Seguro la siguiente situación que te ha pasado más de una vez: tu hijo/a no quiere abrazar a besar a un pariente o amigo/a tuyo al que no conoce o del no se acuerda. «Vamos, cariño, dale un besito a tío Pedro, que tenía muchas ganas de conocerte», le dices, mientras desenredas a tu hijo de entre tus piernas o intentas sacarlo a «tirones» de debajo de la mesa. Y cuanto más insisites, más se cierra en banda. Esta situación tan normal puede dar lugar a situaciones muy incómodas con esos familiares y amigos, por no hablar de lo incómodo que se sienten los niños en estas situaciones.
¿Debemos permitir que los niños tomen decisiones sobre a quién quieren besar o abrazar o debemos obligarlos a hacerlo? A continuación hablamos sobre ello.
Abuelos, primos, tíos, amigos… todos esperan ansiosos el momento de ver a tus hijos, y se muestran eufóricos cuando aparecen. Pero no siempre los niños comparten esa euforia, espeicalemtne cuando hay mucha gente o cuando no conocen o recuerdan a esa persona. La situación que se crea puede ser incómoda para todos.
El afecto no debe ser forzado nunca
Lo que te voy a decir ahora puede que te extrañe o que te parezca una tontería, pero es muy serio. Muchos pueden pensar que obligar a los niños a mostrar afecto puede enseñarles a engañar sobre sus sentimientos, a manipular a los demás o a perder el cariño. Tal vez, pero las consecuencias de forzar a un niño a mostrar cariño son mucho más graves, por forzar a los niños a expresar afecto los hace vulnerables al abuso infantil.
Esto afirma Katia Hetter en su artículo No soy dueño del cuerpo de mi hijo, en el que explica que «obligar a los niños a tocar a la gente cuando no quieren los deja vulnerables a los abusadores sexuales, la mayoría de los cuales son personas conocidas por los niños de los que se abusa». Este artículo de CNN explora la cuestión de forzar a loss hijos a soportar el afecto no deseado. Enviar a los niños el mensaje de que está bien que los adultos les obligan a soportar las señales no deseadas de afecto significa que estás invadiendo su zona de confort y, al hacerlo, puede aprender a aceptar que está bien que cualquier persona entre en su espacio personal.
Enseña a tu hijo a respeta su cuerpo
Los niños necesitan que se les enseñe a respetar su cuerpo. Denben aprender los límites relativos a los demás que invaden su espacio personal. Establecer límites personales es un comportamiento aprendido.
Hay que enseñar a los niños que nunca deben permitir ser tocados si eso les hace sentir incómodos, aunque sea un familiar cercano. Los niños deber tomar sus propias decisiones acerca de su cuerpo y decidir quién está autorizado a entrar espacio personal. Es importante hacerles saber a los niños que ellos son libres de decidir si quieren dar o recibir un beso o un abrazo, y que ni los besos y ni los abrazos son obligatorio.
Enseñar a tu hijo a respetar a los demás
Permitirle a tu hijo decidir es algo importante para prevenir el abuso y sexual. Por es es importante tratar de entender cómo se siente el niño cuando se le piden al niño muestras físicas de afecto físico hacia otra persona.
Por eso es necesario haber con los niños sobre cómo se sienten cuando no quiere hacer algo y subrayar la importancia de escuchar a sus cuerpos y sentimientos. Hay que enseñar a los niños a confiar en sus sentimientos y decidir si desean o no afecto. Además, así se convertirán en adultos capaces de respetar a sus hijos, sobrinos, hijos de amigos, etc, y aceptar el hecho de que no quieran muestras físicas de afecto llegado el caso.
Cómo actuar
Es fundamental ser un modelo positivo. Muchos padres pueden sentirse incómodos diciendo a otros adultos que dejen al niño, que no le obliguen, pero es necesario respetar los deseos del niño y no poner los deseos de estos adultos por encima de los del niño.
Los adultos deben ser un modelo en cuanto a la imposición y autoimposición de límites, y favorecer la comunicación y las relaciones respetando al niño. El pequeño no es una atracción de feria que está ahí para el deleite de los adultos, sino que tiene sus propias necesidades y su propio ritmo de adaptación.
Por eso, si tu hijo se siente incómodo, no le fuerces y pídele al otro adulto que no insista, sin ofender ni ridiculizar la niño. Tampoco permitas que otros lo hagan. El niño se entera de todos esos comentarios, muchos de los cuales pueden hacer mella en su autoestima, por no hablar de cómo esto afecta a la confianza del niño en los demás.