La bulimia y la anorexia son trastornos de tipo psiquiátrico que afectan al modo de alimentarse. Estos problemas son bastante habituales en los adolescentes, y los padres deben saber a qué se enfrentan. A continuación vamos a hablar de la bulimia en este colectivo.
Concepto de bulimia
Es difícil no conocer a alguien que haya tenido problemas con la comida. Una persona bulímica come compulsivamente, sin medir cantidades y normalmente alimentos con elevado aporte calórico en azúcares y grasas. Esta ingesta de comida se denomina “atracón”. Se produce normalmente en solitario. Tras estos episodios la persona se siente culpable y es ahí donde puede decidir vomitar voluntariamente, es decir con purga, para eliminar la comida ingerida y no verse gorda. Pero puede también existir bulimia sin vómito, o sin purga.
Es habitual que frente a estos atracones existan días donde la persona no coma o solamente ingiera alimentos de un bajo aporte calórico. Las personas bulímicas tienen una obsesión con verse bien físicamente y gustar al resto del mundo. En ocasiones las personas también recurren a laxantes y hacen un excesivo ejercicio físico para intentar borrar lo que han hecho y verse mejor. El peso no suele ser exagerado en estas personas, o ni siquiera motivo de bajada de peso, sin embargo la mente les juega malas pasadas y llegan a verse diferentes a lo que en realidad son.
El porqué de la bulimia
Generalmente las personas bulímicas son personas muy perfeccionistas e incluso maniáticas, a las que les gusta tener el control en situaciones de su vida. Probablemente haya parcelas que les dañen a nivel emocional y les desestabilicen, con lo que su foco se centra en verse perfectas y con ello, predeciblemente, sentirse más seguras. Es frecuente que la bulimia se produzca más en mujeres, y alrededor de un 4% afecta a adolescentes.
Personas impulsivas, exigentes, vulnerables en algunas áreas personales hacen que busquen en estos comportamientos una vía de escape. Algún tipo de rechazo social, o algún problema familiar o de pareja, pueden resultar aspectos iniciales para el comienzo de este trastorno. Es difícil diagnosticar una bulimia, ya que no se evidencian signos muy llamativos y los adolescentes se esconden inteligentemente y sin hablarlo.
La sociedad y la adolescencia: factores relevantes
En la adolescencia se inicia la transición a la adultez, se definen gustos, ideas, estilos… El físico suele ser un referente para el momento de buscar pareja, sentirse a gusto con otros grupos de personas, salir de fiesta, y sobre todo encajar. En esta etapa todo afecta, todo influye y lo hace más intenso, más emocional, y menos llevadero. El adolescente necesita sentirse arropado, comprendido y aceptado, y en muchas ocasiones no lo siente y se nota perdido. La presión social, la baja autoestima, el bajo concepto personal son aspectos para optar por ese camino.
En la actualidad están rompiéndose algunos estereotipos y cánones de belleza instaurados hace años. Incluso la Barbie de siempre deja asomar sus curvas sin tener que esconderse en unas medidas perfectas e ilusorias. Los niños y niñas comienzan a conocer también, gracias a las redes sociales, algunas de las grandes mentiras del cine, moda y televisión. Nadie es mejor, ni debe parecerse o imitar a otro, simplemente ser, y seguramente destacar por ser especial. La persona que ha de ser el jefe de un grupo propio es uno mismo.
Aceptarse y comprender las consecuencias
Las personas deben valorarse por lo que pueden aportar, no por lo que muestren estéticamente a los demás. Tanto la sociedad como los padres deben hablar, escuchar a los adolescentes y jóvenes. Los miedos y las ideas erróneas sobre lo que es importante para ser aceptado deben aclararse. Las consecuencias de la bulimia afectan gravemente a la salud, física (problemas en el esófago y estómago, daños en la boca, pérdida de menstruación…, pudiendo llevar a la muerte) y mentalmente (depresión, ansiedad o intento de suicidio).
Los padres pueden consultar a un profesional en el momento que detecten callosidades en las manos de sus hijos, problemas dentales, aumento de peso, edemas o distensión abdominal. Además resulta frecuente que estos enfermos eviten las comidas familiares dado que se les puede ver el rechazo a los alimentos. La detección precoz es esencial para la cura completa. Será además necesario psicoterapia y terapia en grupo, en ocasiones sustentado por un tratamiento farmacológico.