¿Alguna vez has notado que tu hijo explota por todo absolutamente? Quizá te hayas dado cuenta de que tu ángel explota por cualquier motivo que le desborde e incluso se vuelve en estado iracundo. Esto suele ocurrir cuando hay situaciones que no sabe gestionar. Incluso esto puede ocurrir a niños más mayores, adolescentes e incluso adultos que no saben gestionar sus emociones.
Hay personas que confunden este tipo de niños con niños caprichosos, pero en realidad son niños muy sensibles que deben aprender a canalizar sus emociones y a gestionar sus sentimientos acorde a la situación que están viviendo. Para que aprendan a canalizar sus emociones y a dejar de ser niños explosivos, necesitarán de tu ayuda y enseñanza.
A continuación vamos a darte algunos consejos para que tu hijo deje de ser explosivo y pase a ser sensible.
- Mira a tu hijo a los ojos y acepta sus emociones.
- Escucha atentamente lo que pasa, sabrá que te importa y eso le calmará.
- Valida sus sentimientos para que vea que empatizas con él.
- Sé predecible en tus reacciones, que sepan que estarás a su lado. No seas volátil o le generarás ansiedad.
- Habla con tu hijo sobre las cosas que haréis juntos, así podrá anticipar las cosas y le generará calma.
- Dale todo tu apoyo siempre que lo necesite. Tu apoyo emocional es fundamental para su desarrollo.
- Pacta con tu hijo. Llegad a acuerdos juntos.
- Respira con tu hijo. La respiración tranquiliza a cualquier persona y se puede hacer en cualquier momento. Aspirar hondo contando, retener y después soltar poco a poco, ayudará a que tu hijo calme esas emociones más intensas.
- Busca una distracción. Cuando tu hijo explote o vaya a explotar, busca una distracción para distraerle del foco de atención. Puede ser una canción o un juego.
- Dale tiempo. Tu hijo puede necesitar tiempo para calmarse y debes respetarlo, aunque es necesario que sepa que estarás a su lado en cuanto lo necesite.