Caminando que es gerundio: un nuevo paso hacia la independencia

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Los bebés no necesitan que les enseñen a comer, caminar o dormir, porque pueden aprender a hacerlo sin ayuda; quizás puedas comer con tu hijo para que observe como se coge la cuchara, o establecer rutinas vespertinas que faciliten el sueño, o cogerlo de las manitas mientras da sus primeros pasos… Pero la independencia llega sola, y a veces hasta nos pilla desprevenidos, como digo yo, cuando las madres y los padres estamos a punto de saberlo todo sobre infancia, es hora de que ellas y ellos se marchen de casa 😉 ; pero no nos precipitemos, porque ahora hablaremos de sus primeros pasos.

Si te fijas bien, las conversaciones entre progenitores de niños de edades similares están llenas de matices, pero en la mayoría de ellas los protagonistas son esos pequeños que han vuelto nuestra vida del revés, y que nos hacen cuestionar todo lo que éramos antes. Así, si hablamos sobre cómo y cuándo empezaron a caminar nos toparemos con la mamá que asegura que su bebé daba los primeros pasos en solitario a los 9 meses, y con el papá que cuenta que hasta los 15 no se soltó su hija. Ambas situaciones son normales, aunque si comparamos siempre hay alguien en desventaja, pero, ¿no es eso culpa de las expectativas de los adultos?

Caminando que es gerundio.

Un paso del desarrollo infantil que tarde o temprano llega, pero entre que adquieren fuerza en la espalda, mejoran el equilibrio de las extremidades, se deciden y superan los miedos… Los profesionales coinciden en que no importa si a los 12, 13, 14, 15 meses el niño aún no camina, de hecho no es hasta los 18 meses cuando se recomienda una valoración a fondo en el caso de que el bebé aún no camine. En estos casos podría existir algún trastorno psicomotor o del desarrollo; incluso se habla de problemas nutricionales como causantes, por ejemplo, ¿sabías que la anemia podría incidir en la psicomotricidad?

En la adquisición de destrezas motoras hay metas que alcanzar, pero sin poner plazos, ni sentirnos agobiados, y por supuesto, sin presionar a los bebés. Por ejemplo es frecuente que a los 10 meses gateen, que a los 12 se puedan incorporar y mantener en posición de pie, que empiecen a caminar entre los 12 y los 15 meses… Un poco más tarde podrán andar para atrás (¡todo un descubrimiento y una diversión para los más pequeños!) y hasta subir y bajar escalones gateando para subir y arrastrándose para bajar 🙂 .

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¿Qué es eso de que no se enseña a caminar?

Pues está bastante claro, depende del desarrollo individual, lo que si que puedes hacer es responder a las señales y hacerle ver que te alegras de que se haga mayor. Si notas que necesita gatear, no te empeñes en plantarlo para que camine, si desea sujetarse para estar ‘de pie’ procura que esté cerca de muebles u objetos seguros con los que poder hacerlo, es decir que pesen lo suficiente como para no ser desplazados por el empuje del niño, si camina pero no se siente seguro, ayúdale tu.

No te frustres si se cae y coge miedo a caminar, ten mucha paciencia y sé constante en tu actitud de apoyo, pero sin obligarle a que adelante etapas de desarrollo. Será mucho más fácil, y desde luego que lo disfrutarás muchísimo más.

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¡Ya camina! Ahora toca aprender un poco más sobre prevención de lesiones.

Si cuando se mantenían sentados, reptaban o gateaban tenías que recorrer la casa arrastrándote para descubrir posibles focos de lesiones o accidentes (enchufes, cables, pequeños objetos), ahora toca pensar en proteger las escaleras para que no puedan bajarlas o subirlas hasta que estén realmente preparados. También debes prepararte para estar en constante alerta cuando den sus primeros pasos solos, porque de un día para otro cogen mucha velocidad y si estás en la calle existe el riesgo del tráfico o perder de vista a alguien ‘tan pequeño’.

Cuando caminan llegan a más lugares y se amplia la probabilidad de que hagan trastadas, por ejemplo coger pequeños objetos de las mesas y esconderlos (llaves, un usb, etc.), abrir y cerrar puertas (se pueden pisar los deditos) … Se trata en definitiva de anticiparte a sus movimientos, y pensar que además de ser facilitadora, te convertirás en guardián o guardiana.

Nuestro consejo es que respires hondo y disfrutes de tu bebé sea cual sea su momento de desarrollo, si no camina aún quizás lo tengas que llevar más a brazos, si se mantiene erguido y tiene mucho interés en dar pasos deberás pasar un tiempo doblándote hacia adelante para sujetarle, cuando se de cuenta de que se suelta sin ayuda, te volverás ‘loca’ persiguiéndole. Repito ¡disfruta! y olvídate de comparar, al fin y al cabo el desarrollo posterior de los niños nada tiene que ver con el momento en el que caminaron por primera vez cuando eran bebés.


Imágenes — Gustavo Devito, Tela Chhe


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