Bronquiolitis. Factores de riesgo que es importante conocer

Seguramente todos tenemos algún conocido que ha tenido que levar a su hijo al hospital por padecer bronquiolitis. ¿Que sabemos de esta enfermedad?. Es importante conocer los factores de riesgo que pueden hacer que la evolución de la bronquiolitis sea mas lenta y complicada de resolver.

¿Qué es la bronquiolitis?

La bronquiolitis aguda es una infección respiratoria que afecta a la parte inferior del aparato respiratorio, es decir, afecta a los pulmones y a las vías respiratorias mas finas, los bronquiolos. Una de las características típicas de este proceso es que se da en niños menores de dos años.

Los causantes de la infección son diferentes tipos de virus, el que mas comúnmente produce la infección es el Virus Respiratorio Sincitial(VRS). Pero no es el único, el virus de la gripe, el parainfluenza, adenovirus y metapneumovirus también son capaces de provocar una bronquiolitis.

¿Cómo evoluciona?

La mayoría de los niños están enfermos entre 7 y 12 días y se recuperan sin problemas después. En algunas ocasiones, mas graves, el bebé necesitará ingreso en el hospital.

En estos procesos mas graves, en los que los bebés necesitan estar ingresados es frecuente que en los siguientes meses e incluso en los años posteriores, cuando el bebé se resfríe los síntomas que aparezcan sean similares a los de la bronquiolitis.

También algunos trabajos de investigación han demostrado que los niños que han padecido bronquiolitis durante los primeros meses de la vida, tienen durante la infancia y adolescencia mayor riesgo de desarrollar asma que los niños que nunca han padecido una bronquiolitis.

Síntomas de la bronquiolitis

Al principio los síntomas son los de un resfriado común. El bebé tiene la nariz taponada, tos durante dos o tres días y décimas de fiebre o fiebre que no supera los 39ºC.

Después es posible que la enfermedad parezca estancada, es algo bastante desesperante porque nos da la impresión de que el bebé no va a mejorar nunca y ya no sabemos que hacer.

También puede empeorar. De hecho, es frecuente el empeoramiento de la enfermedad a partir del segundo o tercer día.

Aumenta la tos, el bebé respira mas deprisa y de forma dificultosa. Vemos como sus costillas se marcan, el abdomen sube y baja de forma exagerada y las fosas nasales se ensanchan con la respiración. Puede que la respiración se vuelva muy ruidosa, apareciendo una especie de silbido al respirar. Todo esto nos indica que los bronquios se están obstruyendo por la inflamación y por el aumento de mucosidad debida a la enfermedad. Es el momento de consultar de nuevo a su pediatra o acudir al servicio de urgencias. Puede que necesite ser ingresado en el hospital.


La curación de la bronquiolitis es bastante lenta. Seguramente tendrás que acudir a revisiones en tu pediatra o en el servicio de urgencias, según te indiquen. Además de armarte de paciencia…

Motivos de alarma

Cualquier aumento o empeoramiento de los síntomas es motivo de alarma. Si, además aparecen síntomas nuevos como:

  • Vómitos repetidos. El bebé no puede retener los líquidos y cuando le cambias el pañal está seco o apenas mojado. Esto nos puede indicar que el bebé se está deshidratando.
  • Si el bebé está muy adormilado.
  • Si la piel del bebé empieza a tener color amoratado. Sobre todo, alrededor de los labios o las yemas de los dedos. Esto nos puede indicar que el bebé está respirando peor y no es capaz de oxigenar correctamente la sangre.
  • Si notas que el bebé se pone pálido y sudoroso.
  • Si se fatiga mucho con las tomas, y casi no come.
  • Si el bebé respira cada vez peor, más deprisa, se le marcan las costillas, mueve mucho el abdomen, se le hunde el pecho o deja de respirar durante segundos.
  • Si el bebé fue prematuro o tiene alguna enfermedad del corazón debes consultar con el especialista en los primeros síntomas.

Factores de riesgo

Existen ciertos factores de riesgo para que el bebé pueda desarrollar la bronquiolitis. Según varios estudios los mas importantes son:

  • Que el bebé tenga hermanos en edad escolar.
  • Que esté expuesto a ambientes con humo. Sobre todo, si sus padres son fumadores.
  • Tener bajo peso al nacimiento.
  • Bebés nacidos prematuramente.
  • Asistencia a guarderías.
  • Exposición crónica a la polución.
  • No tomar lactancia materna. Existen varios estudios que dan un valor protector a la lactancia materna sobre el riesgo de padecer bronquiolitis. Incluso en uno de estos estudios relacionaron la duración de la lactancia materna, tanto exclusiva como mixta con mejor evolución de la infección.

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