Los niños necesitan límites para desarrollarse adecuadamente tanto emocional como socialmente. Pero muchos padres por falta de tiempo o desconocimiento no saben marcar límites con ellos generando situaciones de descontrol, broncas y rabietas innecesarias. Los límites hacen que los niños estén más seguros, respetará más a los demás y a la autoridad. Desde el amor podemos educar con límites para que nuestros hijos maduren adecuadamente y sepan relacionarse con su entorno.
No se trata de castigar sino de educar en consecuencias como vimos en este artículo que podéis leer AQUÍ. No siempre es fácil por que los padres a veces rompemos algunos de los puntos clave para marcar límites y los niños no comprenden que no puedan tener lo que quieren. Les crea frustración y rabia y no sabemos como gestionar esas emociones en nuestro hijos. Marcar límites es indispensable para que aprendan a tolerar la frustración, si les decimos a todo que si crecerán pensando que pueden hacer lo que quieran cuando quieran y la vida no funciona así.
Os dejamos unos consejos para marcar límites a tus hijos para ayudarte en esta tarea. Debemos tener paciencia, pero siguiendo estos consejos la convivencia en casa será mucho mejor.
Consejos para marcar límites a tus hijos
- Normas claras y concisas. Los niños no entienden de ordenes abstractas tipo “pórtate bien” o “compórtate en la mesa”. Debemos ser claros y especificar lo que se puede y no hacer. “Cuando comemos estamos todos sentados a la mesa” o “trata bien a los juguetes de tu primo” son órdenes directas y claras. No hay interpretación posible. Así el niño sabrá claramente lo que tiene que hacer, lo que está bien y lo que está mal.
- Límites consensuados entre los padres. Debe haber un acuerdo entre los padres de las normas que hay que seguir en casa. Sino cada uno tendrá las suyas propias y el niño no sabrá que normas seguir, o se acercará más al que tenga las normas más laxas.
- Las normas son para todos. No vale hacer distinciones entre diferentes miembros de la familia. El niño deberá ver que las normas son para todos, y que todos deben cumplirlas. Obviamente hay límites específicos que no serán iguales para todos los hermanos ya que cada uno tiene una edad, una responsabilidad y unas rutinas. En estos casos debemos explicarle al más pequeño ( si tiene edad para comprenderlo) el porqué esa diferencia, y que él también tendrá otras normas según vaya creciendo.
- Explicar las consecuencias. Una vez sabidas las normas debemos marcar los límites, y explicar que pasará si no se cumplen las normas. Las consecuencias deberán mantenerse si o si, porque sino no servirá para nada. El niño creerá que las normas pueden cambiarse a su antojo. Aunque cuesta y haya berrinches de por medio debemos aplicar las consecuencias.
- Sin gritos. No es necesario gritar para marcar autoridad. Debes ser firme y con rostro serio, que no se vea vacilación.
- Cuanto antes mejor. Debemos a empezar límites cuanto antes mejor. Si nos podemos a marcar límites cuando son adolescentes va a ser mucho más complicado que si ya lo han hecho desde muy pequeños.
- Paciencia. En ocasiones habrá momentos en los que tu enfado suba de nivel y será difícil controlar tus emociones. En esos momentos respira profundo un par de veces o sal un momento de la habitación para calmar los ánimos. Así les estarás enseñando a tu hijo dos cosas: a gestionar sus emociones y a no hablar desde el enfado. Una vez más calmado/a podrás explicarle las consecuencias de su conducta sin tener que gritar ni enfadarte.
- Refuerza su buena conducta. No se trata de darle premios cuando haga las cosas bien, porque si no luego harán las cosas no por seguir las normas sino por conseguir ese premio. Podemos reforzar su buena conducta con palabras de felicitación o un abrazo. Se sentirá querido y que está haciendo las cosas bien.
Porque recuerda… educar con amor siempre será mucho más efectivo que educar con castigos.