Todos los niños, al igual que todos los seres humanos, se enfadan. Cuando nos sentimos amenazados, nos movemos en lucha, huida o nos quedamos inmóviles. La ira, es la respuesta de ‘lucha’ de nuestro cuerpo. Pero los seres humanos no sólo se enfadan en respuesta a las amenazas externas, también nos enfadamos en respuesta a nuestros propios sentimientos. Por eso, cuando nuestro propio miedo, el dolor, la decepción u otros sentimientos son demasiado molestos, nos atacamos a nosotros mismos y mantenemos la sensación de dolor. Esto le ocurre a un niño cuando padece ira.
Cuando las personas tenemos sentimientos que nos molestan, nos movilizamos contra la amenaza percibida y atacamos. Esto también les ocurre a los niños. Los niños no tienen una corteza frontal que esté totalmente desarrollada para ayudarles a auto regularse y son más propensos a ponerse aún más furiosos y agresivos cuando están enfadados.
En ocasiones, este sentimiento que nos impulsa a atacar tiene sentido, pero sólo cuando en realidad es una amenazad, aunque esto es raro que ocurra realmente. La mayoría de los niños cuando se enfadan, quieren atacar a su hermano -porque les ha roto algo-, a sus padres -porque han sido ‘injustos’ con él-, a su maestro -porque le avergonzó delante de todos-, al matón del patio -porque le asusta-, etc. Cuando los niños viven en un hogar donde la ira se maneja de una manera sana, por lo general se aprende a controlar la ira de forma constructiva.
Índice
Controlar la ira de forma constructiva
Para controlar la ira de forma constructiva hay que tener en cuenta algunos puntos importantes:
El control de los impulsos agresivos
En el momento en que los niños están en la guardería, deben ser capaces de tolerar la descarga de adrenalina y otras sustancias químicas del cerebro que les ponen en situación de ‘lucha’ pero sin tener que actuar o atacar a otro compañero. Al aceptar la ira de los niños y mantener la calma, se establecen los caminos apropiados para poder aprender las habilidades emocionales necesarias, los niños aprenderán a calmarse sin hacer/se daño. Pero recuerda que los niños son impulsivos porque no están desarrollados del todo y es normal que en ocasiones no se regulen bien.
Reconocer los sentimientos amenazantes
Una vez que el niño puede dejar de sentir dolor emocional por el motivo que sea, será cuando se podrán trabajar los sentimientos y se empezarán a sanar. Es casi como por arte de magia cuando los niños entienden que no necesitan la ira para defenderse de los sentimientos más vulnerables, y que la ira simplemente, se evaporará para siempre.
En cambio, si no ayudamos a los niños a trabajar esas emociones y ellos no se sienten lo suficientemente seguros como para sentirlas, entonces acabarán perdiendo los estribos, porque no tendrán ninguna otra manera de hacer frente a las turbulencias internas.
Soluciones constructivas
Con el tiempo, el objetivo es que el niño utilice la ira como un impulso para cambiar las cosas si es necesario y que de éste modo no se repita la situación. Esto puede incluir algunas soluciones como pedir ayuda a los padres en momentos de conflicto. También puede incluir el reconocimiento de su propia contribución al problema, de modo que pueda resolver el problema siguiendo los consejos de sus padres y que la próxima vez esté más preparado.
Con tu ayuda, tu hijo aprenderá a calmarse cuando esté enfadado para que pueda expresar sus necesidades y sus deseos sin necesidad de atacar a otra persona, ya sea física o verbalmente. Aprenderá a mirar con empatía las necesidades de los demás y a buscar soluciones que sean ganar-ganar, en lugar de asumir que él tiene razón y que la otra persona está equivocada.
Obviamente, se necesitan años de orientación por parte de los padres, mucha paciencia y constancia para que los niños aprendan estas habilidades. Si los padres son capaces de ayudar a los niños a que se sientan seguros para expresar su ira y explorar los sentimientos internos, serán capaces de manejar su ira de forma constructiva en la resolución de problemas durante los años de la escuela en primaria y durante el resto de su ira.
Cómo los padres pueden ayudar a los niños a manejar su ira
Empieza por ti
Si eres de las personas que gritan a los niños, debes saber que estás modelando un comportamiento en tu hijo que copiará en el futuro. Puede ser difícil parar de gritar de repente, sobretodo si tienes el hábito hecho pero es fundamental que lo hagas desde ahora mismo. Si gritas o te comportas mal, no puedes esperar a que tu hijo aprenda también a controlarse. Tu hijo aprende mirando cómo manejas los desacuerdos y los conflictos en tu vida diaria.
Trabaja la calma
Es necesario que trabajes la calma en tu vida, sobre todo cuando estás enfadado, así ayudarás a que tus hijos se sientan seguros y les ayudará a desarrollar las vías neuronales necesarias en su cerebro para apagar la ‘lucha o huída’ y permitir que la corteza frontal pueda empezar a trabajar con razonamiento. Así es cómo los niños aprenden a calmarse: viendo cómo te calmas tú primero. Ellos aprenderán de tu auto regulación de la ira y de cómo manejas otros sentimientos perturbadores, verán que no son tan temibles como parecen.
Todos los sentimientos están permitidos
Sólo las acciones deben estar limitadas, pero los sentimientos estarán siempre permitidos. Cuando las emociones o los sentimientos no están bajo el control consciente necesitan una guía para estarlo. Si permites que los niños sientan sus emociones, podrán aceptarlas en lugar de intentar reprimirlas. Esto le dará control cognitivo suficiente sobre los sentimientos para que pueda empezar a poner los sentimientos en palabras en lugar de ponerlos en acciones.
No envíes a que un niño se calme por sí mismo
Cuando un niño está enfadado o molesto, tu objetivo como padre es ayudarle a restaurar la sensación de seguridad, lo que requiere que sientas calma. Recuerda que los niños necesitan más amor cuando ‘menos se lo merecen’. En lugar de un ‘tiempo fuera’ a solas, tus hijos necesitarán sentir de que no están solos, en lugar de sentir esa soledad cuando más necesitan estar acompañados. Te sorprenderás cómo tu hijo empezará a mostrar más control cuando estás a su lado, porque se sentirá importante y acompañado.
2 comentarios, deja el tuyo
Que papel tan importante tenemos las madres y los padres en el control de la ira de los niños, ¿verdad? Es increíble pero realmente nuestro autocontrol les sirve muchísimo, y la expresión emocional libre es verdaderamente terapéutica.
Un saludo.
Hola tengo un niño de 6 años desde hace meses ni niño a estado comportándose muy terco no hace caso a lo que le mando . Y ahora a aprendido a mentir que debo hacer . Gracias