Se pueden diferenciar por la manera en que se perciben y es que a una mujer que es primeriza esto le puede resultar un poco indeciso. Cada mujer puede sentir las contracciones de una manera diferente, con más o menor dolor y el hecho de diferenciar cuándo es el momento puede crear cierta incertidumbre.
Una mujer embarazada puede sentir contracciones a lo largo de su embarazo. Aprender a distinguirlas es tan sencillo cómo tener contracciones preparatorias o contracciones indicando que es una señal de indicio de parto. Por ello te podemos ayudar a distinguir cuando son necesarios estos movimientos musculares y cómo diferenciarlos.
Contracciones del parto
Las contracciones pueden llegar a manifestarse a partir del tercer trimestre del embarazo. Se puede llegar a sentir alguna molestia en el momento en que se producen, pero por lo general no suelen ser dolorosas. En el momento en el que ocurren cumplen la función de modificar el cuello del útero para prepararlo para una futura dilatación.
A diferencia de las contracciones de parto, en su medida y su frecuencia determinarán la diferencia entre unas y otras. Es fácil de diferenciar pero puede resultar indeciso el momento, ya que hay primerizas que experimentan contracciones incluso dos días antes de su alumbramiento.
¿Qué función tienen las contracciones?
Su función es la preparación al parto. Hacen que el útero se contraiga de forma rítmica y lo hará de forma ascendente y con gran intensidad hasta que se formalice la expulsión del bebé.
Primero formarán parte de una gran dilatación. Harán que el cuello del útero de ensanche y se acorte, o para que se entienda mejor, acortan el paso y hacen más ancho este canal para que el bebé se expulse con mayor facilidad al exterior.
Las contracciones aumentarán de ritmo y presión dentro del útero. Esto hará que en cada momento que se produzca, se haga el intento de empujar el feto hacia la vagina y se haga su expulsión.
¿Cómo se desarrollan estas contracciones?
Hay una fase activa antes de que se alcancen los tres centímetros de dilatación. En este punto las contracciones pueden ser irregulares y no muy intensas. Es cuando denominamos que el cuello del útero está borrado.
Llegados a estos tres centímetros comenzarán los intervalos mucho más intensos. A medida que se va ensanchando el cuello uterino irán aumentando en cantidad. Empezarán cada 20 minutos, después cada 15 minutos y en su etapa final pueden llegar hasta aparecer cada 5 minutos. Llegan a durar hasta casi un minuto cada una y su dolor y presión se llegan a notar desde el bajo vientre hasta la región lumbar y parte sacra. Estas últimas contracciones son las que ayudarán a bajar al bebé por el canal del parto para salir al exterior.
¿Se puede aliviar el dolor que producen?
Siempre hay métodos que podemos practicar como primera medida. La respiración puede ser de gran ayuda si ya lo hemos practicado dentro de clases en preparación al parto. Caminar, movernos y adoptar algunas posturas puede que nos relajen del dolor en incluso estar distraídas.
Lo que definitivamente puede calmar el dolor es la epidural, ya que una vez puesta nos alivia del dolor final de las contracciones, de su momento de expulsión e incluso hasta de varias horas después de dar a luz.
¿Hay contracciones después del parto?
Sí. Las seguiremos teniendo pero mucho más débiles y su dolor será el equivalente a tener una menstruación fuerte. En este caso será para hacer que se expulse la placenta y suelen duran de diez a quince minutos. Si se da el caso de que puedes amamantar al bebé esta acción se hará mucho más llevadera, porque su propia succión provocará una hormona que facilitará este proceso.
Otras contracciones que podemos tener son los llamados “entuertos” que se notarán incluso días posteriores al parto. Con esta acción hará que el útero vuelva al su estado inicial y se eliminen todos los restos biológicos que hayan quedado dentro.