Los deberes no son para el verano: hay otras formas de que los niños aprendan

Deberes verano

Mis hijos no van a hacer deberes este verano, ellos no quieren y yo tampoco, si les obligara a hacerlos no estarían plenamente de vacaciones, además no conozco adultos que se lleven el maletín de trabajo a la playa. Si, de acuerdo, parece que hoy en día todos estamos un poco más estresados y que eso de un mes entero y seguido de vacaciones está ‘demodé’, pero si trabajas en tus días libres es tu responsabilidad, no empujes a tus hijos a hacer lo mismo.

¿Me estás preguntando qué aprenderán si no hacen deberes? ¿en serio?, pues aprenderán a negociar con sus amigos, adquirirán nociones de física (ya sabes el principio de Arquímedes en la piscina y cosas así), sabrán situar la estrella Polar si les llevo a una observación del cielo de noche, aprenderán ortografía y gramática de forma natural (leen mucho), y adquirirán autonomía en la reparación de bicicletas si la avería les pilla lejos de casa . Por si fuera poco descubrirán nuevas técnicas culinarias (en la cocina de casa), mejorarán ‘el movimiento’ en los dibujos que realizan, se sorprenderán visitando exposiciones, descubrirán el mundo con ojos ávidos de saber, y puede que hasta participen en algún taller creativo.

Pero sobre todo jugarán, descansarán, sonreirán, y se sabrán dueños de su tiempo; se han esforzado durante meses, han librado batallas en el transcurso de los últimos meses, y se han mantenido ‘al pie del cañón’; también han conseguido compatibilizar con la realización de las actividades extraescolares que les han gustado. No seré yo la que les ponga uno de esos aburridos cuadernillos de vacaciones delante de las narices.

Hoy en día observo mucho miedo a dejar que los niños se comporten como tal, a que tengan libertad, me temo que no es tanto preocupación por su futuro como aceptación de un modelo basado en la ausencia de espacios personales y el ‘estar constantemente ocupado’. Pero al mismo tiempo nuevas propuestas pedagógicas emergen para ajustarse mejor a los tiempos que corren: los niños necesitan desarrollar competencias, no acumular conocimientos.

Cada uno hace lo mejor que sabe y puede con sus hijos, no quiero negarte el derecho a pedirles esfuerzo, pero es que en una relación entre dos o más personas, también cuenta el derecho de los otros. Hacer deberes no es ‘condición sine qua non’ para lograr el esfuerzo, el cual también se adquiere siendo responsable de ordenar la habitación, cuidando de los hermanos pequeños, aprendiendo a gestionar las emociones o cargando el lavaplatos.

Deberes verano

¿Tu hijo esperaba el verano para hacer deberes?

¿Verdad que no?, quizás debamos escucharles más. El formato tradicional de deberes está obsoleto, y lo está por muy divertidos que sean los enunciados del área de matemáticas. Si el mercado laboral al que vamos valorará la utilización de tecnología, la adaptación, la creatividad y la innovación, no entiendo qué relación tiene repetir las reglas de la c / k / z hasta la saciedad, con la consecución de esas habilidades.

Deja que tu hijo sacie su curiosidad, que investigue, que pregunte, que invente manualidades (o que las encuentre en libros / en YouTube), que siga el rastro de hormigas lupa en mano, y que clasifique semillas diferentes hasta aprender a qué verdura pertenecen. Deja que pruebe, que se equivoque, que crezca en definitiva; no tengas miedo a posponer las obligaciones hasta septiembre, no será peor estudiante por ello, no fracasará en la escuela aunque no haga deberes de verano.

¿Pero se aprende si no se hacen deberes?

¡Pues claro que se aprende!, el aprendizaje es innato… solo tienes que pensar que los cuadernos y lápices no han existido siempre, y pese a ello hemos evolucionado, es así. Pero centrémonos en la actualidad. ¿Quieres ideas para que ‘hagan deberes’ sin hacerlos?

  • El cuaderno de viaje, para que tu hijo registre sus vivencias de vacaciones: anotaciones, dibujos, la foto de los abuelos, una hoja de árbol caída.
  • La lectura, que no falte: libros, álbumes, cómics (según edad y gustos) en la librería de casa facilitan el encuentro entre niños y literatura.
  • Actividades culturales: exposiciones, muestras, etc.
  • Idiomas: quizás les has apuntado a un campamento de inglés, o puede que tu hija tenga mucha facilidad para aprender con solo visualizar vídeos o ver programas infantiles en versión original.
  • Experimentos artísticos o científicos en casa.
  • Talleres creativos, de cine, o de botánica.
  • Interacción social: volver a ver a esos amigos que viven un poco lejos, conocer por fin a ese familiar del que tanto hemos oído hablar.
  • Juegos de mesa.
  • Juegos de ordenador.

¿Ves como sí?

Deberes verano


Hace unos años, Malena (de Aprendiendo Matemáticas) contaba que a lo largo de la vida solemos olvidar lo que no utilizamos, a pesar de las repeticiones mientras hemos sido niños, así que el temor de que puedan olvidar si no repasan, no es excusa para obligarles a hacer deberes diariamente ¡durante el verano! A pesar de todo lo que te he contado, los deberes tradicionales pueden ser útiles en situaciones muy concretas como ese ratito en el que los abuelos regresan del parque con los niños, y necesitan mantenerlos ocupados mientras la comida se acaba de hacer; sin contar con esos peques que adoran rellenar cuadernillos, no tengo nada que objetar al respecto.

He empezado diciéndote que mis hijos no van a hacer deberes, y espero no haberte alarmado mucho. Además de múltiples actividades organizadas y otras tantas libres, tenemos algún proyecto ‘entre manos’: construir una casita de muñecas, ha sido idea de la pequeña y ahora mismo estamos recogiendo ideas. Me parece precioso que mantengan intacta esa capacidad para crear desde sus propias necesidades. El verano se presenta muy interesante, eso seguro.


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