Puede que las ciudades no sean el entorno más sano para crecer

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Un equipo de científicos liderados por Martijn Schuijs, ha presentado al congreso recién celebrado de la Sociedad Británica de Inmunología, una investigación interesante, en una línea que viene desarrollándose tímidamente desde hace varios meses. Se trata de la relación entre criarse en una granja, y tasas menores de alergias para los niños que viven en esos entornos. Hasta ahora las causas son inciertas, aunque el estudio parece apuntar hacia la primera evidencia de los mecanismos biológicos que podrían explicar por qué la vida en una granja protege frente a las alergias.

Por otra parte, me gustaría aprovechar este post para hablaros acerca de la “hipótesis de la higiene” porque, aunque en ocasiones es discutida, la podemos considerar un factor relacionado con la incidencia de alergias, pero también otras enfermedades autoinmunes. A continuación, voy a hablar sobre ella brevemente:

Esta hipótesis nació a finales de los años 70, y se basaba en la creencia de que para que el sistema inmunológico responda adecuadamente, el organismo debería poder entrar en contacto con posibles agentes externos como gérmenes (entre los cuales se encuentran también bacterias que ayudan a que “las defensas naturales” maduren). Eso sí, conviene ser cautos porque una cosa es permitir cierto grado de suciedad, y evitar la limpieza extrema (en beneficio de nuestra relación con los gérmenes que podrían ayudarnos), y otra pasarnos a la dejadez y el descuido de los buenos hábitos.

Puede que las ciudades no sean el entorno más sano para crecer

Contacto con la Naturaleza: beneficios evidentes.

Un poco más sobre la hipótesis de la higiene.

Por ejemplo: a la mayoría de los bebés les encanta meterse tierra y arena en la boca, pero si el lugar dónde está jugando está claramente contaminado por excrementos, deberíamos evitarlo; otro ejemplo: no tenemos que estar lavando las manitas de los niños cada 15 minutos con toallitas higiénicas, pero podemos instaurar el hábito de que se las laven al llegar a casa, tras ir al water y después de comer. Como siempre digo: la virtud está en equilibrio.

Como ya he apuntado, la hipótesis de la higiene cobró fuerza en su día, pero también fue (y es) controvertida. Por ejemplo, es bastante aceptado que el sistema inmunitario funciona mejor si se expone a agentes externos, sin embargo Sally Bloomfield (entre otras opiniones relevantes) sostiene que no se puede tener en cuenta como factor de peso en esta regulación inmunológico, pues existen estudios que apuntan hacia el peso del propio desarrollo en la fortaleza frente a las agresiones.

La relación que yo encuentro entre la exposición a microbios que ayuden a madurar al sistema inmunitario, y la oposición entre vida rural y vida en la ciudad, es que el desarrollo de nuestro hábitat en la urbe, ha conllevado cierto grado de asepsia (hogares impecable, lavadoras cada día, alejamiento respecto de los elementos naturales). Por otra parte, vivir en una granja o en un pueblo, no significa mayor suciedad, sino más contacto con la tierra o con animales, y puede que así más contacto con gérmenes (que recordemos, podrían ser beneficiosos).

Y puede que esto último no sea más que especular, pero en cualquier caso podrían ser ventajas a valorar.

Naturaleza y niños desestresados.

A partir de las conclusiones de un estudio llamado “La Naturaleza cercana como moderadora del estrés infantil”, del doctor Corraliza y colaboradores, he sentido la necesidad de contaros que está demostrada la relación con esta Naturaleza (en mayúsculas) y una mayor capacidad de la infancia para enfrentarse a reacciones adversas, ofreciendo en consecuencia más regulación del estrés. La investigación de Corraliza partía de otra hipótesis, la “Buffering”, y pretendió valorar el impacto positivo de esas pequeñas “naturalezas” (parques urbanos arbolados, patios de colegio “verdes”, …) como factores de equilibrio psicológico para los menores.

Puede que las ciudades no sean el entorno más sano para crecer

¿Sufren menos alergias los niños que residen en granjas?

El trabajo de Schuijs citado al principio, fue desarrollado en laboratorio, y los datos obtenidos podrían explicar por qué “los niños que crecen en granjas desarrollan menos alergias”. Muy resumidamente (y teniendo en cuenta que tenéis el trabajo enlazado más arriba), os cuento que a partir de la exposición de ratones de laboratorio a diferentes componentes, se encontró que la expresión de la proteína A20 (relacionada con la comunicación entre el sistema inmune y el recubrimiento de los pulmones) era suprimida al inducir el contacto con polvo de granja. Es decir, los individuos expuestos sufrieron menos reacciones por inflamación, entre ellas asma u otras reacciones alérgicas.


Yo siempre valoro estas aportaciones, aunque en mi opinión, también cuenta (y mucho) el sentido común, y la atención a las necesidades de nuestras hijas e hijos, así que tomad nota: los peques necesitan Naturaleza (o naturaleza) y la suciedad no les hace tanto daño como pensamos… pero utilizad ese sentido del que os hablo, y permitidles ser felices.


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