Es bastante simple: si quieres que tus hijos dejen de pelear tanto con sus hermanos, en lugar de ofrecerles dulces u otras recompensas para «ser buenos», intenta resolver los conflictos con tu cónyuge de una manera amorosa y admirable. Los niños aprenden de lo que ven y si te faltas al respeto con tu pareja es más que probable que tus hijos te falten al respeto a ti cuando haya algún conflicto. Te muestran lo que ven, actúan después de apreciar tu ejemplo.
Para ayudarlos a recordar sus modales, asegúrate de decirles «por favor» y «gracias» a ellos también. Y cuando estés hablando por teléfono y tu hijo quiera tu atención, no le digas «solo un segundo» si van a ser más de 20 minutos. Hacerlo les enseña a tus hijos que los vas a posponer por el tiempo que puedas y que no cumples tu palabra.
Jugar al ganso flojo con el tiempo también significa que tus hijos probablemente también lo harán, así que no te sorprendas cuando les digas que es hora de abandonar una fiesta o limpiar la mesa, y dicen «solo un segundo» y no lo dicen en serio… Decir lo que quieres decir y decir lo que dices puede ser muy motivador.
En este sentido, cuando se tienen hijos es muy importante tener en cuenta lo que se dice y sobre todo, lo que se hace. Porque esos pequeños ejemplos te están mirando cada día. Lo que dices, lo que haces, cómo te diriges a ellos cada mañana… Todo es importante en su educación. Por este motivo, a partir de ahora, piensa las cosas que haces o que dices por tu bien, pero sobre todo hazlo por tus hijos. Ellos necesitan que seas la mejor versión de ti mismo no solo hoy, si no cada día de tu vida.