En muchas ocasiones los padres se equivocan y no se comportan bien con sus hijos. El problema cuando esto ocurre es que se les olvida pedir disculpas a sus hijos y hacen como si no hubiera pasado nada. Actúan mal, no piden disculpas a sus hijos y por tanto, no se hacen responsables de sus acciones. Hay que aprender a cambiar esto.
Si quieres que tus hijos aprendan a disculparse y a perdonarse a sí mismos y a los demás, tendrás que ser un buen ejemplo de ello en vuestro día a día. Las disculpas no son solo palabras de ‘lo siento’ o ‘perdón’. El ofensor necesita decir por qué lo ha siente realmente y de corazón. Necesita acercarse al niño que han lastimado, decir por qué lo siente, pedir perdón y luego darle un abrazo, si por ejemplo el lastimado el hermano.
Además de eso, después de que el otro le haya perdonado, tendrán que comportarse bien para continuar en armonía. De esta manera se estará trabajando mejor el lazo de unión entre las dos personas es necesario para que las personas, sobre todo en una familia aprendan a disculparse de corazón y además a potenciar unas buenas habilidades sociales. Esto les ayudará de por vida a los niños porque serán conscientes de la importancia de asumir las responsabilidades de sus actos.
Es necesario enseñar a los niños a disculparse por las cosas pequeñas que ocurren en el día a día, así estarán más dispuestos a disculparse y perdonar cuando ocurren ofensas mucho más grandes cuando crezcan. Si no aprenden a disculparse voluntariamente cuando son niños, no serán buenos para disculparse como adultos. Enseñarles esta valiosa habilidad les ayudará a ser capaces de enmendar sus relaciones cuando ocurran otro tipo de situaciones conflictivas a medida que crecen, no solo en el hogar si no en cualquier otro contexto social.