Consejos para educar sin gritos

educar sin gritos

En la educación de los niños es primordial establecer límites. Pero en muchas ocasiones cuando el niño hace algo que no debe o no sigue las normas, perdemos el control y gritamos. No podemos usar los gritos como amenaza para que se porten bien, ni para que obedezcan. Con ello lo único que conseguimos es que nos cojan miedo.

Todos podemos perder los nervios en un momento de peligro o cuando llegamos a un límite. Pero aquí nos referimos a educar con gritos como una forma de educación, un recurso a utilizar para conseguir unos fines.

Educar sin miedo

Plantéate qué tipo de educación quieres darle a tus hijos. Puede que a ti te hayan educado así y lo hayas normalizado, y estés repitiendo patrones. Sé más consciente de tu papel como educador/a y analiza cómo te gustaría educar a tu hijo, desde el miedo o desde el amor y el respeto.

Cuando se educa desde el miedo, los niños no obedecen por respeto sino por coacción, para evitar tus gritos. Y cuando sean mayores perderán ese miedo y será más difícil en ese punto crear una educación responsable.

Consecuencias de los gritos

Además de poco efectivo podemos estar haciéndole daño a ese niño que todavía no sabe gestionar sus emociones y actos, y que necesita de un adulto que le ayude.  Cuanto más gritemos, más nos costará que nos obedezcan sin tener que gritar.

  • Sé puede ser firme sin gritar. Los gritos no deberían ser un recurso educativo. Dan más perjuicios que beneficios. No es un recurso educativo adecuado ni para padres ni para los niños.
  • Provoca nerviosismo y estrés en los niños pequeños, lo que puede perjudicar en su maduración a largo plazo.
  • Recuerda que los niños son cómo esponjas. Aprenderá a gritar cuando algo no salga como espera.
  • Pierden su efecto rápidamente. Puede que te sea efectivo al principio, pero a la larga se acostumbrará y dejará de serlo.
  • Puede desencadenar problemas de salud mental como depresión, adicciones…
  • Provoca problemas de comunicación, no hay una escucha activa por ninguna de las partes.
  • Los padres al gritar también les provoca un estado de nerviosismo difícil de controlar.
  • Repercute negativamente en la personalidad del niño y en su autoestima. No les enseña una gestión emocional adecuada. Convertirán el gritar en una forma de manejar su rabia e ira, y eso no es lo que queremos, ¿verdad? consejos educar sin gritar

Consejos para educar sin gritos

  • Habla desde la calma. Desde la tranquilidad es más fácil razonar y enseñarle a ver las consecuencias de sus actos, buscar el origen Crea un clima de confianza y respeto, desde el que dialogar. Si es necesario respirar hondo antes para tranquilizarnos, aléjate si es necesario y vuelve cuando estés más calmado/a.
  • Empatiza. Ponte en su lugar, todos hemos sigo niños. Los niños viven en el aquí y ahora, y les cuesta mucho trabajo ver las consecuencias de sus acciones. Explicarles el por qué de los límites en vez de frases tipo “porque yo lo mando” o “porque te lo ordeno y punto”. Con estas frases se corta por completo la comunicación.
  • Ponte de acuerdo con su pareja sobre los límites. Así no mandaréis mensajes contradictorios a los niños. No es sencillo dejar de gritar, pero hay que comprometerse a realizarlo. Hay que tener paciencia y autocontrol, poquito a poco iremos consiguiendo reaccionar de manera diferente cuando tu hijo te desobedezca. Requiere tiempo y esfuerzo.
  • Firmeza. Para conseguir autoridad no es necesario gritar. Exponer los límites de forma clara.
  • Respeto. Cuando los niños se sienten tratados con respeto y que sus emociones son tenidas y cuenta, es más fácil que obedezcan.
  • Discúlpate si es necesario. Si has perdido el control pídele perdón. Que sepa que tú también tienes emociones que a veces te desbordan y buscar una manera más efectiva de manejarla.

No podemos controlar todas las influencias que tendrán en la vida nuestros hijos pero sí podemos controlar la educación que queremos darle. Es un esfuerzo por nuestra parte, lo fácil es gritar para que te obedezcan. Pero el esfuerzo merece la pena. Hay formas más educativas y efectivas, y el premio es criar a futuros adultos que sepan manejar sus emociones, con una autoestima sana, empáticos y sin problemas de adaptación, personalidad o de sociabilidad.

Por que recuerda… educar sin gritos es posible y mucho más efectivo.

Libros recomendados:

  • “Guía para madres y padres imperfectos que entienden que sus hijos también lo son”


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