Habitualmente se asocia al adolescente con la tristeza, depresión, carencia de metas, falta de identidad, inseguridad, ideas poco claras…, rebeldía con, o sin causas. En este artículo vamos a descubrir si los adolescentes nacen rebeldes o se hacen con el tiempo y sus circunstancias.
El niño y los valores de casa
En la infancia el niño debe crecer con normas y valores que los padres han de preocuparse en darle. Todo ello prevalecerá años posteriores en su desarrollo personal. Debe sentirse querido y arropado y crecer siendo un niño libre, sin llevar a sus espaldas el dolor de sus padres, los problemas que ellos tengan o las tareas que no le corresponden.
En la adolescencia el hijo está en un periodo de maduración. Los cambios hormonales influyen en el modo de comportarse del pequeño. Es cierto que hay niños más traviesos, inquietos y menos conformistas que otros, y que siguen con esas conductas años posteriores, lo cual se añade a lo ya complejo que suma la pubertad. Con esto, y pese a la gran tarea y sacrificio que supone, los padres deben estar más pendientes e involucrados en la educación de sus hijos.
La llegada de la adolescencia trae jóvenes rebeldes
Cuando los niños crecen se les piden otras cosas y se les exige que sean consecuentes con sus actos. En el momento en que los padres se imponen y delimitan terrenos que no hay que pasar, los adolescentes se sienten menospreciados y se rebelan ante lo que creen injusto. Los padres llegan a convertirse en enemigos y los amigos en el salvoconducto. El niño que ya no es niño, pero tampoco adulto, ve que en poco tiempo se le reprenden cosas que antes no. Algunos aspectos que influyen para ser inconformistas o rebeldes, son:
- Búsqueda por encontrarse a sí mismo y encajar: Necesitan saber dónde van y porqué, conocerse más, identificarse con un grupo, con una moda…, sentirse arropado y no marginado.
- Creer que nada malo le va a suceder: El adolescente se confía en demasía, y no se da cuenta de los riesgos y consecuencias de sus acciones. Hace otros respondían por él, le protegían. Cuando llega a la pubertad eso cambia.
- Relaciones sociales y académicas: El joven deber lidiar con relaciones de pareja, de amigos, solucionar discusiones, diferentes puntos de vista… A la vez ha de hacer frente a rendir óptimamente en el colegio, con un adecuado rendimiento académico, lo cual para él, cuando no ocurre, puede resultar frustrante y desear escapar.
Problemas en la adolescencia
Personas que son más tímidas o les cuesta más expresarse tendrán problemas para sentirse comprendidas o arropadas, y no sabrán pedir ayuda. Si el joven comienza a relacionarse con chicos de dudosa reputación, consumir algún tipo de sustancias y sentirse rechazado, es probable que no sepa cómo afrontarlo y se muestre más agresivo y no quiera colaborar.
Que los adolescentes sean rebeldes no es algo anormal ni preocupante, siempre y cuando los padres puedan llevarlo y logren con paciencia seguir los pasos de su hijo. Cuando ya se pierde el control por ambas partes, es necesario tomar medidas. Como padres si a los hijos se les intenta dar demasiada responsabilidad, es un error intentar frenarles o amarrarles en su actividad diaria o de ocio, porque deben crecer, descubrir y equivocarse.