Pero hay un grupo de bebés y niños que requieren más atención. Esto sólo es un problema para los padres ya que no se descansa igual ni se tiene tiempo personal. Son los llamados niños alta demanda, aunque personalmente, no me gusta referirme a ellos así. Ser alto demandante no está relacionado con ningún problema psicológico ni con el famoso «chantaje emocional» del que mucha gente acusa a los más pequeños. El apego es una de las cosas más importantes para la crianza de nuestros hijos y hay niños que necesitan más que otros. A los adultos también nos pasa; hay personas que necesitan estar rodeadas en todo momento de gente, no les gusta estar solos y no por ello son adultos alta demanda. No obstante, se han encontrado una serie de características que tienen en común este grupo de bebés y niños:
Enérgicos
Los bebés y niños alta demanda, pronto y mal dicho, tienen baterías inagotables. Ponen mucha intensidad en todo lo que hacen, como si pensasen: «si lo hago, lo hago bien». Suelen tener casi siempre el cuerpo y la mente preparados para la acción. No es raro que la gente que no les conoce les diagnostique como niños hiperactivos.
En el caso de ser más pequeños, estos bebés quieren estar casi siempre en brazos; no aceptan dormir en otro sitio que no sea en contacto con sus progenitores. Además, al tener ese estado de acción continua en el cuerpo, es raro que se duerman tras sus tomas de pecho o biberón, lo que puede dar lugar a la confusión de que la leche no les está alimentando.
Demandantes
Como su propio nombre indica, son bebés y niños que demandan mucho. Pero, ¿el qué exactamente? No solo les basta la atención, también quieren una reacción por tu parte a lo que hacen. Por lo general, son niños que buscan tu aprobación en sus acciones. También van a buscarte para el contacto continuo.
Si les das el pecho, seguramente hagan demasiadas tomas aunque ya sean más mayores. Por poner un ejemplo, mi hija con 1 año toma un minuto de pecho y a los 5 minutos viene a buscar otro minuto más. Y, por supuesto, tus brazos no serán suficientes y estarás deseando tener un tercero ya que seguramente los requiera más que otros bebés y niños de su misma edad. No se saben calmar solos; los duelos los solucionan mejor de la mano de las personas en las que confía, por lo que dejarles con la rabieta encendida y no apoyarles les perjudicará.
Inquietos
No es lo mismo que enérgicos. Un bebé o un niño alta demanda aunque esté muy cansado, dormirá mal. Esto quiere decir que nosotros como padres, descansaremos también mal. No funciona dejarles encerrados en su habitación metidos entre los barrotes de una cuna. Dejarles llorar cuando se despiertan por las noches y no atender su llanto va a ser muchísimo peor a largo plazo.
También tendrán momentos durante el día en el que harán pataletas y rabietas que sólo ellos entenderán. Su mente funciona muy rápido para la madurez que tienen. Como padres, debemos de demostrar quien es el adulto y enseñarles como encaminar sus emociones (ojo, hay que dejarles experimentar todas pero acompañándoles siempre).
Sensibles
No se acostumbrarán a un entorno que no les haga sentir a gusto; no se adaptarán a lo que no les agrade. Si oyen a alguien levantar la voz demasiado, mostrarán una reacción bastante más «exagerada» que otros niños. El contacto físico también tiene que ser delicado con ellos ya que un «mal gesto», como apartarles la mano o algo parecido, puede desencadenar en un llanto desesperado.
Cambiantes
Hoy os funciona una cosa para calmarle y mañana al hacerla el bebé o niño no deja de quejarse o se le ve muy molesto. Esto es por que son totalmente impredecibles y no les gusta demasiado la idea de seguir rutinas. Necesitan ser estimulados y si ya saben lo que viene a continuación, se acabarán aburriendo y se mostrarán insatisfechos.
Si tenéis un niño alta demanda, armaros de paciencia. Cuando crezcan lo seguirán siendo, pero tenéis todos los días una nueva oportunidad para aprender de ellos. Recordad que no tienen ningún problema y que el cansancio que sentiréis es completamente normal.
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