Cómo actuar ante una posible insolación en niños

El sol y las altas temperaturas pueden causar muchos problemas de salud, tanto a las personas adultas como a los niños. Sin embargo, los bebés y los niños pequeños son los más vulnerables y por ello, es muy importante tener algunas precauciones cuando se vayan a exponer al sol o a las altas temperaturas. Sin olvidar qué, los bebés pueden sufrir una insolación y es fundamental saber cómo actuar en ese caso para evitar consecuencias fatales.

Qué es una insolación

A menudo se confunde lo que es una insolación con un golpe de calor, se trata de problemas distintos aunque igualmente peligrosos para los bebés y niños pequeños. El golpe de calor se produce como consecuencia de un aumento de temperatura, generalmente producido por el calor. En este caso, mantener el cuerpo bien hidratado es la clave para evitar este tipo de trastorno.

La insolación en cambio, se produce por la exposición directa a los rayos solares. Cuando la cabeza se expone de forma prolongada al sol, los vasos sanguíneos de la cabeza aumentan de tamaño, lo que produce un trastorno en el volumen de la sangre. Como consecuencia, aparecen fuertes dolores de cabeza, mareos y desfallecimiento, incluso, en los casos más graves puede producirse la pérdida de conocimiento, lo que se conoce como síncope.

Generalmente, la recuperación tras una insolación suele ser rápida y no suele provocar consecuencias mayores, como sí que puede ocurrir con el golpe de calor. No obstante, es muy importante saber reconocer los síntomas y actuar a tiempo para controlar la situación lo más rápido posible, especialmente si la insolación la sufre un bebé o un niño pequeño.

Medidas de prevención

cómo actuar ante una insolación

Los bebés y los niños hasta los 4 años, son los que tienen mayor riesgo de sufrir una insolación. Esto es porque su sistema de regulación de la temperatura corporal es diferente al de los adultos, por ello son más vulnerables. Además, la piel de los niños tan pequeños es mucho más delicada y puede quemarse con mayor facilidad. Por lo qué, si se va a exponer a un niño pequeño o un bebé al sol, aunque sea por un periodo corto de tiempo, es fundamental extremar algunas precauciones.

  • Protege la piel del bebé: Aplica una crema con la más alta protección y asegúrate de que sea un producto específico para la piel de los bebés. Además de aplicar la protección en todo el cuerpo, utiliza prendas apropiadas para el bebé. Se trata de prendas que incluyen protección ante los rayos solares, que permiten que los niños se expongan al sol. Sin embargo, estas prendas no deben sustituir en ningún caso a la crema de protección solar.
  • La cabeza bien tapada y bajo la sombrilla: Coloca una gorra o un sombrero que proteja la cabeza de tu bebé de los rayos solares.
  • Asegúrate de que esté siempre bien hidratado: Si tu bebé es lactante, asegúrate de que toma el pecho frecuentemente. En niños con más edad que ya tomen agua, asegúrate de que siempre tomen líquido, frutas y lácteos.

Cómo actuar ante una insolación

A pesar de tomar todas las medidas de prevención, a cualquiera le puede pasar que por un despiste el niño sufra una insolación. Ante esa situación, es esencial mantener la calma en todo momento para poder actuar racionalmente y lo más rápido posible. Si notas que tu bebé o tu hijo pequeño comienza a mostrar síntomas de una insolación, debes actuar rápidamente y de la siguiente manera.

  • Busca una zona retirada del sol y lo más fresca posible. Debes bajar la temperatura corporal del niño rápidamente, puedes usar un abanico o entrar en algún establecimiento. Generalmente, los comercios cuentan con sistemas de refrigeración y el fresco ayudará a bajar la temperatura corporal.
  • Utiliza paños de agua tibia. Retira toda la ropa y utiliza paños, toallas o cualquier cosa que tengas a mano. Siempre con agua tibia, nunca debe ser agua fría.
  • Si el niño no ha perdido el conocimiento, debes tomar líquidos, ya sea agua o una bebida isotónica a ser posible. El líquido debe estar fresco pero no muy frío, si tienes que elegir, mejor a temperatura ambiente.

Si después de aplicar estos consejos el niño no mejora, no baja la temperatura corporal y no mejoran los síntomas, lo más probable es que se trate de un golpe de calor y no una insolación. En ese caso, debes acudir a los servicios médicos de urgencia a la mayor brevedad posible.



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