El parto es un momento maravilloso que une en un profundo abrazo al bebé recién nacido con su madre. Lo precioso de este momento es cuando la madre coloca al bebé en su abdomen… por que el pequeño reptará instintivamente hasta el pezón para poder alimentarse gracias al reflejo de succión.
El bebé gracias al olor y a la naturaleza, sabrá dónde está el pezón de su madre y también sabrá que es su fuente de alimentación… solo hay que permitir que eso suceda. Para ello, se debe dejar al bebé en el abdomen de la madre para que él mismo, con sus limitadas habilidades motrices repte hasta el pezón de la madre y comience a succionar.
Cuando un bebé acaba de nacer tiene unos niveles de receptividad muy altos por lo que esto se puede realizar y siempre funciona. Este proceso se conoce como gateo hacia el pecho o breastcrawl… En realidad no es un gateo, porque es más que el bebé repta ya que aún no es capaz de gatear por sí mismo. Para que esto ocurra tanto la madre como el bebé tienen que estar desnudos y colocar al bebé boca abajo encima de la madre a la altura del abdomen. El pequeño comenzará a empujarse con sus pies y sus brazos hasta que lleve su boca al pezón.
Esto es imprescindible hacerlo en la primera hora después de que el bebé haya nacido, hay quien habla de que se debe hacer incluso en las primeras dos horas ya que es un período con grandes beneficios tanto para la madre como para el recién nacido. Son momentos en que nadie debería separar a la madre de su bebé, excepto en aquellas ocasiones en que por circunstancias médicas no se pueda realizar de otra manera. Pero merece la pena recordar que el contacto precoz es necesario para crear el vínculo afectivo, para reconocerse, olerse, para que el bebé se alimente del calostro y que comience la lactancia materna, en caso de querer alimentar así al bebé.