¿Hasta cuándo se puede postergar la maternidad?

Con el paso de los años, las chances de embarazo se reducen. Sin embargo, muchas mujeres eligen esperar más allá de los 35 para intentar tener un hijo. ¿Qué se gana y qué se pierde con el paso del tiempo?

«En la actualidad, es muy común que las mujeres decidan postergar su maternidad especialmente por motivos profesionales. Por eso, en los últimos años se nota un desplazamiento notable en la edad en que las mujeres deciden tener su primer hijo: cada vez se ven más mujeres a fines de la treintena deciden encarar este proyecto por primera vez», señala Sandra Miasnik, médica ginecóloga y especialista en medicina reproductiva del Cegyr (Centro de Estudios de Ginecología y Reproducción).

Sin embargo, la especialista advierte que esta postergación podría presentar un problema, ya que estas mujeres «probablemente no tengan en cuenta que la fertilidad comienza a declinar cerca de los 35 años y llegando a los 40, esta disminución se acelera». Esta alteración del potencial reproductivo se debe a la disminución de la cantidad y la calidad de los óvulos a medida que transcurren los años.

Consultada acerca de cuándo conviene consultar a un especialista, Miasnik explica que se puede comenzar a hablar de infertilidad luego de buscar infructuosamente un embarazado por 12 meses. En este sentido, la experta resalta: «La edad de la mujer es muy importante en cuanto a su potencial reproductivo, por lo tanto se sugiere la consulta al especialista en reproducción una vez completado un año de búsqueda en menores de 35 años y luego de 6 meses en mayores de esta edad. Además, las parejas con causa conocida deben acercarse a la consulta cuanto antes, independientemente del tiempo transcurrido».

Los métodos

Desde el nacimiento de la primera beba de probeta Louise Brown, hace 30 años, los métodos de fertilización no sólo se multiplicaron en cantidad, sino que su efectividad crece día a día. Actualmente, existen dos grandes grupos bajos los cuales se agrupan diversos métodos. Estos pueden ser de alta o baja complejidad.

Dentro de los de baja complejidad, el más frecuente es la inseminación intrauterina que consiste en la introducción de una cánula a través del cuello uterino con el fin de depositar el semen mejorado (con un procedimiento de selección de los mejores espermatozoides llamado swim-up) en el interior de la cavidad uterina y cercano a las trompas. Esto se realiza en el momento de la ovulación, que es programada por el médico, y suele acompañarse de una estimulación ovárica para aumentar la cantidad de óvulos disponibles.

Miasnik aplica además que el método de alta complejidad más utilizado actualmente es la Fecundación in Vitro y la técnica ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides). El mismo consiste en estimular los ovarios para producir una mayor cantidad de óvulos, aspirar los folículos ováricos que contienen estos óvulos (este procedimiento se realiza en quirófano y bajo anestesia) y luego en el laboratorio, el embriólogo fertiliza cada óvulo con espermatozoides de la pareja. Dos o tres días después de la aspiración folicular, se transfieren los embriones obtenidos a la cavidad uterina. Por lo general y de acuerdo al caso en particular, se transfieren entre dos y tres embriones. Doce días más tarde se realizará el test de embarazo para constatar si se produjo o no la implantación embrionaria.

Asimismo, la médica del Cegyr resalta la importancia de otro método, como es la ovodonación. «Sus indicaciones más frecuentes son los casos de mujeres con mala calidad ovárica o respuesta baja o nula a la estimulación de los ovarios en tratamientos anteriores. En este caso, se utilizan óvulos donados por mujeres jóvenes que son sometidas tanto a estudios físicos como psicológicos. Se realiza Fecundación in Vitro o ICSI con espermatozoides de la pareja de la mujer receptora y luego se transfieren los embriones obtenidos al útero de la paciente». Según Miasnik, este tratamiento representa una importante alternativa a la adopción para vivir un vínculo con el hijo a partir de la experiencia del embarazo, el parto y la lactancia.

El rol del médico
«Las parejas que enfrentan el problema de la infertilidad y necesitan de un tratamiento, se encuentran con que algo que es tan natural para muchos como es el hecho de concebir un hijo en la intimidad de la pareja, necesita de la intervención de un tercero. Esto los angustia por lo tanto es importante que se sientan cómodos y bien acompañados durante el tratamiento», señala la especialista consultada por Infobae.com.

Sandra Miasnik también subraya que es esencial poder generar un buen marco de contención para ambos y que la vida sexual de la pareja debe conservarse como tal y no convertirse en una «vida reproductiva». «Es deber de todo médico, más allá de la especialidad, saber acompañar a sus pacientes no sólo desde el aspecto orgánico sino también desde el emocional», considera.

Por otra parte, relata que la parte más linda de su trabajo es cuando se logra un embarazo y que muchas veces, el vínculo entre los pacientes y el profesional persiste luego del nacimiento. «Es realmente reconfortante recibir visitas y ver fotos de la nueva familia. Sin dudas, el recuerdo de lo compartido con la pareja durante el tratamiento, frases, gestos, ansiedades y el verlos convertidos en padres es una emoción muy fuerte también para nosotros los médicos», concluye.

Infobae



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