan otras ventajas como la reducción del estrés emocional, y con él el alivio del dolor; pero también la eficiencia del tratamiento si los padres colaboran y se implican en las pruebas médicas y tratamientos. Muchos niños que no cuentan con esta presencia continuada, sufren cambios en su conducta y emociones, como es lógico.

Acompañamiento en el hospital2

Dificultades para conciliar.

El problema de siempre: si a tu hijo lo han ingresado y se te han acabado los días de permiso puedes pedir una excedencia o agotar los días de vacaciones (¡gracias sistema laboral por ofrecer tantísimas alternativas!, es ironía, se entiende). Según se lee en el texto de la petición, también se puede conseguir una ILT recurriendo al fraude, pero eso no lo queremos: es una cuestión de derechos para que nadie salga perdiendo.

En este tipo de situaciones siempre hay quien opina sin saber de que habla, en plan “los padres siempre exigiendo”, “entonces los que no tenemos hijos ¿de qué nos beneficiamos cuándo estamos enfermos?, etc.” No me gusta entretenerme mucho aquí, pero hay una concepto llamado solidaridad que resulta de aplicación en cualquier ámbito de las relaciones humanas. Algo así como “hoy por ti y mañana por mi”, no es tan difícil de entender. Lamentablemente en muchos entornos laborales, entre las presiones de los directivos y jefes, y el comportamiento individualista y egoísta de los trabajadores y las trabajadoras, somos incapaces de hacer valer derechos que nos beneficiarían a todos.

Por eso aplaudo a Elena que sintió la necesidad de apoyar a una compañera a la que vio llorar porque su bebé de 11 meses estaba en el hospital y ella debía regresar al trabajo 🙁 . A mí también se me rompe el alma, incluso si en lugar de tener 11 meses, tuviera 12 años como mi primogénito.

¿Como se puede privar a un hijo que esté malito en el hospital la presencia de su madre o de su padre por motivos laborales? Creo que hay que buscar un equilibrio para que las cosas funcionen. Elena

Por eso se ha trasladado la petición a Fátima Báñez Garcia. Y espero que se completen las firmas necesarias, y se atienda la petición, ya que en casos muy puntuales de menores que sufren enfermedades graves (incluyendo el cáncer) si que encontramos la posibilidad de solicitar un subsidio, otra cosa es la respuesta de la empresa, porque aunque se trate de derechos laborales adquiridos, muchas veces se encuentran reticencias. Hace poco también hablábamos sobre la hospitalización conjunta cuando se trata de bebés lactantes: es otra medida que en ocasiones se permite, y aunque no está relacionada con la petición actual, se podría aplicar de forma conjunta.


Cuando no es posible la hospitalización diurna por motivos médicos, y ambos progenitores trabajan, se debe repensar la eficacia de los sistemas de protección a TODOS los menores, y a TODAS las familias.

Imagen — (Segunda) celinecelines


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