Los dibujos animados no son sólo para niños. La animación es una técnica y con ella se hace contenido también para adulto. Así que cuando veas a tu hijo o hija frente a la pantalla viendo dibujos animados, controla que sean los más adecuados para su edad, porque hay algunos dibujos que es mejor evitar.
Los niños desarrollan muy pronto, más o menos desde los 2 años, la capacidad de empatía. Ver cómo sufre su dibujo animado favorito, o cómo se siente abandonado causará en él un gran dolor. Es muy posible que veas a tu hija o hijo llorando por algo que tú no entiendes, o por el contrario, siendo tremendamente feliz con lo que le pasa a los monigotes de la tele.
Índice
Algunas series de dibujos animados que es mejor evitar
Muchos padres defienden que los dibujos animados no tienen nada de malo. Dan por supuesto que al tratarse de dibujos ya son infantiles. Y no es verdad. Como consecuencia de que muchos dibujos animados de éxito sí han sido hechos por profesionales, por un equipo de psicólogos y guionistas especializados, se toma la idea de que todos los dibujos se hacen igual. Pero en la práctica esto no es así, la violencia en los dibujos animados, como en ciertos programas de televisión, es bastante frecuente.
Las series “clásicas” de dibujos que los niños deben evitar son:
- El increíble mundo de Gumball. Apta para niños mayores de ocho años.
- Futurama, serie específica para adolescentes y adultos.
- Bola de Dragón.
- Los Simpson, una serie para mayores de 12-14 años. En ella se destacan los comportamientos absurdos o violentos, con unos roles de género excesivamente marcados.
- Las supernenas. Siempre se están peleando en vez de utilizar el diálogo, y no aportan valores.
- South Park, con una temática bastante adulta, agresiva y sexual. Para nada recomedada a niños.
- Padre de familia.
En el caso de Bob Esponja, esta serie no es recomendable para los más pequeños. Por un lado hay en ella un humor negro imposible de entender a esas edades, y además por la acumulación de ideas absurdas que propone y lleva a cabo el protagonista, como meter los pies es aceite hirviendo para curarse un resfriado.
¿Se deben evitar los dramas en los dibujos animados?
Hay una generación que crecimos viendo llorar a Marco, porque su madre lo abandonaba, o la muerte de la madre de Bambi. Como comenta la psicóloga Clotilde Sarrió una trama argumental que fomente emocionalmente una respuesta de llanto empático, a partir de los 2 años, no tiene porqué ser perjudicial para el niño, pero forzar la sensibilidad infantil más allá del límite del sufrimiento no aportar nada positivo a la evolución de su afectividad.
La muerte en la pantalla provoca un terrible dolor a los más pequeños. Las consecuencias emocionales de estas situaciones pueden llegar a ser traumatizantes. Y lo mismo ocurre si ve en la pantalla la muerte de un animal inocente, sobre todo en aquellos niños que tienen mascota.
Aunque los niños más mayores puedan comprender, hasta cierto punto la muerte y las pérdidas por separación, también se provoca en ellos sufrimiento al ver escenas que producen miedo, situaciones violentas, secuestros… Es muy importante que como madres estemos alertas y dispuestas a aclarar al niño todas sus dudas.
¿Se deben evitar la animación en general?
La tendencia natural de los niños cuando se juntan es la de jugar llevando a cabo actividades colaborativas. Esto debería darnos a los adultos un claro indicativo de lo que los niños desean hacer. Lo habitual es que el niño disfrute de la televisión en solitario.
Si llega a haber una excesiva exposición a los dibujos animados estos pueden convertirse en fuente de ansiedad en el niño. A la vez que merma su capacidad creativa, fomentar la agresividad y alentarle a buscar emociones y sensaciones, que son potencialmente peligrosas para su integridad física y su salud mental.
Emocionalmente los niños, a través de los dibujos animados sienten más bien pena o rabia, intensos sobre todo cuando finaliza un episodio y el niño se ve forzado a regresar al mundo real y afrontar sus obligaciones de cada día.
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