Formalizar una familia con más miembros nuevos es un tema que se está volviendo muy común en muchas casas. Forma parte de la llamada familia combinada y muchas veces suele presentarse con la nueva convivencia de hijos que se convierten para otros niños en hermanastros.
La convivencia entre niños de diferentes parentescos puede ser un tema complejo. Algunos niños permanecen en sus casas incluso con el nuevo planteamiento de familia, pero otros tienen que desplazarse a casa de otra familia, un problema para los que tienen que hacer esa variación.
Medidas a afrontar antes de la convivencia
Hay que tomar una serie de medias y plantearse un buen proyecto antes de empezar a tener una convivencia entre diferentes medidas, los niños tienen que adaptarse a este nuevo cambio y es normal que surjan tensiones o peleas por intentar relacionarse entre ellos.
Si de antemano ya existe un conflicto hay que mantener una postura de lo más neutral entre los padres, no hay que tomar decisiones valorando la primera impresión sino intentar analizar ambas situaciones, tienen que recibir el mismo trato todos los niños por ambos padres.
Si hay diferencias de edades no hay que tener predilección por los más pequeños, tienen que recibir el mismo trato incluso los más mayores y sobre todo hay que evitar las comparaciones.
Otro tema que no respetamos muchas veces es la poca paciencia, la convivencia lleva darles tiempo entre ellos, la convivencia y su proceso debe cursar de una manera natural.
Consejos para que tu hijo se lleve bien con su hermanastro
Es importante reseñar que ante toda situación se debe de crear un diálogo abierto y sobre todo sincero entre todos los miembros de la familia. Hay que saber escuchar y ser capaz de responder con cautela todas las preguntas en inquietudes que se generen entre los niños.
Si se han establecido una serie de reglas hay que procurar que sean iguales para todos y tienen que ser cumplidas en todo momento, esto ayudará a que todos nos comportamos de manera eficaz y razonable y saber conocer y entender las discrepancias hacia los demás.
Si los niños son suficientemente autónomos deben hacerse cargo de sus propias obligaciones y responsabilidades, cada niño debe asumir su propio rol en la casa y debe ser respetado por los progenitores.
A la hora de llegar a un momento de conflicto hay que evitar que llegue la pelea a las manos, no debe de permitirse la violencia y para ello hay que imponer una serie de castigos.
Hay que hacerles meditar cada situación y que sean consecuentes de sus posteriores actos, es importante que se sientan tranquilos en cada momento y que sepan relajarse, pueden aprender usando la respiración profunda.
Si les ofreces amor, probablemente es que se contagie esa postura, si les enseñas a querer seguramente comiencen a aprender a querer a los demás, el amor no hay que compartirlo, es necesario hacerlo crecer.
Intenta hacer que dialoguen entre ellos, hay que imponer el respeto pero tienen que compartir sus inquietudes, cuando surjan los conflictos tienen que intentar lidiar con el problema si ya son posiblemente responsables, que planteen la situación y la enfoquen a un futuro.
Hay que tener presente que los celos es un proceso muy natural, pero también es algo negativo. Los niños están acostumbrados a tener su atención de manera individualizada por parte de su progenitor y ahora es un proceso cambiante en el que ahora tienen que aprender a compartir con el resto de la familia. Sin dejar de lado tu postura como la autoridad que más le quiere y le protege debes de enseñarles a comprender el momento y que tengan que compartir todos sus gestos y habilidades.