No te dejes absorber por el juego de comparación. No permitas que los pensamientos negativos puedan contigo. Estos pensamientos pueden ser una advertencia para que te des cuenta de que hay mucho que mejorar pero que puedes conserguirlo. Tienes la capacidad de detener esa propia conversación y cambiar el curso de tu vida hacia otro lado más positivo. Todas las personas somos diferentes, y las familias son únicas.
Es necesario a aprender a gestionar las expectativas propias para evitar compararte con los demás. Si tu hijo es un estudiante promedio, entonces no esperes que ingrese al programa para superdotados en la escuela. Debes ser realista con las habilidades de tu hijo. Cuando tienes expectativas poco realistas, crearás presión tanto sobre ti como sobre tus hijos.
Esta presión no es necesaria en vuestra vida, ya que solo traerá desilusión cuando las expectativas sean demasiado altas y nunca puedan cumplirse. Mantén tus expectativas reales y permítete ver que tu hijo no sea el mejor ni el más brillante. Son únicos y especiales a su manera, pero eso no significa que vayan a ser los mejores en todo o en nada. Hazle saber a tu hijo que le quieres tal y cómo es, sin necesidad de destacar en nada que no le guste.
Si tienes amigos a quienes les gusta jugar al juego de la comparación, entonces no salgas con ellos. No te ayudarán a criar bien a tus hijos ni a que te sientas bien como padre. Su objetivo es hacer comparaciones para que puedan sentirse mejor consigo mismos, con su vida y con sus habilidades como padres. Su objetivo de ninguna manera implica ayudarte a sentirte mejor o a motivarte como padre o madre.
Elimina los pensamientos negativos, especialmente si provienen de otra persona. Esto solo te hará sentirte mal así que limita el tiempo con este tipo de personas para que no te intoxiquen. La vida es demasiado corta, encuentra a alguien que quiera ser tu verdadero amigo.
Sé el primero en comentar