Consejos a padres para afrontar el paso del hijo a la guardería

Niños en la entrada de su guardería con sus mochilas.

Los padres trabajan o desean que el niño se adapte a otros ambientes y personas, se relacione y aprenda cosas nuevas.

Llegado el día de dejar a los niños en la guardería, los padres tienen una mezcla de sentimientos, sobre todo miedo y angustia ante la separación. A continuación vamos a exponer algunos consejos para que los padres puedan afrontar mejor esa etapa.

Cuando se acerca septiembre los padres que van a llevar a su hijo a la guardería, en su mayoría, comienzan a ponerse nerviosos. Existen diferentes motivos por los cuales dejar al niño en la guardería y cada uno es personal. Los padres trabajan o desean que el niño se adapte a otros ambientes y personas, se relacione y aprenda cosas nuevas. Muchos padres ven necesario que se habitúe a un entorno similar que verá en el colegio.

Es normal tener sentimientos de ansiedad y culpabilidad, debido a que previamente los niños han estado atendidos por los propios padres o familiares, por norma general. En muchos casos el niño nunca se ha visto tanto tiempo fuera de ese entorno. Aunque los padres sepan que el niño estará bien atendido, es inevitable sufrir por no tenerle cerca.

Los miedos se instauran, sobre todo, cuando los padres no conocen la reacción que tendrá el pequeño con otras personas durante varias horas, ya no digamos si la edad es corta o nunca se habían separado antes de ellos. Las probabilidades de que el niño lo pase mal y llore los primeros días son altas, por lo que los padres ya sienten angustia antes de vivirlo. Se añade a esto el sentimiento de culpa, sobre todo, las madres, se sienten asustadas por la reacción de su hijo y por la incertidumbre de si recibirá la correcta atención.

Consejos a padres para afrontar la separación de sus hijos

Niña en la guardería mira a sus compañeros mientras colorean.

Es importante que los padres puedan entrar al centro y conocer las instalaciones, actividades diarias y resto de alumnos, padres y profesores.

Firmeza y seguridad de los padres

Los niños lo ven y perciben todo. Los padres deben concienciarse e intentar anteponer los sentimientos de sus hijos a los suyos. El niño sufrirá si los ve mal, por lo que su labor debe ser mostrarse seguros y firmes y si han de llorar que sea cuando el niño no les ve. Las despedidas no deben extenderse. Los padres siempre deben decirles adiós, besarles, hacerles saber que les quieren y que volverán a recogerles a cierta hora. Regresar antes de lo acordado puede empeorar el proceso.

No añadir estrés ni angustia al primer día de guardería

Cuando llegue el primer día de guardería, lo mejor es no sumar estrés ni prisas, que el niño no se altere y vea que va a ir un sitio bonito, como pudiese ir otro día. Es importante tener todo preparado, controlado y que el niño no note preocupados a los padres. Tener una rutina ayuda a padres y niños. Todo fomentará independencia y confianza mutuas. Los padres deben entender que no están haciendo nada malo y no culparse. Para nada están abandonando al bebé.

Conocer a profesores, instalaciones y realizar visitas

Los padres estarán más tranquilos y confiados si conocen el centro y a sus profesionales. Todo debe ser de confianza y haberse visitado previamente. Es importante que los padres puedan entrar con tranquilidad al centro y conocer las instalaciones, actividades diarias y resto de alumnos, padres y profesores. Con esto la ansiedad se reducirá. Actualmente es habitual que los profesores envíen fotos y vídeos del niño realizando actividades en clase. Incluso en algunas guarderías existen webcams y se cuelgan fotos sus redes sociales para una mayor transparencia, lo que será muy positivo para aquellos padres que sufren por desconocimiento o incredulidad.

El proceso de adaptación ha de ser gradual para padres e hijos

Con los días, la estancia del menor en la escuela infantil debe ir en aumento. Los primeros días es conveniente que el tiempo sea breve y los padres permanezcan cerca por si han de acudir ante el malestar del pequeño. Los niños de dos o tres años comprenden el factor temporal, los de menos edad todavía no, por lo que es normal que lloren. En muchos casos, al cabo de unos minutos, los niños ya se distraen con juguetes. Tanto padres como hijos se harán poco a poco a la separación. Muchos niños se acostumbran en unos días o semanas.

Compartir la angustia con otros

Niña agarrada de la mano de su padre, camino a la guardería.

Como padres hay que demostrar a los niños que pese a que las separaciones son difíciles, no son eternas y el proceso es bonito y enriquecedor.

Compartir sentimientos y sensaciones con otros padres que hayan pasado o estén pasando por lo mismo, es necesario y liberador. Desahogarse es adecuado y permite que se liberen emociones internas. El apoyo mutuo entre padre y madre es esencial. Hablar con los profesores, ser sinceros y exponer los miedos y dudas es conveniente, y además podrá decidirse qué hacer si el niño también lo está pasando mal.


Disfrutar del tiempo con los hijos

Será más fácil esa separación, si previamente el niño ya ha estado algún tiempo con otros familiares o amigos y se puede preveer . Aprovechar el tiempo en el que puedan estar juntos padres e hijos compensa otros momentos. Si el niño tiene algún juguete especial o que le recuerde buenos momentos con sus padres, puede dársele para que lo lleve consigo y así se sientan padre e hijo conectados.

Tener presentes circunstancias que entorpezcan el proceso de adaptación

Los cambios son duros para todos, por lo que si el niño comienza la guardería, en casa no debe haber otro tipo de alteraciones que le afecten psicológicamente. Con enfermedad es mejor que el niño no vaya a la guardería y sea el padre quien se ocupe y asegure de atenderle. Obviamente también es mejor por el hecho de no contagiar a los demás niños. Si el niño mama es conveniente que lo haga instantes antes de ir. Si en la guardería permiten que la madre pueda ir a amamantar o darle biberones con su leche a los profesores para que se lo den al niño, no lo pasarán tan mal ni madre ni hijo.

Hay que tener claro que no se puede obligar a padres ni hijos a considerar la asistencia a la guardería si no están cómodos ni quieren. No es una obligación ni ha de suponer pasarlo mal si directamente entran en el colegio. Con tres años el niño comienza su etapa de socialización, es más maduro y su capacidad de comprensión y raciocinio es mayor. La seguridad de que sus padres volverán ya existe.

Afrontamiento y adaptación

Cada bebé es diferente y reaccionará de un modo distinto, lo mismo ocurre con los padres. Hay que tener paciencia, no forzar las cosas y ver cómo van pasando los días. Cuando con el tiempo los padres vean que el niño está a gusto, ellos también se sentirán bien. El proceso de adaptación ocurrirá para todos, poco a poco. Como padres hay que actuar con el ejemplo y demostrar a los niños que pese a que las separaciones son difíciles, no son eternas y el proceso es bonito y enriquecedor. El niño no estará en ningún sitio mejor que con sus padres, pero es ley de vida que comience a socializar y la escolarización. Esto le reportará mayor madurez y desarrollo emocional.


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