Pocas cosas generan tanta satisfacción cómo reparar uno mismo un pequeño desperfecto doméstico. Probablemente exija tiempo, un esfuerzo y algún disgusto a mitad de camino, pero cuando hemos completado la reparación, la sensación es la del trabajo bien hecho.
Realizar nosotras mismas las pequeñas tareas domésticas que exigen el manejo de herramientas es algo que en los últimos años se ha ido perdiendo. Durante mucho tiempo, y ante pequeños desperfectos, ha sido muy habitual que en muchos hogares se tome la opción más drástica: tirar y comprar de nuevo.
Sin embargo, reparar el desperfecto, reciclar y reutilizar son conceptos que vuelven a estar de moda. En parte, también, porque hay pocas cosas más ecológicas que dar un nuevo uso a las cosas reparándolas.
Bricolaje: el arreglo de las pequeñas cosas
Para ello necesitaremos un poco de tiempo, algo de paciencia, las herramientas adecuadas y alguna habilidad con el bricolaje. También debemos tomar las medidas de seguridad oportunas para el manejo de las herramientas. No es un secreto: reparar las cosas exige alguna habilidad. Pero aquí viene la buena noticia: la pericia se adquiere.
El bricolaje es muy útil y cualquiera puede aprender. Recuerda que no hablamos de reparaciones profesionales, sino de pequeñas tareas domésticas. Pintar, decorar, pequeños trabajos de carpintería o fontanería… Son tareas habituales que no realizamos porque, en ocasiones, nos da cierta pereza o pensamos que son más difíciles de lo que verdaderamente son.
Seguro que en alguna ocasión tú también has llamado a un profesional para una tarea que apenas le ha llevado diez minutos realizar. O que llevas posponiendo un pequeño arreglo durante meses. Es el momento de que lo hagas por ti misma.
¿Qué ventajas tiene el bricolaje?
Ya te hemos esbozado algunas, pero aquí van otras cuantas:
- La satisfacción personal: como comentábamos al comienzo, pocas cosas dan tanta satisfacción como el «hazlo tú mismo». Darte cuenta de que eres capaz de realizar una tarea que creías imposible te dará mucha seguridad en ti misma.
- Ahorra dinero: a veces, para una tarea que podemos hacer nosotros con las herramientas adecuadas, algo de pericia y paciencia, llamamos a un profesional. El profesional realizará la tarea en diez minutos, y nos cobrará al menos una hora de trabajo y el desplazamiento. ¡Cuánto nos hubiésemos ahorrado de haberlo hecho nosotras mismas!
- Es un entretenimiento que relaja: por este motivo, muchos adoptan el bricolaje como afición. Hacer una tarea despeja tu mente de las preocupaciones cotidianas y es un entretenimiento creativo.
- Es algo que en muchas ocasiones podrás hacer en familia: así podrás pasar un rato muy entretenido con tus hijos, y enseñarles el valor del esfuerzo y las ventajas de reparar las cosas por uno mismo.
- Es también un ejercicio físico: en muchas ocasiones, la tarea te exigirá un esfuerzo físico moderado. Agacharte, flexionarte, desplazarte, hacer algo de fuerza… Pequeños esfuerzos que, sin embargo, contribuirán a que mantengas la forma.
- Tendrás un hogar a tu gusto: haciendo esas pequeñas tareas que has ido postergando lograrás tener la casa que verdaderamente quieres para ti y tu familia.
- Es ecológico: en una época de consumo desaforado, cuando muchas de las cosas que usamos parecen de usar y tirar, es muy conveniente recuperar ideas que parecían olvidadas: la mayoría de las cosas que creemos que están rotas para siempre se pueden reparar. ¡Y el planeta lo agradece!