Batallas que nos quedan por conquistar: la brecha salarial

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La brecha salarial de género es uno de los grandes estigmas de nuestra sociedad, ésta a la que llamamos moderna pero que dista mucho de respetar aspectos como por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres a la hora de recibir una retribución económica en un mismo trabajo y en un mismo cargo.

La principal explicación que suele darse a este tema, es que por lo general, las mujeres eligen antes trabajos de media jornada para conciliar la vida familiar con la laboral. Además, también están las voces que afirman que las mujeres no suelen optar a altos cargos en sus entornos de trabajo porque ello, supone pasar más tiempo fuera de casa. No es del todo cierto. La brecha salarial esconde en realidad graves aspectos por los que merece la pena luchar, denunciar y con ello, hacer de nuestra sociedad un escenario de respeto y de igualdad donde todos ganemos.

La brecha salarial de género, una cuenta pendiente

La diferencia salarial entre hombres y mujeres es un claro ejemplo de la discriminación en un mercado laboral donde las mujeres siempre acaban perdiendo. Resulta curioso cómo a lo largo de la educación de los niños no suele haber ninguna diferencia en cuanto a oportunidades, ambos géneros pueden elegir el tipo de formación que desean seguir, sin problema alguno. Ahora bien, cuando entran en el mercado laboral, la brecha salarial va a ser esa «dura» realidad a la que las jóvenes van a tener que enfrentarse.
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  • Desde la OCDE (Organización para la Cooperación y desarrollo de Económico) a la hora de calcular la diferencia salarial debemos tener en cuenta la diferencia salarial ajustada y la no ajustada.
  • La no ajustada es aquella que no tiene en cuenta factores como las bajas de maternidad, o el tener que coger medias jornadas para favorecer la conciliación familiar.
  • La brecha salarial basada en las «diferencias ajustadas» sí tiene en cuenta estos factores y analiza sobre todo el precio por hora trabajada, y los datos son claros: de media, una mujer suele cobrar un 17% menos ocupando una misma categoría laboral y desempeñando las mismas funciones.
  • Según otro informe publicado por la OCDE titulado «Employment Outlook» una mujer tendrá un 20% de posibilidades que un hombre a la hora de optar a un mismo puesto de trabajo.

A este hecho le hemos de añadir además esos otros factores sociales que determinan en muchos casos, el germen de esa discriminación, como es el hecho de que por lo general, las responsabilidades familiares no se comparten por igual. Hay quien piensa que el salario de una mujer es «complementario» y que es la pareja quien trae la retribución principal para el mantenimiento del hogar.

Pensar además que lo «lógico y esperable» es que seamos nosotras quienes interrumpamos o abandonemos nuestra carrera profesional por cuidar a los niños, hace evidente en muchos casos esa interiorización de modelos discriminatorios de género que debemos cambiar.

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Cómo hacer frente a la brecha salarial

A modo de ejemplo, vale la pena hablar durante un momento de ese paraíso de la conciliación laboral que es Noruega. En un país donde el 80% de las mujeres trabaja fuera de casa, las inversiones a la familia son múltiples y muy favorables para poder favorecer esa ansiada conciliación donde gracias a las ayudas, y a la armonización de horarios, las madres y los padres puede compaginar la crianza de sus hijos con la vida laboral.

En cuanto a lo que se refiera a la brecha salarial, podríamos decir que no existe gracias a una estricta política en la cual, se establece una clara igualdad entre géneros en todo entorno laboral. El 44% de los puestos de consejos de administración está ocupado por mujeres. La ley de cuotas se cumple (aunque con cierta polémica, todo hay que decirlo, porque aún hay sectores que no lo ven con buenos ojos).

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4 prácticas empresariales para favorecer la igualdad salarial

En vista de que el resto de países distan mucho de esas políticas sociales que caracterizan a Noruega, veamos qué consejos nos aportan los expertos para favorecer esa ansiada equidad en el trabajo.

  • Analizar cada puesto de trabajo dejando claro que funciones requiere, qué habilidades y qué formación se necesita de forma clara y objetiva. Una vez determinado, toda persona sin diferenciar género, edad o raza puede optar a él si cumple los requisitos.
  • Analizar cada año los sueldos y monitorear los ascensos de forma objetiva.
  • Ser transparentes e informar de forma pública los criterios y fórmulas por los que se realizan los ascensos o los aumentos de sueldos
  • Crear una «Agencia para la Equidad de Género en el Trabajo»

Esperemos que un futuro próximo, todas estas dimensiones puedan cumplirse y disfrutemos de esa igualdad en todos los escenarios, tanto públicos como privados.


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