En muchos casos la homofobia comienza en el propio hogar, así como en el circulo social habitual como la escuela o las amistades. Los niños aprenden por imitación, sin exclusiva, todos sus comportamientos tienen como base lo que ven en casa. Por ello, es tan importante evitar que los niños se empapen de los prejuicios y los pensamientos propios de adulto, que en ningún caso deben formar parte de la educación de un niño.
Lógicamente los niños se parecerán a sus padres, en nuestra forma de educarlos quedará plasmado todo aquello que pensamos como adultos. Pero esos pensamientos, esas convicciones, están condicionadas por todas las experiencias que se van acumulando a lo largo de los años. Los niños deben vivir sus propias experiencias, que serán las que forjen su forma de pensar, sin que por ello tengan que ser un espejo de las de sus padres.
El amor no entiende de ideologías
El amor es física, es química, es incontrolable e inevitable. Cuando conoces a una persona que hace que se te erice la piel, difícilmente podrás evitar la necesidad de pensar, de soñar, de querer a esa persona. El amor no tiene barreras, las personas se enamoran de personas, da igual la edad, el color de piel, la ideología política o el sexo. Quizá tú nunca has sentido esa pasión por una persona de tu mismo sexo, pero no eso en ningún caso significa que no sea lo correcto, que no sea una opción tan válida como otra cualquiera.
Sensibilizar a los niños contra la homofobia, una cuestión de necesidad
Ninguna persona tiene derecho a discriminar a otra por su forma de amar. Los niños no tienen por qué sufrir los prejuicios de las otras personas, de otros niños con los que comparten su vida que no comprenden por qué no sienten igual que ellos. Sensibilizar a los niños contra la homofobia es una cuestión de necesidad vital, por ellos mismos y por los otros niños.
De forma que, todos los niños sean capaces de convivir en sintonía, de trabajar de cara a su futuro compartiendo experiencias y vivencias, sin tener que sufrir por el camino la homofobia, el racismo o cualquier otra forma de discriminación por condición. Porque ningún niño tiene que vivir el sufrimiento por ser diferente, ni tu hijo, ni el hijo de otras personas.
Educar en valores, en el respeto y la empatía para erradicar la homofobia
La mejor manera de evitar comportamientos homófobos en los niños, es que estos no existan en casa. Los niños no deben escuchar en casa comentarios ofensivos hacia otras personas, ni siquiera cuando creas que son graciosos y sin maldad. Ellos no son capaces de detectar cuándo es una broma, el sentido gracioso que quizá tu le estás dando a la frase.
Lo normal es que tus hijos utilicen esas expresiones fuera de casa y el daño que pueden causar aun siendo inocentes es incalculable. Evita cualquier expresión homófoba, para que tus hijos no tengan la tentación de hacer uso de esas palabras. Habla con tus hijos sobre la diversidad sexual, ello no supone influenciar sus preferencias amorosas o sexuales.
Tan solo se trata de que sean conscientes de que existen otras formas de amar y, aunque esa no sea su opción, es tan válida como cualquier otra. De esta forma te asegurarás de que tu hijo podrá mantener relaciones saludables, con cualquier persona que se cruce en su camino sea o no diferente. Porque de algún modo, todos somos diferentes y eso es lo que nos hace únicos.
Enseña a tus hijos a ser empáticos con sus iguales, a tener la capacidad de ponerse en la piel de las personas. Solo así serán capaces de comprender cuál puede ser el alcance de sus actos. La homofobia es una lacra que debe desaparecer y en tus manos y en la de todos los padres y educadores está esta labor. La educación que reciban los niños de hoy, marcará el camino de los adultos del futuro.