El control de esfínteres es un proceso cultural complejo que el niño debe aprender a manejar a su propio ritmo. Este proceso es fundamental para que los pequeños logren independencia, autonomía y una madurez emocional mayor. El rol de los padres en este tránsito es clave para que se sientan apoyados y seguros a lo largo del proceso.
La Lic. Alejandra Libenson, psicopedagoga de Halitus Instituto Médico, explica que “el control de esfínteres no es algo que se da de un día para el otro, sino que se va construyendo a lo largo del tiempo”. Además, subraya que es fundamental que los padres y el niño estén en sintonía para compartir la decisión de iniciar el proceso.
¿Cuándo comenzamos el control de esfínteres?
Es importante comprender que no todos los niños se desarrollan al mismo ritmo. Algunos pueden estar listos para el control de esfínteres antes, mientras que otros tardarán más. En la mayoría de los casos, este proceso comienza entre los 2 y los 3 años y medio, aunque no es raro observar un dominio más completo del control hasta los 5 o 6 años. Cada niño tiene una evolución diferente y los padres deben estar atentos a señales de que el pequeño está listo, como pedir ir al baño, anunciar cuándo está mojado o sucio, o mostrar interés por imitar a adultos o compañeros.
Si al llegar a los 3 años un niño no muestra señales, los padres pueden comenzar a incentivar el uso del retrete o el orinal de manera respetuosa. Además, es fundamental descartar cualquier problema orgánico que pudiera estar interfiriendo en el proceso.
“Es esencial que los padres respeten la iniciativa del niño, sin presionarlo”, señala Libenson. El niño puede estar emocionalmente ambivalente respecto a dejar los pañales, ya que significa abandonar uno de los últimos vestigios de su etapa de bebé. Por ello, los padres deben transmitirle confianza de que crecer es un proceso positivo y que cuanto más independiente sea, más se fortalecerá su relación.
¿Cómo saber si el niño está preparado?
Para saber si tu hijo está listo puedes observar varias señales. Además de las mencionadas, otros indicadores comunes de que el niño está avanzando en su desarrollo son:
- Lograr mantener el pañal seco por más de dos horas. Esto muestra que el niño ha desarrollado la capacidad física de retener la orina.
- Saber comunicar cuándo necesita hacer pis o caca. Algunos niños lo anuncian verbalmente, mientras otros lo indican con gestos.
- Poder subir y bajar los pantalones de manera independiente. Este es un indicador de que el niño tiene el control motor necesario para encargarse de sus necesidades.
Cuando observas que tu hijo muestra varios de estos indicios, puedes comenzar a hablarle del proceso y familiarizarlo con el inodoro o el orinal. No obstante, si el pequeño no parece dispuesto o muestra resistencia, puede que necesite más tiempo.
Etapas del control de esfínteres
La psicopedagoga Libenson identifica varias etapas en el desarrollo del control de esfínteres que los padres deben conocer para comprender mejor este camino:
- En una primera etapa, el niño se hace pis o caca y no lo advierte; es el adulto quien lo registra y lo cambia.
- En la segunda etapa, el niño comienza a notar que está sucio, pero todavía no logra retenerlo.
- La tercera etapa implica un cierto aviso mientras el niño está orinando o defecando, como esconderse detrás de muebles o cortinas.
- En la última etapa, el niño ya es capaz de comunicar antes de que el acto suceda, permitiendo que los padres le acompañen al baño, a veces con éxito y otras no.
Es importante incentivar estos logros y no castigar al niño si tiene algún accidente o retrocede en el proceso. “Lo esperable es que haya pequeñas regresiones o escapadas hasta aproximadamente los seis años”, afirma Libenson. Las regresiones pueden ocurrir incluso después de haber logrado cierto control, ya que factores como el cansancio o los cambios en la rutina pueden interferir.
Retrocesos en el control de esfínteres
En algunos casos, puede ser que un niño que parecía haber alcanzado el control de esfínteres sufra retrocesos. Esto puede deberse a circunstancias puntuales como:
- Cambios en su vida cotidiana como el comienzo de la escuela, la llegada de un hermano o la separación de los padres.
- Creencias erróneas de que el niño estaba listo para dejar los pañales cuando, en realidad, todavía no lo estaba.
- Situaciones de estrés o ansiedades varias.
En estos casos, lo más importante es mantener la calma, transmitir apoyo y evitar crear más presión sobre el niño. Empatizar con su situación y esperar que él retome el control por sí mismo.
Consejos para un control de esfínteres exitoso
Para ayudar a tu hijo en este proceso, puedes seguir varios consejos que facilitarán el aprendizaje sin generar tensiones:
- Crea un ambiente relajado: Asegúrate de que el espacio del baño sea acogedor. Coloca orinales o adaptadores a la altura del niño, y explícale cómo funciona todo de manera tranquila y clara.
- Hazlo divertido: Introduce juegos o canciones mientras el niño está en el baño. Puedes incluso hacer que seleccione un libro favorito para leer mientras espera.
- Fomenta la autonomía: Permítele elegir su ropa interior y enséñale a subirse y bajarse los pantalones solo. Esto incrementa su sentido de independencia y control.
- Reconoce sus logros: Felicita al niño cada vez que logre ir al baño a tiempo, reforzando el comportamiento positivo.
Otra recomendación es aprovechar épocas en las que el niño se siente más relajado para iniciar el proceso, como los meses de verano. Durante este periodo, su vestimenta es más ligera y simple, lo que facilita el aprendizaje.
El control de esfínteres representa el primer gran paso hacia la autonomía de un niño. Acompañarlos en este proceso, respetando sus tiempos y necesidades, es fundamental para su desarrollo emocional y físico. Estar atento a los indicios que muestran su disposición permitirá que este avance sea una experiencia positiva para toda la familia.