Cómo hablar con nuestros hijos sobre los desastres que ocurren en el mundo

Cómo hablar con nuestros hijos sobre los desastres que ocurren en el mundo

En los últimos años nos estamos «habituando» a tener que asistir a una nueva realidad donde los problemas políticos entre las grandes y pequeñas potencias se traducen en atentados, guerras televisadas, ataques, movimientos de refugiados huyendo de sus países y una carga emotiva implícita, que no sólo tienen impacto en nosotros, los adultos. También nuestros hijos son testigos indirectos de toda esta tristeza que sucede en el mundo.

¿Cómo hablar con los niños sobre algo tan irracional como un atentado? ¿Sobre una guerra? ¿Sobre la muerte de niños ahogados en mares intentando encontrar una vida mejor en otros países? No es fácil. No obstante, hemos de tener algo muy claro: los niños se dan cuenta de muchas más cosas de las que pensamos, y el impacto, el modo en que procesen dichas imágenes puede ser algo traumático. Veámoslo con detalle en «Madres hoy»

No podemos proteger a nuestros hijos de todo lo que ven y reciben de los medios

Si hay algo que nos gustaría, es proteger a nuestros hijos de todo mal, de toda situación problemática e incluso de esas emociones negativas que puedan recibir de focos externos. Son muchos los padres que por ejemplo, evitan que sus hijos vean la televisión cuidando de que no vean imágenes cargadas de violencia, que en ocasiones, los informativos «dejan caer» casi sin avisar.

¿Sirve esto de algo? En absoluto. Nuestra sociedad es una sociedad marcada por los medios, por una información que fluye por múltiples canales y que no podemos controlar. Y los niños, lo queramos o no, tienen acceso a todo ello. Ya sea por la televisión, Internet o a través de los teléfonos móviles, van a acabar siendo conscientes de esas realidades sociales que vivimos en la actualidad. No podemos impedir que sean conscientes de noticias como la ocurrida recientemente en el atentado de París, del Líbano o las muertes de los niños en los flujos de inmigración.

  • El presidente de «Child Mind Institute» nos señala que es necesario hablar de inmediato con nuestros hijos en cuanto sale una noticia de este tipo de impacto.
  • Debemos animar a que los niños hablen y digan lo que sienten, lo que piensan al respecto de lo que ven.
  • Es necesario comprender la forma en qué procesan lo que ocurre. De ese modo, descubriremos por ejemplo si tienen miedo, si piensan que ellos también pueden estar en peligro.
  • No se trata pues de cerrar la televisión, de enviarlos a su habitación o de evitar hablar de ciertas cosas en su presencia. Los niños lo intuyen. Y siempre será mejor que vean esas noticias en nuestra compañía que en la soledad de sus dispositivos electrónicos o de sus amigos.

Cuida de tus propias emociones y ofrece seguridad a tus hijos

niño asustado por los desastres en el mundo

Este aspecto es primordial. Nuestros hijos procesarán lo que ven de forma más o menos traumática teniendo en cuenta el impacto en sus padres. Es decir, si nos ven llorar, hablar con miedo y negatividad, los niños integrarán esas mismas emociones: temor, amenaza e indefensión.

Tenemos claro que no nos va a servir de nada esconderles las realidades del mundo a nuestros hijos. No obstante, algo que sí debemos controlar en la medida que nos sea posible, es la forma en que esas imágenes impactan en nosotros.

  • Evita grandes expresiones, evita alarmar, llorar de forma muy llamativa. Mantén la calma, expresa tu tristeza pero de forma serena. De ese modo, nuestros hijos se sentirán menos impactados.
  • Los niños recogen señales de los adultos, si nos ven ansiosos, ellos estarán ansiosos.
  • Es vital que les ofrezcas sensación de seguridad. De que su contexto más cercano, de que su vida cotidiana no va a cambiar, de que está seguro y a salvo y que es querido.
  • Habla con ellos antes de ir a dormir y sondea el estado de sus emociones y pensamientos. En ocasiones los niños pueden presentar temores irracionales (¿y si me secuestran? ¿y si ponen una bomba en casa?) Atiende cada pregunta con calma sin burlarte y actúa con convicción, cercanía y equilibrio. Ofréceles seguridad en tus palabras y sobre todo, en tus gestos.

Hablar con nuestros niños sobre desastres según sus edades

niño y padre hablando sobre los desastres en el mundo


Queda claro que no va a ser lo mismo hablar con niño de 3 años que con nuestro hijo preadolescente. No obstante, tampoco debemos caer en el error de pensar que por ser muy pequeños no se van a dar cuenta, ni que por ser ya unos adolescentes, ya no merece la pena hablar con ellos porque, supuestamente, «ya saben cómo va el mundo».

Es un error. Como madre, es esencial que atiendas a tus hijos a cualquier edad, que establezcas siempre una adecuada comunicación emocional. No basta con decirles eso de «aquí no va a pasar nada». El miedo no tiene edad, y la indefensión puede instalarse en cualquiera de nuestros hijos.

Niños menores de 5 años

Los niños menores de cinco años tienden a confundir los hechos con los temores. De ahí que lo más importante es sobre todo cuidar nuestros gestos. Si te ven llorar, se asustarán. Si ven niños heridos o muertos en la televisión se identificarán y se asustarán.

Los expertos recomiendan limitar en la medida que sea posible este tipo de imágenes. Un niño de 3 años no va a acceder por sí solo a Internet ni verá estas noticias en la guardería. Estamos en una edad donde aún nos es posible «limitar el acceso» a este tipo de noticias. No obstante, recuerda que siempre será mejor no darles más detalles de lo que piden o preguntan.

madre e hijo abrazo

Niños entre 6 y 12 años

La mayoría de psicólogos coinciden en esta idea: «Los niños, a partir de los 6 o 7 años son conscientes de lo que ocurre en su contexto más próximo y lo que ven en la televisión. Y tienen muchas preguntas»

Los padres vamos a tener que centrarnos en ellos y en su bienestar emocional. Ten en cuenta de que cada niño es único, así que no nos van a servir las mismas estrategias para un hermano que para otro.

  • Daniel Goleman, experto como ya sabes en materia emocional, nos indica que los niños suelen presentar miedos e inquietudes no declarados. Son ansiedades profundas que vamos a tener que identificar.
  • La comunicación, el dejarles hablar o hacerles preguntas sobre qué piensan o qué sienten nunca es bastante. Debes fijarte en sus dibujos, en cómo juega y en cómo es su descanso. Si ves que tiene pesadillas, o que no descansa de modo adecuado, habla con él.
  • No se trata de «interrogar» sino de establecer situaciones en las cuales afloren sus miedos más profundos. Lo más importante va a ser siempre que nos vean a nosotros tranquilos. Que llevamos el día a día con normalidad y sin miedos. Que nos sentimos seguros.

En un mundo tan conectado como el actual, y en una sociedad cambiante y en ocasiones complejas donde la violencia y el drama están presentes en más ocasiones de las que pensamos, es necesario proteger a nuestros hijos en todos los sentidos. Y en este caso, proteger no es «ocultarle» información, sino hacerle ver que no debe tener miedo, que debe crecer en seguridad, aprendiendo a ser una buena persona para hacer de este mundo un escenario mucho mejor.

Para comprender esta realidad, te invitamos a ver esta maravillosa entrevista que sin duda, te va a emocionar.

https://www.youtube.com/watch?v=kwNJ62-Z5LU


Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

*

  1. Responsable de los datos: Miguel Ángel Gatón
  2. Finalidad de los datos: Controlar el SPAM, gestión de comentarios.
  3. Legitimación: Tu consentimiento
  4. Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  5. Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en Occentus Networks (UE)
  6. Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.

  1.   Macarena dijo

    ¡Excelente post Valeria!, y no podías haber sido más oportuna. Coincido contigo en muchos aspectos, y sé que algunas de las recomendaciones que das, funcionan: 12 años de maternidad (intensa) dan para bastante. Siempre he creído que cuando un niño pregunta una cosa es porque está preparado para saber la respuesta, aunque es obvio que dependiendo de la edad, el lenguaje será uno u otro, porque no se trata de proteger pero tampoco de crear miedos de forma innecesaria.

    Com mi mayor nunca ha funcionado ‘disfrazar’ y a los 7 años opté por decirle cada vez que quería saber sobre un tema controvertido o doloroso: ‘está visto que quieres saber como si fueras mayor, te lo voy a contar, pero sepas que quizás nos podríamos haber esperado más’; esto era porque realmente no había posibilidad de relatar de otra forma, y en casa no nos van las mentiras (en realidad nunca son buenas).

    Y es verdad: hablemos o no, los peques están expuestos, así que adoptemos la máxima de ‘nunca es demasiado pronto para saber, si ellos están preparados y quieren’. Esto tiene sus costes, por ejemplo, la pequeña hace un mes soñó con secuestros, ¡tal y como lo cuentas en el post!; en estos momentos es cuando tenemos que dejar lo que tenemos entre manos, y atender sus emociones.

    No me extiendo más: muchísimas gracias por esta valiosa aportación.

    1.    Valeria Sabater dijo

      ¡Gracias a ti Macarena! La verdad es que todo lo que estamos viviendo hoy en día nos obliga sobre todo a tener más en cuenta a los más pequeños. Y ya no sólo para ayudarles a canalizar y a «entender» todo lo que ven (algo complicado porque ni nosotros podemos entenderlo). Es importante sobre todo ver estas situaciones como oportunidades para educar: la violencia no se soluciona con violencia. No hay más que ver ese vídeo maravilloso donde el padre le dice a su niño que vamos a utilizar flores para vencer a las pistolas.

      Y ante todo «no esconder», «no enmascarar». Hay padres y madres que prefieren cerrar la televisión y no explicarles qué pasa, qué ocurre. Los niños entienden mucho más de lo que creemos, y no tenerlo en cuenta es un grave error, luego, como tú indicas, vienen las pesadillas. En fin, lo afrontaremos todo lo mejor que podamos, pero educando y atendiendo siempre.

      ¡Gracias Macarena, un abrazo! 😉