Beneficios de la naturaleza en el bebé

Bebé en naturaleza

La naturaleza es la vida. Todo lo que nos aleja de ella, las ciudades y la civilización, nos aleja de nuestra esencia como seres humanos. Creamos, nos relacionamos, crecemos, nos desarrollamos… en una sociedad construida para satisfacer unas necesidades intrínsecas a nuestra naturaleza humana, pero también para suplir otras que nos son extrínsecas, y que pertenecen al contexto aunque hayamos asimilado como propias.

La naturaleza nos conecta con nuestra naturaleza. Jugar con la tierra, mojarnos con la lluvia, con el agua de un río, caminar descalzos en la hierba… nos lleva a nuestro estado primitivo. De este modo, nos llena de sensaciones gratas para nuestros sentidos, nos conecta con nuestras emociones… y sentimos la libertad ajena a la alienación de la ciudad. Es obvio que los bebés necesiten vivir la naturaleza.

Beneficios en la salud física

«Sol, solet, vine’m a veure, vine’m a veure. Sol, solet, vine’m a veure que tinc fred». El sol se encarga de la activación inicial de la vitamina D y ayuda a sintetizarla; la vitamina D es la responsable de fijar el calcio en los huesos, por lo tanto, favorece su crecimiento. El sol también mejora afecciones comunes en la piel del bebé como la dermatitis atópica. Tomando las precauciones necesarias para cada etapa, el sol nos lleva de vida.

El aire limpio, lejos de la polución y la contaminación, tiene efectos preventivos contra las enfermedades respiratorias (bronquitis, asma, congestión y mucosidad crónica, etc.) y contribuye a su mejora. Respirar aire limpio contribuye a una mejor salud del bebé.

Pero aún hay más. Dice la Asociación Española de Pediatría:

«El contacto con la naturaleza mejora el control de las enfermedades crónicas (diabetes, asma, supervivientes de cáncer, obesidad…), ayuda a prevenir la adicción al alcohol y otras drogas, favorece el desarrollo neurocognitivo y reduce los problemas de conducta, además de procurar mayor bienestar mental, equilibrar los niveles de vitamina D y disminuir el número de visitas al médico».

Bajo el lema «Mejorar la salud de los niños, protegiendo el planeta», la Asociación Española de Pediatría constituyó su nuevo Comité de Salud Medioambiental el 30 de noviembre de 2017. Bebé y mamá en la selva

Beneficios en la salud emocional

«Sol, solecito, caliéntame un poquito». Y es que el sol, además de los beneficios para salud física arriba descritos, también estimula la producción de melatonina y serotonina, las «hormonas del bienestar». Vaya, que nos hace sentir bien, felices; es un antidepresivo.

Hacía referencia arriba, además, la AEP a beneficios en el desarrollo neurocognitivo y la reducción de los problemas de conducta. Es obvio, además, beneficio en el desarrollo motor dada la actividad que promueve la naturaleza frente al sedentarismo, el cual se relaciona con estrés, obesidad, fatiga crónica, hiperactividad, etc.

La pedagogía Montessori nos dice que las principales aportaciones del contacto con la naturaleza son: la exploración sensorial, el enriquecimiento y control del movimiento, la mejora del autocontrol y de la capacidad de enfocar la atención y el respeto. La actividad al aire libre potencia, además, la creatividad, el aprendizaje cognitivo, etc.

Valores

La experiencia vital en la naturaleza favorece también el trabajo de valores. El primero de ellos es: el amor y el cuidado de la misma; la Tierra es nuestro planeta y debemos cuidarlo y respetarlo. Esto implica: cuidar y respetar la flora y la fauna, el tratamiento adecuado de los residuos (la basura), el uso responsable de los recursos (el agua y la luz)… Y ello conlleva: solidaridad, empatía, cooperación, etc.

El Comité de Salud Medioambiental de la AEP señala siete frentes desde los que hay que luchar para hacer frente al deterioro del planeta: 1. Contaminación del aire y del suelo; 2. Cambio climático; 3. Drogas legales e ilegales; 4. Deforestación y desertización; 5. Seguridad del agua dulce; 6. Salud del Mar Mediterráneo y los océanos; 7. Déficit de contacto con la naturaleza. Cisne y bebé


A modo de conclusión, como mamás y papás, hemos de propiciar la experiencia vital de los bebés con la naturaleza. Si vivimos en la ciudad, hemos de volver a la naturaleza. Dependiendo de la edad del bebé, podemos organizar diferentes actividades de acuerdo a sus necesidades que le permitan respirar el aire limpio, recibir la luz del sol, jugar con la tierra, en la hierba, relacionarse con la flora y la fauna… Estaremos contribuyendo así a la mejora de la salud física y emocional del bebé, de la familia, trabajando valores, etc. ¡Amemos, cuidemos y respetemos la naturaleza! 


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