Papá, mamá: ¡he decidido que de mayor quiero ser científica!

En algunas ocasiones, me da la sensación de que no somos conscientes de todas las mujeres que han sido científicas en la historia. Mujeres como Marie Curie, Rosalind Franklin, Jocelyn Bell, Margarita Salas, Elena García, María Blasco o la maravillosa Jane Goodall. Todas ellas fueron y son igual de importantes que los científicos más reconocidos. Pero, a día de hoy, todavía hay gente que se sorprende al escuchar decir a una niña que quiere ser científica.

En este post dedicado al Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia,  vamos a hablar de cómo los padres podéis ayudar a vuestras hijas a descubrir la pasión por la ciencia y favorecer su pensamiento científico. Esperemos que dentro de poco la frase «papá, mamá: quiero ser científica» deje de sonar raro y extraño en la sociedad.

Antes de empezar a hablar de las formas en las que se podría fomentar el pensamiento científico, me gustaría mencionar algunos de sus beneficios.

  • Mejora considerablemente el razonamiento. Y es fundamental para resolver problemas complejos.
  • El pensamiento científico pone en práctica el aprendizaje activo y significativo.
  • Ayuda a resolver problemas de la vida real.
  • El pensamiento científico favorece la creatividad, la capacidad de análisis y la iniciativa.

Entonces, ¿qué podéis hacer los padres para ayudar a una futura científica?

Fomentar la curiosidad: algo fundamental

Que los padres animéis a vuestras hijas a investigar, a descubrir y a experimentar por ellas mismas es algo muy importante. ¿Vuestra hija es inquieta, una curiosa nata y no se cansa de seguir intentándolo pese a que se equivoca? Eso es genial porque… ¿y si quizás estéis formando a una futura científica? 

Hacer preguntas y cuestiones sobre el entorno

Las preguntas son muy importantes para activar el razonamiento, el pensamiento científico y la capacidad de análisis. Por ejemplo: si habéis visto una película en familia o habéis visitado un museo o sabéis que está leyendo un libro en concreto, aprovechad para hacerles preguntas sobre ello.

Esas preguntas harán que reflexionen, que piensen, que se planteen muchas cosas y se dará un debate en la familia. De está manera, también estaréis favoreciendo la creatividad, la imaginación y la resolución de posibles conflictos reales. ¡Y también estaréis fomentando la comunicación en casa!

Oportunidades para investigar y descubrir por ellas mismas

Hay padres que enseguida contestan las dudas de sus hijas creyendo que eso es lo correcto. Se me ocurren algunas alternativas de respuesta: ¿y si lo averiguas tú? ¿y si lo buscas en la enciclopedia? ¿y si te acompaño a la biblioteca y buscas la respuesta en los libros? De esta manera, se están dando oportunidades para que las niñas desarrollen al máximo su pensamiento científico.

Buscando información, descubriendo, experimentando y averiguando la respuestas se está fomentando el aprendizaje activo y significativo. Ademas,  las niñas serían las protagonistas de su propio aprendizaje. 


Sin miedo a las equivocaciones ni a los fallos

Hay familias cuyo mayor miedo es que sus hijos se equivoquen o fallen en algo. Me gustaría dejar claro que el método ensayo-error es una manera activa y muy importante de aprender. De los errores, los niños pueden aprender muchísimas cosas y descubrir otras tantas. Que se equivoquen no es nada malo y no debería frustrar tantísimo a algunos padres.

¿Tenéis una niña que lo sigue intentando pese a equivocarse algunas veces? ¡No hay problema! Puede ser una científica en potencia que está descubriendo la mejor forma de no volver a cometer el error. En estos casos: recordad la famosa frase de Benjamin Franklin: «no he fracasado. Solo he encontrado diez mil soluciones que no funcionan».

La sobreprotección no es una aliada

Si a menudo dais todo resuelto a vuestros hijas, si les dais todo tipo de facilidades y no les proporcionáis actividades ni situaciones para que desarrollen su autonomía e independencia, va a ser complicado favorecer su pensamiento científico. En un futuro les va a resultar difícil tener que ser ellas mismas las que busquen una solución al problema.

Ellas tienen que descubrir por sí mismas el mundo en el que viven, tienen que investigar y tienen que experimentar. De esta manera, sabrán cómo enfrentarse a situaciones concretas, serán conscientes de su entorno y serán sensibles a lo que pasa en el mundo. 

Actividades en familia: geniales para favorecer el conocimiento

Sé de muchos padres que se llevan a sus hijas de excursión a la montaña y les animan a observar las plantas, los árboles, la tierra y los animales que puedan haber por allí. Y hay padres que dedican los sábados a recorrerse con sus hijas los museos y rincones históricos de su ciudad.

A través de estas actividades en familia, están favoreciendo el conocimiento activo y significativo de las niñas. Están haciendo posible que ellas aprendan de manera vivencial y experimental (que es la mejor forma de aprender). Las actividades de ocio culturales son geniales para fomentar el pensamiento científico de las niñas. ¿Y si estáis viviendo con una futura científica? ¡Hay que aprovecharlo al máximo!

No hay que olvidar algo muy importante: el juego

Con el juego se desarrolla la imaginación, la creatividad, la iniciativa y la capacidad de análisis. A través de él, los niños resuelven problemas de manera activa y se convierten en grandes inventores. Una de las cosas más maravillosas del juego es que no entiende de géneros. Desgraciadamente, es la sociedad la que crea los estereotipos. 

Por eso, es fundamental que como padres no pongáis límites a la imaginación de vuestras hijas en el juego. Está genial que les guste con muñecas pero que no crean que únicamente pueden jugar a eso. Os aconsejo que probéis con juegos neuroeducativos. Con juegos que fomenten sus habilidades y que ayuden a desarrollar todo su potencial.

El papel de la sociedad en la igualdad de oportunidades

Por último, me gustaría hablar del papel de la sociedad y de los medios de comunicación. Aunque estemos en el siglo XXI, los padres tenéis que luchar porque vuestras hijas tengan las mismas oportunidades que los niños. Y a veces, la sociedad y la televisión no os lo pondrá nada fácil. Entre todos, tenemos que luchar porque la pregunta de una presentadora a una futura astronauta no sea: «¿y si encuentras antes al chico de tu vida?»

Tenemos que luchar porque los medios de comunicación apoyen a las mujeres científicas (que son muchas y muy importantes). Y tenemos que luchar porque la sociedad abra su mente, amplíe sus horizontes y no se extrañe cuando una niña pequeña diga que quiere ser científica de mayor. 


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