Contar cuentos a los niños: beneficios, hábitos y claves prácticas en casa

  • El cuento compartido refuerza el vínculo, la autorregulación y la empatía.
  • La lectura en voz alta amplía vocabulario, atención y pensamiento crítico.
  • Rutinas diarias breves, elección del niño y acompañamiento adulto consolidan el hábito.
  • Libros impresos y e-books funcionan bien si el contenido es de calidad y sin distracciones.

importancia de contar cuentos a los niños

cuento infantil

¿Cuántas veces nos ha ocurrido que al final del día, cuando ya creemos que nuestro hijo se irá a dormir, nos pide que le contemos un cuento?

Probablemente recordemos en ese momento el inmenso mundo de fantasías al que accedíamos escuchando las historias narradas por nuestros padres, y no desearíamos privar a nuestros hijos de ese placer.

La importancia de la narración de cuentos, que ha sido realizada de modo intuitivo a través de generaciones, ha sido confirmada por estudios que se han centrado en el positivo impacto que tiene el cuento infantil sobre el despliegue de diversas áreas del desarrollo.

En primer lugar, cuando un padre se acerca a su hijo para leerle un cuento, comparte con él un rico momento de intimidad e intercambio afectivo. El niño percibe en ese instante que todas las prioridades del mundo de los adultos se postergan, y que él es el verdadero protagonista y receptor de la atención y el cariño de su padre.

En segundo lugar, la narración de cuentos provee a los padres de una oportunidad de dramatizar y transmitir valores y conductas a sus hijos.

El niño podrá entender esta forma de comunicación como un acercamiento del adulto a su lenguaje y a sus necesidades, compartiendo junto con él la alegría que le provoca el cuento.

En tercer lugar, la mayor parte de los cuentos, sobre todo los tradicionales como Caperucita Roja, Pulgarcito o Hansel y Gretel, permiten que el niño vea proyectados en ellos sus propios miedos y conflictos. Concluyen con una solución, con un final feliz que libera del miedo: el pequeño ser, resuelve sus dificultades. El orden se restablece, el niño se siente de nuevo seguro y satisfecho. Cuando el niño es pequeño, conviene que estos cuentos sean narrados por un adulto muy próximo. Su presencia y mediación lo tranquilizan y hacen tolerable la angustia que el relato pueda generar. En ejemplos clásicos —como los tradicionales como Caperucita Roja—, el aprendizaje simbólico es evidente.

En cuarto lugar, los cuentos estimulan la fantasía de los niños. A través de ellos son capaces de imaginar realidades distintas a las propias, conocer seres poco convencionales, transgredir los códigos y pautas establecidas. Poco a poco se animan a crear sus propias aventuras y personajes, contribuyendo esta práctica a reforzar su libertad creativa y su autoestima. Para promover esa imaginación podemos apoyarnos en lecturas diseñadas para fomentar la imaginación.

Por último, el hábito de narrar o leer libros infantiles a los niños, desarrolla en ellos importantes habilidades del lenguaje y del conocimiento que le permitirán construir una sólida base para su experiencia escolar. Ejemplo de ello son la capacidad de contarnos algo que les ha sucedido en torno a un hilo conductor o tema central y con ello conferir coherencia al relato; la habilidad para secuenciar eventos en el tiempo (qué sucedió primero, qué después); la facultad de establecer relaciones de causa y efecto, y la adquisición de un lenguaje rico y complejo.


Beneficios cognitivos y del lenguaje

beneficios de leer cuentos

Contar cuentos ejercita el cerebro infantil: amplía el vocabulario, mejora la comprensión auditiva y fortalece la atención sostenida. Al seguir tramas, personajes y escenarios, el niño entrena la memoria de trabajo y aprende a diferenciar entre lo relevante y lo accesorio.

La exposición diaria a relatos introduce palabras y estructuras gramaticales nuevas; con el tiempo, los niños no solo hablan mejor, sino que comprenden textos más complejos y escriben con mayor claridad y cohesión. Diversas investigaciones han estimado que quienes escuchan cuentos con frecuencia pueden oír decenas de miles de palabras adicionales cada año y acumular hasta un millón largo de palabras más antes de empezar primaria, frente a quienes no tienen este hábito.

Los cuentos también enseñan a discernir entre lo que está bien y lo que está mal, y aportan conceptos básicos sobre la vida en sociedad. Esta alfabetización temprana se traduce en mejor rendimiento lector y matemático a lo largo de la escolaridad, porque leer bien permite aprender mejor en todas las áreas. Además, los relatos orientados al manejo del miedo ofrecen recursos útiles (ver lecturas para superar el miedo).

En el entorno digital, cuando se eligen y se usan correctamente, los libros electrónicos pueden apoyar la alfabetización tan bien como los impresos. Recomendaciones prácticas: priorizar e-books sin sobreestímulos, desactivar notificaciones, usar modo lectura, y acompañar siempre al niño, para convertir la pantalla en una experiencia compartida y significativa.

Vínculo afectivo y desarrollo socioemocional

vinculo afectivo cuentos

Las historias actúan como un laboratorio emocional: permiten identificar emociones y miedos (alegría, miedo, ira, tristeza), ensayar respuestas y desarrollar empatía al ponerse en el lugar de los personajes. En momentos difíciles (duelos, separaciones, cambios), la metáfora literaria facilita un acompañamiento respetuoso y comprensible.

Esta rutina ayuda a la autorregulación: bajar revoluciones, relajarse y conciliar el sueño con serenidad. Para mantener el equilibrio, muchos expertos sugieren acordar de antemano cuántos cuentos se leerán, evitando negociaciones interminables que resten descanso.

Imaginación, creatividad y pensamiento crítico

Los cuentos expanden la imaginación y animan a crear mundos propios. Al visualizar personajes y escenarios, los niños entrenan la creatividad y aprenden a generar soluciones para los problemas que plantea la trama.

También se fortalece el pensamiento crítico: identificar la intención de los personajes, anticipar lo que ocurrirá y justificar por qué creen que sucederá fomenta inferencias y razonamiento. Repetir la misma historia, algo que a ellos les encanta, consolida patrones narrativos y seguridad.

Cómo crear el hábito lector en casa

Además de nuestras pautas clásicas, sumar estrategias prácticas potencia resultados. Estas ideas, inspiradas en la experiencia de familias y docentes, respetan la esencia del cuento compartido:

  • Preguntar intereses: qué temas, personajes o formatos les atraen para elegir lecturas afines.
  • Dejar que elijan: cuando escogen, leen con más motivación y compromiso.
  • Ambiente propicio: rincón cómodo, buena luz y cero distracciones (televisión o móvil apagados).
  • Lectura diaria y breve: constancia sin presión, con sesiones ajustadas a la edad y atención del niño.
  • Dar ejemplo: ver a los adultos leer normaliza el hábito y lo vuelve deseable.
  • Libros con imágenes para los más pequeños: apoyan la comprensión y el gusto por la lectura.
  • Voces y actuación: personificar con la voz y gestos capta la atención y mejora la retención.
  • Juegos postlectura: dibujar un personaje, dramatizar una escena o inventar un final alternativo.
  • Hablar de libros: comentar qué gustó y qué no, y qué leerán después, nutre la reflexión.

Algunas sugerenciaspara formar niños lectores

  • Crear un hábito de lectura. Hacerlo todos los días y en el mismo momento del día. Las horas que preceden al sueño suelen ser las ideales.
  • Que el niño sienta que la fracción de tiempo destinada a la lectura es importante en sí misma. No es bueno compartirla con otras actividades.
  • Disfrutar con él de ese momento mágico, y transmitirle esa experiencia de goce.
  • Seleccionar los cuentos en función de la edad e intereses de nuestro hijo. En la mayoría de los libros está indicada la edad recomendada de sus lectores.
  • Darle la posibilidad al niño de elegir qué historia quiere que le sea leída o narrada.
  • Procurar que se identifique con los personajes, permitirle que interrumpa para preguntar o comentar algo, crear intriga, dejarle que cuente el final.
  • Enseñar con el ejemplo. Es mucho más fácil que se aficione a la lectura el niño que ve a sus padres leer, y en cuya casa hay libros.

Consejos extra basados en la evidencia

lectura en familia

Desde el nacimiento: leer en voz alta desde muy temprano favorece el desarrollo del lenguaje en los primeros años de vida, cuando la plasticidad cerebral es máxima.

Frecuencia sobre duración: sesiones cortas y constantes son más eficaces que lecturas largas y esporádicas.

La palabra cuenta: quienes escuchan cuentos a diario pueden exponerse a decenas de miles de palabras extra por año; acumulado, esto suma más de un millón de palabras en los primeros años.

E-books con criterio: usarlos cuando el contenido es de calidad, el adulto acompaña y la interfaz no distrae más que la historia.

También beneficia a madres, padres y cuidadores

Contar cuentos no es solo para niños; aporta a los adultos habilidades y bienestar:

  • Fortalece el vínculo y el apego, creando rituales entrañables y memorables.
  • Facilita transmitir valores de forma indirecta y respetuosa, evitando conflictos innecesarios.
  • Entrena la memoria y la oratoria: narrar sin leer ejercita la mente y mejora la expresión.
  • Aumenta la autoestima y la felicidad: la conexión y la risa compartida elevan el bienestar.

leer antes de dormir

ilustración cuentos

BIBLIOGRAFÍA:

Julio Enrique Correa, “El cuento narrado como objeto transicional activado”, Terapia Familiar, vol. 5, n 9, Buenos Aires, diciembre 1982, pp. 147-162.

Luciano Montero, La aventura de crecer, Buenos Aires, Planeta, 1999.

Leer cuentos a los niños estimula el desarrollo cerebral, mejora el lenguaje, la alfabetización y las habilidades socioemocionales; su efecto puede acompañarlos toda la vida. Con hábitos sencillos, un entorno cuidado y mucha cercanía, cada historia se convierte en una oportunidad para crecer, aprender y disfrutar juntos.

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