Las personas mayores son imprescindibles en la familia. Los abuelos ejercen un rol esencial tanto con los nietos como con sus padres. Cuando a las personas mayores, los abuelos, les sobreviene la enfermedad del alzheimer es difícil hacerlo entender a un niño. A continuación vamos a exponer unos puntos para que la explicación resulte menos compleja.
El alzheimer, la enfermedad del olvido
El alzheimer significa demencia, olvido, pérdida de recuerdos y memoria. Esta enfermedad se ceba poco a poco con la persona, borrando su esencia, su pasado, presente y futuro, logrando que convertirla en otra. Las personas con alzheimer van sufriendo una degeneración de sus facultades mentales e intelectuales hasta ver afectado su lenguaje. Llegarán a no reconocer a sus seres queridos. El niño ha de comprender que es el cerebro el causante de los fallos ya que no funciona como debiera. Ante dudas debe poder hablar con los padres y no quedarse con miedos.
Para los nietos será difícil comprender que sus abuelos estén perdiendo la memoria, se comporten de forma diferente a la habitual, llegando a verse como niños enfadados, frustrados y tristes. Además verán que no les recuerdan y eso les producirá pena e impotencia. Es esencial que interioricen que la enfermedad es la única culpable y que sus abuelos no pueden recordar muchas de sus vivencias y personas importantes para ellos. Deben poder exteriorizar sus sentimientos y si tienen rabia gritar y quejarse, sin dejarse nada dentro.
Hablar y hacer partícipes a los niños
Los niños han de saber que llegará un momento en que sus abuelos necesitarán ayuda para todo. Sin embargo puede retrasarse el rápido avance con medicación. El abuelo se sentirá perdido y asustado, comportamientos que los niños tienen que conocer. Probablemente el niño tema por el sufrimiento de su abuelo, será ahí donde se le puede explicar que la enfermedad no tiene cura pero sí puede controlarse en las fases más leves. Abuelo y nieto pueden hacer actividades al aire libre como jugar con la pelota, con las cartas y con muñecos, escuchar música de su época, o ver fotografías antiguas que ambos puedan comentar.
Importa hacer al niño partícipe de la enfermedad de su abuelo, buscar información sobre ella e ideas para que el niño puede ayudarle. Eso hará que se sienta útil. Con 3 y 4 años son capaces de asumir y adaptarse a situaciones con una pasmosa facilidad. Lo decisivo es que el niño sea conocedor del amor que le tiene su abuelo, y aunque cara al exterior se irá marchitando, en su corazón jamás dejará de sentir por él. El mejor tratamiento para abuelo y nieto es el contacto y el cariño que se profesen mutuamente.