Los recién nacidos apenas interactúan con los padres y solo lloran cuando necesitan algo como es el caso de la comida, cuando sienten dolor o tienen sueño. Con el paso de las semanas, es posible que un día llegue a sonreír, estableciendo de esta manera un bonito vínculo entre padres e hijo.
Muchos padres se preguntan cuándo llegará dicha sonrisa y de la importancia que tiene la misma para el bebé y para los propios padres.
La primera sonrisa del bebé
Los bebés ya son capaces de sonreír desde que se encuentran en el interior del útero. Una vez en el exterior, los padres pueden observar como esbozan una pequeña sonrisa cuando está plácidamente dormido. Sin embargo, no se sabe por qué ocurre esto, ya que al ser tan pequeños no tienen el raciocinio suficiente para poder recordar algo que les ha podido hacer gracia. Los expertos piensan que tal sonrisa puede deberse a que el pequeño se encuentra a gusto o al simple hecho de un reflejo de tipo nervioso.
No es hasta el primer mes de vida cuando el pequeño es capaz de mostrar una sonrisa con el fin de hacer entender que está contento de estar junto a sus padres. De igual manera que el bebé llora para manifestar algo que quiere o no le gusta, el pequeño va a sonreír a la hora de mostrar que se siente a gusto rodeado de personas conocidas y a las que quiere, como es el caso de sus padres o el entorno familiar más cercano.
La sonrisa social
La sonrisa social es considerada como la primera sonrisa del bebé. Con la misma el bebé trata de comunicarse con otra persona, que en la mayoría de los casos suelen ser sus padres. Ante la sonrisa del pequeño, los padres deben estar atentos en todo momento ya que el bebé va a esperar una respuesta al hecho de haber sonreído. Gracias a las sonrisas, tanto el bebé como los padres comienzan a interactuar sin problemas y se empiezan a conocer mucho mejor.
Con el paso del tiempo, la sonrisa hace que la relación se vaya estrechando poco a poco y los padres sepan sin dudar nada, si el bebé tiene hambre o está cansado y quiere dormir. La sonrisa entre el pequeño y los padres es clave a la hora de estrechar los lazos de afecto y de amor que va a haber entre ambos. Además de esto, el bebé puede sentir en todo momento si su sonrisa tiene una respuesta por parte de los adultos. Ello le ayuda a saber que lo que hace es importante y que es escuchado por los padres. De tal manera que emitir una sonrisa y obtener respuesta por ello, puede ayudar al pequeño a ir mejorando y fortaleciendo su autoestima.
Muchas personas pueden pensar que un bebé es demasiado pequeño para entender nada, sin embargo es importante el conseguir que el pequeño reciba una respuesta a su sonrisa. De esta forma, el bebé ira avanzando poco a poco en el desarrollo y el vínculo paterno filial se ira haciendo mucho más fuerte con todo lo bueno que ello implica tanto para el pequeño como para los adultos.
Es bueno el conseguir estrechar los lazos ya sea con simples gestos, con miradas o con sonrisas. Aunque pueda significar a primera vista algo sin importancia, la verdad es que la tiene y más de lo que los padres puedan pensar en un principio.
En definitiva, la primera sonrisa del bebé con intención se suele producir alrededor del primer mes de vida y recibe el nombre de sonrisa social. Los padres deben saber que dicha sonrisa es más importante de lo que parece y es esencial que la misma sea correspondida. El obtener una respuesta a dicha sonrisa, es bueno para que el bebé pueda tener un óptimo desarrollo y que la relación con sus padres se estreche.