La tuberculosis en niños sigue siendo un problema grave de salud pública en todo el mundo. Los contagios se concentran mucho más cuando los niños están expuestos en ambientes cargados por tal contagio o por familiares que lo padezcan. El aumento de la inmigración y de los viajes internacionales ha hecho que se disparen estas cifras.
La tuberculosis fue una de las peores enfermedades que azotaron a la población mundial en el siglo XIX, pero en la actualidad sigue afectando a numerosas personas y sobre todo a niños con un sistema inmunitario mucho más débil que el resto. Sigue preocupando sus datos y afecciones ya que su diagnóstico sigue sin precisar síntomas muy concretos.
¿Qué es la tuberculosis en niños?
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis) la cual afecta principalmente a los pulmones, aunque puede afectar a otros órganos.
Síntomas principales
Hay que prestar atención con cualquiera de los síntomas que se puedan presentar. Hay niños que pueden estar contagiados y no presentar síntomas avanzados. Es el caso de los menores de cuatro años, su infección puede diseminarse por el torrente sanguíneo y afectar a cualquier órgano del cuerpo. Su riego puede incurrir a contraer meningitis tuberculosa que puede afectar al cerebro y al sistema nervioso.
Los principales síntomas pueden ser fiebre, pérdida de apetito y como consecuencia de peso y crecimiento, fatiga y debilidad, tos persistente y respiración fuerte, dolor de pecho e irritabilidad por el malestar general.
Cuidado con su propagación
Su contagio suele darse más por estar próximo a un adulto con tuberculosis. Al toser esparcirá la bacteria por el aire, por lo que un menor puede contagiarse. Un niño puede estar infectado de tuberculosis y no presentar su infección ni sus síntomas, solamente daría positivo si se le realizara las pruebas cutáneas correspondientes. Aún sin síntomas, debe ser tratado igualmente para que no se produzca una reactivación de dicha enfermedad en un futuro.
No obstante, la tuberculosis en niños menores de diez años, no suelen infectar a otras personas, ya que no presentan apenas bacterias en su mucosidad y tienen una tos demasiado débil e ineficaz para transmitirlo.
Ante una posible infección en un niño, hay que buscar a los responsables dentro de su entorno que podrían estar infectados. Esta persona debería de hacerse un examen físico, una radiografía de tórax y recibir su tratamiento correcto.
Pruebas y tratamientos
Primero se suele hacer una prueba cutánea, dónde se le inyectará en la piel y en la parte inferior del brazo una pequeña cantidad de líquido denominado tuberculina. En esta prueba habrá que determinar el tipo de reacción que manifieste dicha inyección. En el caso de que dé positiva se requerirá una radiografía de tórax para ver su expansión de infección. Otra de las pruebas será analizar la bacteria que se encuentra dentro de sus secreciones para poder determinar el tipo de tratamiento que debe cursar. Otro tipo de pruebas que se pueden llegar a realizar puede ser una analítica de sangre.
Si la prueba cutánea ha sido positiva pero el niños no ha alcanzado a desarrollar ninguno de los síntomas, entonces estamos hablando del posible caso de tener que tratar al niño, para que no desarrolle en un futuro dicha actividad. Es por ello que tendrá que tomar a diario un medicamento durante todos los días y en un mínimo de nueve meses.
Si por el contrario el niño da positivo padeciendo dichos síntomas, probablemente sea inmediatamente hospitalizado. A parte se le administrará un tratamiento a bases de tres a cuatro medicamentos, con una duración de seis a doce meses.