La comida suele ser un motivo de pelea en muchas familias, puesto que son muchos los niños los que tienen problemas para comer bien. Esto para las madres, preocupadas por el crecimiento, el desarrollo y la nutrición de los niños, supone un quebradero de cabeza constante. Por ello, es muy importante establecer rutinas prácticamente desde que son bebés. De esta forma, podrás lograr hábitos saludables y duraderos en el tiempo.
Si tus hijos son de los que presentan batalla en cada comida, no desesperes, seguro que pronto podrás lograr cambiar esta situación. Hoy te dejamos con estos consejos para ayudarte a lograr que tus niños coman más y mejor.
Cómo ganar la batalla entre la comida y tus hijos
A continuación encontrarás 5 consejos con los que podrás encontrar la manera de que la batalla entre la comida y tus hijos, la gane la comida.
Establece rutinas a la hora de las comidas
Y cuanto antes empieces, mucho mejor. Es decir, si todavía estás a tiempo y tu hijo es aún un bebé, comienza a introducir las rutinas desde que comience la introducción a los alimentos. Estas rutinas deben incluir rituales que poco a poco se irán introduciendo, en función de la edad del niño. Por ejemplo, antes de comer hay que lavarse las manos, llevar cada uno sus cosas a la mesa, los niños más pequeños cosas sencillas como las servilletas, por ejemplo.
Estas rutinas ayudan al niño a anticiparse a lo que va a ocurrir después, lo que le ayuda a sentirse seguro. A medida que el niño vaya creciendo, esas rutinas deben ir cambiando de forma que el pequeño sienta que es parte fundamental del día a día familiar. Así, el niño no recibirá la hora de la comida como una nueva batalla campal.
Ni obligación, ni premios con la comida y tus hijos
Bajo ningún concepto debes obligar al niño a comer, si el caso es muy grave y a duras penas toma alimento, acude al pediatra para que juntos podáis buscar la mejor solución. Pero obligar al niño a comer solo creará un efecto de rechazo importante en el niño, que ya solo con oír que es la hora de la comida se preparará con todo para luchar contra ti.
Por otra parte, tampoco debes premiar al niño cuando coma. Alimentarse es necesario para vivir, y el niño debe ser consciente de ello de una manera adecuada a su edad. Si incluyes un premio cuando come, sólo comerá cuando pueda obtener un beneficio. Es decir, la pescadilla que se muerde la cola porque no le vas a dar un premio cada día o en cada comida.
Establece un horario y una duración para las comidas
Según indican los expertos, las comidas no deberían durar menos de 20 minutos para que el niño pueda realizar una digestión adecuada. Pero tampoco debe superar los 40 minutos, puesto que entonces lo más probable es que el pequeño esté haciendo uso de sus armas de manipulación para evitar comer.
Lo adecuado es que cada día procures que las comidas se realicen a una hora similar. Y que para cada comida, establezcas un tiempo de duración en función de los alimentos que se vayan a tomar. Por ejemplo, el desayuno no requiere el mismo tiempo que un almuerzo al medio día.
Ofrece variedad a la hora de comer
La variedad en los alimentos es necesaria a distintos niveles, primero porque una alimentación saludable debe ser equilibrada y variada, como indica la pirámide alimentaria. Pero también es necesario variar en los platos que cocinas, o de lo contrario el niño se aburrirá como es normal. No es necesario que seas una experta cocinera, ni que prepares platos muy exóticos o elaborados. Con los mismos ingredientes principales, puedes obtener muchos platos diferentes simplemente cambiando el proceso de elaboración.
Por ejemplo, las legumbres pueden prepararse de muchas formas aunque generalmente se cocinan en guisos. Puedes preparar unas deliciosas hamburguesas de lentejas, además de otras muchas recetas divertidas y sencillas que podrás encontrar en el enlace.
Involucra a los niños en la cocina
A los niños les encanta cocinar, es una de las experiencias más divertidas para los pequeños, que se lo pasan en grande manipulando ingredientes y utensilios de cocina. Pide a tus hijos que te ayuden a cocinar en la medida de sus posibilidades, por ejemplo, pueden lavar las verduras antes de cocinarlas o ayudarte a decorar los platos.
Y lo más importante, no olvides que siempre debes ser el mejor ejemplo para tus hijos.