No es fácil llegar a fin de mes para muchas familias en nuestra sociedad. Los padres tienen que hacer malabares con horarios de trabajo incomprensibles para una buena conciliación laboral. A veces, para poder conciliar tienen que pagar servicios de canguro o de guardería extras que le quitan mucho sueldo a final de mes. Por lo que por trabajar y tener a los hijos bien atendidos, se quedan con sueldos escasos con los que poder afrontar todos los gastos típicos de una familia. Tener trabajo no siempre lo es todo.
En la actualidad, entre las clases de música, las clases de gimnasia, los equipos de fútbol y todos los artilugios que los niños parecen tener actualmente. Criar a un niño se ha vuelto más caro de lo que ha sido en el pasado… Aún teniendo trabajo.
A pesar de todos esos gastos, es probable que veas a los amigos de tu hijo de vacaciones en Disney World y jugando al último videojuego mientras tu hijo juega en el patio trasero y usa ropa regalada o prestada. Pero no te sientas mal, la felicidad no se basa en lo que se tiene. La felicidad es una actitud en la vida, y eso, no se compra.
De hecho, ofrecer demasiadas cosas es problemático en la infancia. Si tu hijo tiene todo lo que quiere es un grave problema porque se convertirá en un niño consentido. Crecerá y se convertirá en una persona superficial, materialista, no sabrá apreciar las cosas y por tanto, será infeliz.
Si mandas a tu hijo al jardín a jugar sin lo último en juguetes, estarás estimulando su imaginación, que es lo que realmente importa en su desarrollo. Podéis crear juguetes caseros o inventaros juegos sobre la marcha con lo que tengáis a mano. Evita enviar mensajes a tu hijo que le diga que es un desafortunado por no tener tanto dinero como otras personas. Los niños necesitan ser agradecidos por lo que tiene y concentrarse en disfrutar de la familia. Tú, por tu parte, concéntrate en pasar tiempo de calidad con tus hijos cuando tu trabajo te lo permita.