Como ser humano es probable que en muchas ocasiones te encuentres ‘luchando o huyendo’ a causa de un enfado o porque te ha salido la ira por un evento determinado. En algunas ocasiones puedes sentir incluso que tu hijo comienza a parecerse al enemigo. Cuando eres arrastrado por la ira, te estarás preparando físicamente para luchar. Las hormonas y los neurotransmisores están inundando el cuerpo… si te ocurre, harán que tus músculos se tensen, tu pulso se acelere y que tu respiración también lo haga. Es imposible mantener la calma en esos puntos, pero todos sabemos que golpear a los hijos, JAMÁS es una opción viable.
Lo más importante que debes recordar sobre la ira es NO actuar mientras estés enfadado. Sentirás una necesidad urgente de actuar, para enseñarle una lección a tu hijo. Pero esa es tu ira hablando. Es posible que pienses que es una emergencia, aunque en realidad no lo sea… Podrás enseñarle a tu hijo más tarde, porque será la lección que realmente quieras transmitirle.
Compromiso
Debes empezar comprometiéndote a no pegar nunca, ni jurar, ni insultar a tus hijos… nunca apliques un castigo mientras estés enfadado. Cuando gritas a tus hijos, NO les está educando… ¡solo estás teniendo una rabieta de adulto! Si realmente quieres o necesitas gritar, hazlo donde nadie te pueda escuchar… No uses palabras porque te enfadarás más. SOLO GRITA.
Tus hijos también se enfadan, así que es un doble regalo para ellos que seas un buen ejemplo para el control del enfado: no solo no los lastimas, sino que también serán un gran modelo a seguir. Tu hijo probablemente te verá enfadado de vez en cuando, es lo normal… Pero la forma en que manejas esas situaciones será lo que realmente les enseñe.
¿Le enseñarás a tu hijo lo que hace bien? ¿Que los padres también tienen rabietas? ¿Que gritar es como los adultos manejan el conflicto? Si es así, adoptarán estos comportamientos como un distintivo imitando tu mal comportamiento. Si no, hazte a esta pregunta: ¿Prefieres demostrar a tu hijo que la ira es la parte del ser humano para aprender a controlar la ira de forma responsable como parte de ser una persona madura? Si tu respuesta es afirmativa, a continuación encontrarás cómo conseguirlo.
Aprende a tener control de tu ira
A continuación vas a aprender algunas estrategias para que seas capaz de controlar tu ira a partir de ahora y que nunca más, tus hijos deban soportar tu falta de autocontrol. ¡Sigue estos consejos y vuestra unidad familiar mejorará enormemente!
Establece límites antes de enfadarte
A menudo, cuando te enfadas con tus hijos es porque no has establecido un límite y algo te molesta. En el momento en que empiezas a enfadarte es una señal de que debes hacer algo y NO es gritar. Intervén de manera positiva para prevenir que el momento se empeore por irritación.
Si tu irritación proviene porque has tenido un día complicado y tu paciencia se está agotando, explica esto a tus hijos y pídeles que sean considerados y que tengan un buen comportamiento. Si los niños están haciendo algo que es cada vez más molesto: jugar un juego en el que es probable que alguien salga lastimado, tumbarse cuando se le pide que haga algo, pelearse mientras estás hablando por teléfono: es posible que debas interrumpir lo que estás haciendo, reafirmes tus expectativas y redirijas a tus hijos para evitar que la situación y tu ira se intensifiquen.
Encuentra la calma antes de entrar en acción
Cuando te enfadas, necesitas alguna forma de calmarte. La conciencia siempre te ayudará a aprovechar tu autocontrol y cambiar tu fisiología: Detente, suelta (tu agenda, solo por un minuto) y Respira. Esa respiración profunda es tu botón de pausa. Te da una opción. ¿De verdad quieres ser secuestrado por esas emociones tan intensas y negativas? Ahora, recuerda que no es una emergencia. Sacude la tensión de tus manos.
Toma diez respiraciones más profundas. Podrías intentar encontrar una manera de reír, que descarga la tensión y cambia el estado de ánimo. Incluso obligarte a sonreír envía un mensaje a tu sistema nervioso de que no hay emergencia y comienza a calmarte. Si necesitas hacer un ruido, haz un zumbido. Puede ayudar a descargar físicamente tu ira, por lo que podría intentar poner algo de música y bailar.
Si puedes encontrar 15 minutos al día para una práctica de atención plena o meditación mientras los niños están en la escuela o tomando una siesta, realmente podrías desarrollar la capacidad neuronal para que sea más fácil calmarse en estos momentos de malestar. Pero incluso la vida diaria con los niños debería darte muchas oportunidades para practicar, y cada vez que te resistas a actuar mientras estás enfadado, reconfiguras tu cerebro para tener más autocontrol.
Hay quienes cogen una almohada o cojín y gritan… es mejor a hacer este tipo de descarga emocional en privado. No le pegues golpes ni tampoco grites delante de tus hijos porque podría darles miedo. Él sabe perfectamente bien que la almohada es un sustituto de su cabeza y la imagen de una madre golpeadora se grabará en su memoria. Esta es, probablemente, una estrategia cuestionable de todos modos, porque las investigaciones sugieren que golpear algo, cualquier cosa, le confirma a su cuerpo que, efectivamente, esto es una emergencia y que debe permanecer en «lucha o huida». Por lo tanto, puedes «descargar» energía y agotarte, pero no trabajas las emociones que provocan la ira y podrías enfadarte aún más incluso.
Si puedes respirar profundamente y tolerar los sentimientos de enfado, probablemente notarás que justo debajo de la ira está el miedo, la tristeza, la decepción. Déjate sentir esos sentimientos notando las sensaciones que causan en tu cuerpo. No los refuerce «pensando» en por qué estás molesto; simplemente respira esa tensión en tu cuerpo y observa cómo cambia y se desvanece. La ira se desvanecerá y casi ni te darás cuenta.
Con estas técnicas, controlar tu ira y NO la de tu hijo será mucho más fácil…