La mayoría de los disgustos por la comida vienen a partir de los 2 años. Cuando el niño se incorpora a la comida normal que se come en casa, y empieza a tener algunas “manias” o ese famoso “esto no me gusta”.
Tres trucos infalibles para que pruebe las comidas
El primer truco que te recomendamos es el camuflaje. Hay sabores que a los niños les saben especialmente amargos, es el caso de la cebolla, las espinacas o el brócoli. Así que trata de contrastar el sabor. Por ejemplo con hamburguesas de pollo y espinacas, brócoli con zanahoria. Y recuerda, presenta sus platos de manera divertida. Ponle un sabor nuevo que quieres que pruebe con uno que sepas que le gusta.
Cuenta con su opinión. A los niños les gusta sentirse escuchados. Pregúntale qué quiere comer entre las distintas opciones que tu le das. Un estudio ha demostrado que permitir a un niño pequeño elegir libremente qué quiere comer, ayuda a aumentar hasta un 80 % el consumo de estos alimentos. En esto de contar con su opinión también le puedes ofrecer elegir una comida que no vaya a comer.
Felicítalo cuando come bien. Refuerza sus comportamientos positivos y reconocérselos, de esta manera los repetirá. Por ejemplo, si le dices “¡Es fantástico cómo lo haces de bien, qué mayor te estás haciendo!” cuando se lleva la cuchara a la boca, volverá a llamar tu atención repitiendo esa conducta.
Tres errores que no debes cometer y conseguir que coma de todo
No insistas. Para los pequeños no hay nada peor que que le digamos lo bueno que es un alimento, para que deje de probarlo. Así que hazte la nueva y otro día, en otro momento se lo vuelves a dar, pero sin recordarle que tiene que comérselo.
No le premies con algo si se lo come. Con esta táctica solo estarás reforzando la idea de que lo que no le gusta es horrible, y el postre o el chocolate, jugar con la tablet es lo deseable. Estarás premiándole por su conducta. De la misma forma no atiendas sus comportamientos negativos. Si los ignoras casi seguro que deje de hacerlo.
No le presiones. Deja que coma a su ritmo, sin prisas, con autonomía. Quédate con él o ella en la mesa, pero que coma sin presiones. Un plato lleno puede resultar un poco amenazador, sobre todo si se trata de algo que no le gusta. Y recuerda que el orden lógico para nosotras: primer plato, segundo y postre, no tiene que ser el del niño. Un plato variado con todo junto también puede estimularle a probarlo.
Preparando el momento de la comida
Aunque lo hayamos dejado para el final no es lo menos importante. Antes de comer prepárate tú, y prepara al niño para la hora de la comida. Mantén un ritual antes de comer, cosas como lavarse las manos, que te ayude a poner la mesa, sentarse a la mesa, agradecer a la tierra por los alimentos, o lo que veáis.
Crea platos divertidos. Ya lo hemos tratado alguna vez. Tienes algunas ideas aquí, pero además puedes ver más en internet, libros y revistas.
Escucha a tu hijo. Si un niño llora o dice que no quiere comer puede ser porque no se encuentra bien, le duele la barriguita, los dientes o sencillamente no tiene hambre. Recuerda que no siempre tenemos apetito.
Por último volvemos a la idea del principio enseña con el ejemplo. Si quieres que tu hijo tenga una alimentación sana y equilibrada debes ser la primera en mantenerla.