Los niños son niños y en muchas ocasiones se comportan mal sin saber que sus acciones no están siendo correctas. Quizá tu hijo esté aburrido, no esté lo suficientemente estimulado o le has dejado solo para que piense porque se ha portado mal y no entiende por qué te comportas así con él.
A veces los niños no quieren compartir o simplemente tienen un mal comportamiento. Para evitar conflictos cuando los niños juegan, por ejemplo, debes asegurarte de que haya suficientes juguetes para que los niños compartan. En el caso de que haya suficientes juguetes y si los niños continúan discutiendo por uno, entonces será necesario quitar ese juguete para acabar la pelea.
Usa la distracción para redirigir la atención de tu hijo
Por ejemplo, si tu hijo insiste en tocar los adornos de vidrio en una tienda después de haberle dicho que no lo haga. Muéstrale un objeto, deja que lo toque para ver cómo se siente, satisface su naturaleza inquisitiva y luego redirige su atención con un juguete en el carrito.
Si la redirección no funciona, explica que si continúa con el comportamiento, tendrá que irse. Recuerda, debes seguir con la estrategia de disciplina una vez que la hayas verbalizado. En otras palabras, retira a tu hijo de la situación o elimina el objeto del campo de visión del niño.
Los niños aprenden modelando lo que ven
No puedes decirle a tu hijo que no puede gritar cuando después tú o tu pareja le gritáis u os gritáis mutuamente delante del niño cuando tenéis un desacuerdo. Cuando tu hijo pinta en la pared, por ejemplo, en lugar de gritarle, dile que ahí no está permitido pintad y dile dónde tiene que hacerlo para que sea un lugar correcto (papel). También permite que te ayude a limpiar lo que haya ensuciado.
Recuerda siempre alabar a tu hijo
Si tu hijo te ha escuchado y hace lo que le has pedido, se ha comportado bien o no ha tenido rabietas, reconoce ese comportamiento deseable y dile lo orgullosa que te sientes de que sea capaz de comportarse así de bien.