El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoce la lactancia materna como un derecho humano para bebés y mamás, un derecho que debe ser fomentado y protegido. Así lo recogió en un comunicado el 22 de noviembre de 2016 en Ginebra.
En dicho documento se hacía referencia a la comercialización «engañosa, agresiva e inapropiada» de los sustitutos de la leche materna –que los gobiernos deben detener–, la falta de información de los trabajadores de la salud, la tradición cultural y familiar y la estigmatización que algunas mujeres sufren en lugares públicos como obstáculos de la normalización de la lactancia.
Derecho humano
Los derechos humanos comparten las siguientes características: son universales, inalienables, irrenunciables, imprescriptibles e indivisibles. Por lo tanto, el derecho a la lactancia, que pertenece a todos/as los bebés y las mamás, debe poseer las mismas características.
«Al menos» no es sinónimo de «hasta»
La OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), la Asociación Española de Pediatría, la Asociación Americana de Pediatría, la Unión Europea, entre otros organismos, recomiendan la lactancia materna «hasta al menos los dos años», «hasta los dos años o más», es decir, hasta que el/la bebé y la madre quieran.
Hago hincapié en el carácter imprescriptible porque en nuestra sociedad –España, siglo XXI–, como ya hablé en el primer artículo que escribí para Madres Hoy, observo día a día que la lactancia materna hasta los seis meses está normalizada, pero en el momento en el que se empiezan a introducir los alimentos sólidos su apoyo y respeto va en descenso hasta que los mismos caen en picado a los dos años.
La lactancia es emocional
Si el apoyo, la normalización y el respeto a la lactancia va decrescendo a partir de los doce meses aproximadamente en adelante, ¿es posible que la lactancia solo esté siendo valorada como alimento? «Elemental, querido Watson».
Creo que no es necesario que repita a día de hoy los innumerables beneficios que la lactancia materna aporta a la salud física del/de la bebé, y también de la madre. Pero hay algo más en la lactancia: además de ser el mejor alimento para un/a bebé, la lactancia proporciona salud emocional. Porque el/la bebé se calma, alivia el dolor de una caída (o de una vacuna), se duerme… en la teta. Porque en la teta hay corazón, respiración, calor, olor… es apego, es amor.
Madres lactantes que luchan
Desafortunamente, hay muchas madres luchando hoy porque su lactancia, la lactancia de sus bebés, sea protegida y respetada, lo cual no es justo porque cualquier acción que vaya contra la misma vulnera su derecho humano.
Este derecho está basado en la salud física y emocional del niño/a, de su madre y de la sociedad, en general.