En todo el mundo, el cáncer de mama se mantiene como el tumor más frecuente entre las mujeres y uno de los grandes retos sanitarios del momento. En España, las estimaciones de la SEOM sitúan los nuevos diagnósticos del año por encima de las 37.000 mujeres, en un contexto de incremento leve pero sostenido de la incidencia.
La detección anticipada marca la diferencia: con programas de cribado y mamografías periódicas, las probabilidades de seguir adelante a cinco años se sitúan en torno al 85%–86%. Los datos recuerdan, además, que el riesgo a lo largo de la vida es cercano al 12% (una de cada ocho), por lo que consolidar el acceso equitativo al diagnóstico es clave.
Incidencia y panorama global
Las cifras internacionales indican que en 2022 se registraron alrededor de 2,3 millones de nuevos casos de cáncer de mama y unas 670.000 muertes asociadas, según IARC/GLOBOCAN. La tendencia de crecimiento anual oscila entre el 1% y el 5% según el país, con proyecciones elevadas en la Unión Europea para 2025.
En España, la SEOM estima para este año más de 37.000 diagnósticos, lo que mantiene a este tumor como el más frecuente en mujeres. La mayor incidencia se observa entre los 45 y 65 años, aunque puede aparecer a cualquier edad, y también en varones en una proporción muy baja.
Conviene recordar que el tumor se origina habitualmente en los conductos (alrededor del 85%) o en los lóbulos (en torno al 15%) de la glándula mamaria. En fases iniciales puede estar in situ y resultar asintomático, lo que refuerza la necesidad del cribado.
Aunque el número de casos aumenta, la mortalidad por cáncer de mama ha disminuido con fuerza en países de ingresos altos desde 1980, gracias al diagnóstico precoz y a tratamientos cada vez más eficaces.
Detección precoz y programas de cribado
En ciudades como Barcelona, el Programa de Detección Precoz ofrece a las mujeres de 50 a 69 años una mamografía bienal y gratuita con cita programada. Además, cada 19 de octubre la ciudad refuerza la sensibilización iluminando edificios y acompañando a entidades que apoyan a pacientes.
La calidad del cribado está bajo el foco tras el fallo conocido en Andalucía, donde aproximadamente 2.000 mujeres no recibieron a tiempo la comunicación de resultados que requerían seguimiento. El caso, objeto de investigación, ha destapado demoras y ha impulsado peticiones para reforzar circuitos, trazabilidad de informes y recursos en Radiodiagnóstico.
Los testimonios de afectadas ayudan a entender el impacto humano de los retrasos. Mujeres que acudieron a su mamografía sin ser informadas de hallazgos sospechosos acabaron consultando por síntomas como enrojecimiento o pezón invertido, y algunas llegaron a la cirugía con mastectomías que podrían haberse evitado si el circuito hubiera funcionado con mayor agilidad.
Las asociaciones de pacientes insisten en que el mensaje central no debe perderse: el cribado salva vidas y necesita equidad, transparencia y tiempos de respuesta garantizados en todas las comunidades autónomas.
Factores de riesgo y hábitos protectores
El aumento de la incidencia se vincula a cambios en los hábitos reproductivos, al sedentarismo y a la obesidad, entre otros factores. Aun así, adoptar estilos de vida saludables puede disminuir parte del riesgo individual.
- Lactancia materna prolongada
- Actividad física regular
- Dieta equilibrada y control del peso
- Moderación del alcohol
- No fumar y evitar el humo ajeno
- Valorar el uso prolongado de hormonas
- Evitar exposiciones innecesarias a radiación
Según la OMS, incluso siguiendo todas estas pautas, el riesgo solo podría reducirse hasta en un 30%. Por eso, los hábitos saludables deben ir de la mano de la detección temprana.
Síntomas y cuándo consultar
Debes acudir a tu profesional sanitario si detectas un bulto nuevo en la mama o la axila, cambios en la piel (enrojecimiento, piel de naranja), inversión del pezón, secreción no habitual o dolor persistente localizado. La mayoría de los cambios no son cancerosos, pero merecen evaluación médica.
Varios relatos de pacientes subrayan que palparse un nódulo o notar cambios en el pezón marcó el inicio de su recorrido asistencial. En mujeres jóvenes, como Andreína con un tumor HER2 positivo, el diagnóstico puede ser especialmente disruptivo a nivel laboral, emocional y familiar.
Tratamientos y avances terapéuticos
El abordaje combina cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapias hormonales y tratamientos dirigidos, y ha impulsado de manera notable la supervivencia. La tendencia es personalizar el tratamiento según las características moleculares del tumor.
Se investigan nuevas líneas, desde la inmunoterapia a esquemas dirigidos a subtipos concretos. En fase experimental, hay combinaciones que, asociadas a regímenes como THP, muestran tasas de respuesta superiores a las actuales, así como estrategias innovadoras con vectores biológicos con resultados preliminares prometedores.
La tecnología también está aportando valor: la aplicación de inteligencia artificial al análisis de mamografías podría mejorar la sensibilidad del cribado y agilizar el triaje, siempre como apoyo a la decisión clínica.
El cáncer de mama metastásico sigue siendo un reto con opciones terapéuticas más limitadas. Las asociaciones piden más investigación, acceso a ensayos y apoyo psicosocial continuado.
El lazo rosa y el 19 de octubre
La OMS fijó el 19 de octubre como día de concienciación para redoblar esfuerzos en prevención y diagnóstico. La elección de octubre se asocia a la Race for the Cure celebrada en Texas en 1983, que llevó el mensaje de la detección temprana a la calle.
El símbolo del lazo rosa se popularizó en 1991 con la Fundación Susan G. Komen y en 1992, gracias a la difusión promovida por la revista Self y Estée Lauder, inspiradas en la iniciativa de Charlotte Hayley. Desde entonces, se ha convertido en un icono global de apoyo a pacientes y supervivientes.
España: cifras, demandas y apoyo a pacientes
En 2023 fallecieron en España 6.518 personas por cáncer de mama, la inmensa mayoría mujeres. La supervivencia neta a cinco años roza el 85%–86%, un avance ligado a la prevención, el cribado y terapias más eficaces.
Colectivos como FECMA y la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico reclaman programas homogéneos en todas las autonomías, acceso equitativo a diagnósticos y tratamientos, atención específica para el 5%–6% de casos avanzados y respeto al derecho de cada paciente a sus informes y a información clara.
En distintas ciudades se han sucedido concentraciones y actos simbólicos que ponen el foco en reforzar el Sistema Nacional de Salud, incrementar plantillas clave (por ejemplo, radólogos) y mejorar los controles de calidad del cribado, evitando demoras que compliquen el pronóstico.
El movimiento asociativo insiste en acompañar no solo el proceso médico, sino también el impacto emocional, cognitivo y social. Pacientes como Montse describen secuelas como el denominado “cerebro de quimio”, que requieren adaptaciones en la vida diaria y apoyo continuado.
La evidencia coincide: la detección precoz y los tratamientos actuales han mejorado de forma notable el pronóstico del cáncer de mama, pero el reto pasa por garantizar un cribado de calidad y sin brechas, impulsar la investigación en los subtipos más agresivos y asegurar a cada paciente una atención integral, cercana y con información transparente.