El acné es una alteración de la piel muy común, benigna y transitoria en la mayoría de las ocasiones. Cuando nos dicen que un bebé tiene acné, nos resulta raro ya que nos parece una patología propia de los jóvenes. Cuando se trata de un recién nacido, se le denomina acné neonatal. En el embarazo y mediante la placenta, la madre le da al bebé todo lo necesario, incluidas hormonas. Cuando éstas estimulan las glándulas sebáceas, los poros de la piel se inflaman y se cierran, lo que deja en su lugar una serie de granitos a lo que llamamos acné. Es más frecuente en varones debido a la acción de las hormonas sexuales masculinas.
No hay que confundir el acné neonatal con el acné del lactante, ya que este último sí es un problema que requiere de un especialista. Porque aunque puedan parecer cosas similares, no lo son tanto. De manera que siempre es conveniente acudir a nuestro médico para que vea por sí mismo si se trata de un acné o bien de otro. ¡Te contamos las diferencias entre ambos!
Acné neonatal
Este tipo de acné, es más común y se dice que está producto por todos los cambios que se sufren durante el embarazo, tanto la madre como el propio bebé. Es decir que no hay una causa principal que podamos mencionar y de la que este acné aparezca. Pero parece que el tema hormonal es quien se lleve más peso. Más del 20% de los bebés sanos pueden parecerlo y en un par de meses verás cómo su piel mejora de una manera notable. ¿Quieres saber sus características principales para poder diferenciarlo?
- No se suele propagar más allá de los 2 ó 3 meses de vida y no es necesario ningún tratamiento.
- Los granitos, que se sitúan en su mayoría en la cara del bebé (sobre todo en mejillas y nariz), no son dolorosos.
- Tampoco pican, como es en el caso de los granos por picaduras, ni son contagiosos.
- Son de tamaño reducido.
- No guardan relación con la alimentación de la madre, ni en el embarazo ni en el periodo de lactancia.
- Se debe lavar el rostro con jabón y agua tibia, porque no hay nada específico para prevenirlo.
De todos modos, como es incómodo ver a nuestros peques con este tipo de acné neonatal, nunca está de más que lo consultes con un dermatólogo para que haga un seguimiento del mismo.
Acné del lactante
- Las causas no están del todo claras. Ya que por un lado se dice que puede deberse a las hormonas o bien porque alguna crema que le aplicas ha dado lugar a este tipo de reacción. Pero realmente no se sabe a ciencia cierta.
- Aparece en torno a los 3-6 meses de vida del bebé y se puede alargar hasta los 2 años.
- Los granitos se asemejan a los del acné adolescente
- Hay estudios que lo relacionan con una patología de origen infeccioso producida por el hongo Malasezzia.
- Este tipo de acné aumenta las posibilidades de sufrir acné en la etapa adolescente.
- Puede llegar a requerirse un tratamiento más agresivo que en el caso del acné neonatal.
- A priori no debes preocuparte porque en muchos casos también se va desvaneciendo, aunque suele tardar un poco más que el acné neonatal. Ya que puede llegar a los 6 meses o incluso a los 12, en algunos casos.
- No suelen dejar marcas porque es algo superficial de la piel.
De manera que, volvemos a insistir, que ante cualquier duda, lo mejor es acudir al médico. Ya que cuando se trata de algo persistente siempre puede hacer nuevas pruebas con la finalidad de descartar otro tipo de enfermedad o de problema. Aunque ya te decimos que esto último es muy poco probable.
¿Cuáles son las diferencias entre el acné neonatal y el acné del lactante?
Una de las diferencias principales está en la forma de los granos. Ya que en el del lactante son más similares al acné que todos y todas conocemos, mientras que en el primero son granitos más pequeños, por regla general. Por otro lado, también tenemos que mencionar que como diferencia está en el tiempo de desaparición. Ya que el neonatal dejará la piel antes que el del lactante. Pero también el neonatal aparece antes.
Es cierto que este último puede ser un tanto más complicado, pero que tendrá una resolución favorable. Por lo que no debes preocuparte demasiado. Recuerda que lo único que puedes hacer es mantener siempre su rostro limpio, evitando las cremas que no te las haya recomendado tu pediatra de confianza. A la hora de secar el rostro, hazlo siempre con una toalla limpia y no la arrastres por la piel, sino que debes emplear pequeños toques.
Recuerda que en ambos casos y para prevenir la aparición de esta alteración cutánea, lo ideal sería prescindir de cremas en la cara del bebé para no impregnársela de ninguna sustancia. Los poros de la piel del bebé deben de estar limpios y libres de grasa. Lo mejor es una buena higiene en la piel del bebé con agua y jabón neutro. En el caso de que tu bebé tenga algún granito y quieras descartar alguna patología, debes de consultar con tu pediatra.