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La vida está llena de conflictos y si eres padre o madre, te habrás dado cuenta de los problemas de relación son bastante comunes. Pero un conflicto con tus hijos no tienes que verlo como algo negativo, si no como una gran oportunidad para acercarte a ellos… Si no lo ves así, empezarás a alejarte de ellos casi sin darte cuenta, y lo peor… Ellos también se alejarán de ti emocionalmente casi sin darse cuenta.
Los niños necesitan tu guía, pero castigarle siempre que creas que es necesario puede erosionar vuestra relación. Si castigas a tus hijos de forma indiscriminada lo más probable es que tu hijo se comporte peor en el futuro. Es necesario ser coherente con las acciones, calmarse antes de tomar una decisión y sobre todo respirar hondo antes de tener un comportamiento demasiado punitivo. Recuerda que tus hijos aprenden de lo que ven.
Las pequeñas fisuras también pueden acumularse generando problemas relacionales en la familia y grandes conflictos que se convertirán en heridas difíciles de curar. Si algo está mal entre tu hijo y tú, deberás encontrar la manera de solventarlo de forma positiva. La decisión de ausentarte de tu lado (excepto que sea temporal y de forma estratégica), solo aumentará el conflicto emocional y tu hijo se alejará emocionalmente, de verdad. Cada conflicto debe ser una oportunidad para acercarte… Y no para crear distancia.
Por eso, después de cada conflicto resulta tan importante trabajar para conectar de nuevo con tus hijos. Los padres son los que deben proporcionar seguridad y refugio emocional, son como el ancla para los hijos, como su mejor brújula para que sepan orientarse en este mundo que no para de cambiar. Cuando los niños están separados de sus padres necesitarán otra figura de referencia a la cual dirigirse en momentos necesarios para seguir creciendo.